Procurar que alumnos de último curso de carrera puedan alcanzar
sus retos, objetivos personales y profesionales como fruto de la conciencia y de la responsabilidad.
Dirigido a alumnos de último curso de carrera.
Durante muchos años, se viene diciendo que tratamos de formar integralmente, pero está demostrado por la experiencia que a los jóvenes cuya personalidad formamos no los ayudamos a autoconocerse, a creer en sí mismo, a saber administrar su libertad, a ser responsables de sus elecciones, a marcarse ellos mismos retos, objetivos y planes de acción. Se trata de que sean protagonistas de sus vidas y nosotros acompañantes que ayudan, pero no imponen. Hay que liberar todo el potencial que esos jóvenes encierran en sí mismos, sólo así, serán capaces de decidir qué hacer con su futuro y como empezar a hacerlo realidad.
La Universidad consideró que era necesario trabajar con las herramientas del coaching buscando obtener los buenos resultados que se habían obtenidos en otros ámbitos, fundamentalmente en el mundo empresarial.
Para cumplir el objetivo se puso al frente del Servicio de coaching a un coach dedicado durante años al desarrollo de personas en empresas multinacionales. Y se unió a su tarea una coach con experiencia en
estrategias y salidas profesionales. Posteriormente ha crecido el número de coaches de acuerdo con las necesidades.
Los cursos elegidos para trabajar la implantación evolutiva de los
procesos de coaching fueron 2010-2011, 2011-2012, 2012-2013.
Se decidió no partir de ningún elemento de evaluación inicial ni de un estudio competencial de los coachees. Esto se decidió expresamente para evitar convertir el coaching en un entrenamiento competencial, como se ha hecho en numerosas experiencias. Se desarrollarían competencias a partir del segundo curso pero no como eje central del coaching a pesar de la importancia de éstas. Siguiendo a Withmore, desde el primer momento, se pretendía que la Reflexión, el Diálogo y la Acción fueran los verdaderos ejes del coaching.
Llevar a cabo procesos de coaching creativos, flexibles, daptándose a las necesidades de los posibles coachees.
Por último, algo de gran importancia. Implantaríamos la metodología de forma gradual, evolucionando a lo largo de tres cursos académicos, comenzando por procesos de coaching sencillos, avanzando desde el autoconocimiento en el primer curso hasta la exigencia ineludible de retos y objetivos a los coachees que desearan hacer coaching a partir del tercer curso. Los cursos elegidos para trabajar la implantación evolutiva de los procesos de coaching fueron 2010-2011, 2011-2012, 2012-2013.
Al final de cada curso haríamos una evaluación de lo experimentado y estudiaríamos las novedades a introducir en el curso siguiente.