Una selectividad general en plena caída demográfica no fomenta la especialización de los centros educativos. Una selección propia de cada facultad o escuela universitaria podría fomentar la búsqueda de excelencia en algún aspecto científico, tecnológico, humanístico en cada centro. Algo que diferencie el centro del resto. Aunque sea el campus deportivo, el bar o la cercanía a la parada del autobús.
Descubre una nueva ocupación cada vez más extendida en nuestros días, en los que, a veces, las pretensiones científicas y políticas superan los principios éticos.