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Formaciones cortas para el aprendizaje permanente

Artículo de opinión

  • 30/01/2025
  • Tiempo de lectura 8 mins

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Juan Carlos Tejeda. Director del Departamento de Educación y Formación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)

"Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad" le dice Don Sebastián a Don Hilarión en la zarzuela La verbena de la Paloma, y efectivamente, el mercado laboral tampoco es ajeno a toda esta transformación que estamos viviendo producida por el rápido progreso tecnológico y por la evolución permanente de las habilidades necesarias para afrontarlo.

Ante estos cambios, las formaciones cortas surgen como una solución natural que sirve para dar respuesta a la creciente necesidad de recualificación que tiene el mundo empresarial.

Dentro de esta idea de formaciones cortas nos estamos encontrando con una gran variedad de denominaciones que nos generan cierta confusión. "Microcredenciales", "microacreditaciones", "microcréditos", "nanogrados" o "nanodegrees", son algunos de los nombres utilizados indistintamente sin que tengamos muy claro a qué se están refiriendo y si son lo mismo.

El concepto más extendido y utilizado en toda Europa para referirse a dichas formaciones cortas es el de "microcredenciales", en donde precisamente han experimentado un crecimiento significativo los últimos años. Tanto es así que en el año 2022 la Unión Europea (UE) estableció un marco común para regularlas, promoviendo su integración en políticas de empleo y sistemas educativos.

Su evolución en el ámbito europeo ha estado impulsada por iniciativas como la Agenda Europea de Capacidades de 2020, que las considera esenciales para fomentar el aprendizaje permanente. Países pioneros, como Irlanda, han integrado estas microcredenciales en sus sistemas de cualificaciones desde 2003, mientras que otros, como es el caso de los Países Bajos, han desarrollado plataformas digitales para gestionarlas y autenticarlas. Además, organismos como el Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han estudiado su impacto y establecido directrices para su diseño y reconocimiento.

Definición, características y beneficios de las microcredenciales

Para intentar poner un poco de orden es necesario delimitar qué entendemos por "microcredencial": son pequeñas certificaciones que acreditan competencias concretas obtenidas mediante programas de corta duración, como talleres o cursos especializados. A diferencia de los grados académicos tradicionales, que implican años de formación, estas certificaciones suelen completarse en semanas o pocos meses, con una carga lectiva máxima de 150 horas, según la Comisión Europea.

Las microcredenciales ofrecen numerosas ventajas, tales como su flexibilidad y adaptabilidad a las necesidades específicas de los trabajadores y de las empresas, permitiendo así adquirir competencias en un plazo muy corto de tiempo, lo que facilita responder rápidamente a las demandas cambiantes de empleo.

Su estructura modular y personalizada las hace accesibles para personas con limitaciones de tiempo o recursos, como trabajadores, estudiantes adultos o quienes buscan una recualificación profesional y, al ser acumulables, pueden integrarse en programas más amplios de formación, pudiendo crearse itinerarios formativos y aumentando su valor a largo plazo.

Todas estas características las convierten en una herramienta muy adecuada para fomentar el aprendizaje continuo y mejorar la empleabilidad en un entorno laboral dinámico.

¿Qué sectores profesionales pueden beneficiarse más de las microcredenciales?

Desde CEOE estamos observando cómo las microcredenciales están ganando popularidad en sectores con alta demanda de actualización tecnológica y especialización, como las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En este ámbito, las empresas buscan profesionales capacitados en áreas como ciberseguridad, desarrollo de software, análisis de datos e inteligencia artificial, donde las microcredenciales pueden ofrecer una forma rápida y específica de adquirir las competencias requeridas.

Además, sectores vinculados a la sostenibilidad y la transición ecológica, como la energía renovable y la economía circular, también valoran estas certificaciones para formar trabajadores en habilidades relacionadas con la eficiencia energética, gestión de residuos y tecnologías limpias.

Por otra parte, perfiles profesionales que requieren constante actualización, como docentes, sanitarios y técnicos especializados, pueden encontrar en las microcredenciales una herramienta valiosa para mantenerse al día con las novedades de sus campos.

También son demandadas por personas en proceso de reconversión laboral o con necesidades de formación continua, como jóvenes en búsqueda de su primera oportunidad laboral, trabajadores mayores que desean adaptarse a los cambios tecnológicos y empleados en pymes que buscan mejorar su competitividad. Este enfoque flexible y personalizado las posiciona como un recurso clave para diversos perfiles en un mercado laboral en constante transformación.

La implantación de las microcredenicales en España es escasa y desordenada

Sin embargo, en España nos encontramos al inicio del proceso de su puesta en marcha, debiendo ser conscientes de que tenemos por delante una serie de retos que debemos acometer si pretendemos una implementación exitosa. Su desarrollo está siendo ciertamente desordenado y escasamente coordinado entre los diferentes sistemas de cualificación profesional existentes: universidad, formación profesional y formación para el empleo.

Así, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha puesto en marcha el Plan Microcreds, dotado con un fondo de 50 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, por el que se financia el desarrollo de microcredenciales.

Por otra parte, la reciente reforma de la FP, promovida por la Ley Orgánica 3/2022, y que ha supuesto una auténtica revolución y puesta en marcha de uno de los modelos de FP más innovadores de toda Europa, ha creado lo que se ha denominado Grados A (acreditación parcial de competencias), que no son otra cosa que microcredenciales, si bien todavía están en fase de diseño y desarrollo.

Finalmente, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ya viene desarrollando formaciones cortas, tal y como se puede comprobar en su Catálogo de Especialidades Formativas, sin que tengamos muy claro a ciencia cierta si pueden ser consideradas microcredenciales propiamente dichas, al no estar referidas a ningún Marco Nacional de Cualificaciones.

En definitiva, la falta de coordinación entre los tres sistemas de cualificación profesional de nuestro país en el diseño y desarrollo de microcredenciales resulta evidente y preocupante, ya que están implementando iniciativas de manera independiente sin una estrategia común ni criterios claros que alineen todos estos esfuerzos.

Esta descoordinación no solo puede generar duplicidades, solapamientos y confusión entre trabajadores y empresas, sino que también podría limitar el impacto positivo que las microcredenciales tendrían en la empleabilidad y la formación continua, afectando negativamente a su utilidad y credibilidad en el mercado laboral.

Una estrategia conjunta resulta esencial para maximizar los recursos invertidos y garantizar que todas estas iniciativas realmente respondan a las necesidades de nuestro tejido productivo.

Desafíos por superar para garantizar el éxito de las microcredenciales

Tenemos por delante una serie de desafíos fundamentales que deben abordarse para garantizar su implementación efectiva.
 
  • En primer lugar, la ausencia de un marco normativo claro que brinde seguridad jurídica a estas acreditaciones constituye un obstáculo significativo.

    Es imprescindible revisar la normativa existente o crear un nuevo marco legal que permita una aplicación coherente en todo el territorio nacional y que, además, coordine todo lo que se está haciendo en los diferentes ámbitos y cumpla con los estándares de validez exigidos a nivel europeo.
     
  • Otro desafío crucial es la insuficiencia de recursos humanos y técnicos en las entidades formativas, lo que puede dificultar el despliegue adecuado de las microcredenciales y que, no solo pone en riesgo la calidad de las acreditaciones ofrecidas, especialmente por centros con infraestructura limitada, sino que también puede afectar la confianza del sistema en su conjunto.
     
  • Finalmente, para que las microcredenciales logren un impacto real, deben ser reconocidas, valoradas y ampliamente adoptadas tanto por empresas como por trabajadores, a pesar de que, en la actualidad, el bajo nivel de conocimiento y la falta de confianza en su utilidad están frenando su aceptación.

    Un aspecto clave para revertir esta situación será garantizar que las microcredenciales se desarrollen y ofrezcan con garantía, rapidez y flexibilidad, adaptándose a las necesidades cambiantes del mercado laboral y demostrando su valor añadido en un entorno profesional cada vez más dinámico.

Si logramos superar todos estos desafíos, estaremos en el camino correcto para implementar las microcredenciales de manera eficaz en España.

Por último, siendo conscientes de esta urgente necesidad, CEOE acaba de firmar un Acuerdo con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de cuyo Consejo Social formamos parte, para el diseño de aquellas microcredenciales que los diferentes sectores de actividad de nuestro país están demandando, confiando que así podamos contribuir a reducir el relevante desajuste existente entre la cualificación que demandan nuestras empresas y la que ofrecen los trabajadores.

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