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Combinar conocimientos académicos con habilidades prácticas es hoy una ventaja laboral

Artículo de opinión

  • 30/10/2024
  • Tiempo de lectura 7 mins

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Josep Prieto Blázquez. Director Académico de FP de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

En los últimos años, algunas universidades hemos empezado a impartir Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS) de Formación Profesional (FP), una tendencia que ha despertado gran interés y que merece una reflexión profunda.
 
Como director académico de FP de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), creo firmemente que la presencia de la FP en las universidades responde a una evolución natural de la educación y el mercado laboral, y aporta beneficios tanto para los estudiantes como para las instituciones.
 
Este artículo pretende explicar los principales motivos que impulsan esta apuesta por parte de las universidades, así como las ventajas, oportunidades y desafíos que representa ofrecer ciclos formativos de FP.

¿Por qué las universidades han apostado por impartir ciclos formativos de FP?

Existen varias razones por las cuales las universidades han decidido integrar los ciclos formativos de grado superior de FP en su oferta académica.

1. Por la demanda de profesionales en sectores técnicos y especializados

El primer motivo radica en la creciente demanda de profesionales altamente cualificados en sectores técnicos y especializados. La Formación Profesional, tradicionalmente vinculada a los centros educativos no universitarios, ha demostrado ser una excelente vía para formar trabajadores con competencias técnicas concretas, algo que el mercado laboral valora cada vez más. En este sentido, las universidades ven la oportunidad de ampliar su oferta de formación superior para adaptarse mejor a las necesidades actuales de las empresas y organizaciones. Es importante recordar que los CFGS son una formación de educación superior, al igual que los grados universitarios. No estamos hablando de la antigua FP2.

2. Por la necesidad de flexibilización en el aprendizaje 

Un segundo motivo está relacionado con la creciente necesidad de flexibilización en el aprendizaje. La FP se ha caracterizado históricamente por ser una formación más práctica y orientada a la inserción laboral directa, pero en el contexto de las universidades, puede ofrecer una formación técnica de calidad con un enfoque más amplio y adaptable. En un mundo cada vez más globalizado y digital, donde las competencias cambian rápidamente, la posibilidad de que un estudiante combine los conocimientos académicos universitarios con habilidades prácticas específicas se ha convertido en una ventaja competitiva clave.

3. Porque ha cambiado la percepción social sobre la FP 

Un tercer factor es el cambio en la percepción social sobre la FP. Durante muchos años, la Formación Profesional fue vista como una vía secundaria o menos prestigiosa frente a la formación universitaria. Sin embargo, hoy en día, tanto los gobiernos como las instituciones académicas reconocen que la FP juega un papel crucial en la creación de talento cualificado para sectores productivos que requieren habilidades específicas, como la tecnología, la industria o los servicios. Así, las universidades quieren formar parte de este proceso, ayudando a elevar la FP a un nivel superior.

4. Porque brindan formación a lo largo de la vida

Y por último, y especialmente relevante para nuestra universidad, cuya formación ser realiza completamente online, los CFGS se han convertido en un eslabón fundamental de la formación a lo largo de la vida, ofreciendo oportunidades educativas sin las restricciones geográficas y pudiendo compatibilizar sus estudios con sus responsabilidades profesionales y personales.

¿Qué ventajas tiene el alumnado al estudiar un ciclo de FP en una universidad?

Los estudiantes que optan por cursar un ciclo de Formación Profesional en una universidad, como en la UOC, se benefician de una serie de ventajas que van más allá de la obtención de un título técnico.
 
  • En primer lugar, al estar en una universidad, el estudiante tiene acceso a recursos educativos, tecnológicos y de investigación de mayor calidad. Las universidades cuentan con infraestructuras más robustas, lo que permite un aprendizaje más innovador y completo, gracias a bibliotecas digitales, laboratorios presenciales y virtuales, plataformas tecnológicas y acceso a bases de datos de investigación avanzada.
     
  • En segundo lugar, los ciclos de FP impartidos en universidades pueden ofrecer una formación más interdisciplinaria. Los estudiantes no solo adquieren competencias técnicas, sino que también pueden complementar su formación con asignaturas optativas o cursos adicionales en áreas como gestión empresarial, comunicación o habilidades digitales, lo que enriquece su perfil profesional. Por ejemplo, en la UOC, los estudiantes de FP pueden aprender no solo los fundamentos técnicos de su área, sino también cómo adaptarse a un entorno de trabajo cada vez más digital y globalizado.
     
  • Una tercera ventaja clave es la posibilidad de continuar con estudios superiores. Un estudiante que finaliza un ciclo de FP en una universidad tiene la opción de acceder de forma más directa a estudios de grado, creando una trayectoria académica más flexible y dinámica. Y donde existen reconocimientos de créditos entre ámbitos afines. Este tipo de continuidad en la formación permite al estudiante desarrollar una carrera profesional con mayor profundidad, pudiendo combinar la formación técnica con estudios universitarios avanzados.
 
En la UOC, llevamos más de 10 años desarrollando el proyecto "All in One", que ofrece diferentes itinerarios formativos desde CFGS hacia grados universitarios con un reconocimiento de créditos a medida, y viceversa, permitiendo la transición de grados universitarios a CFGS. Actualmente, también estamos trabajando para que sea posible combinar ambos estudios de formación superior de manera simultánea: en 2 años sería posible obtener una titulación de FP de grado superior y en 3 años más, un grado universitario (Modelo 2+3).

Oportunidades y desafíos para las universidades al ofrecer ciclos de FP

La integración de la Formación Profesional en las universidades presenta importantes oportunidades para estas instituciones, pero también supone algunos desafíos que deben ser afrontados con una estrategia clara.
 
Entre las oportunidades más destacadas, se encuentra la posibilidad de atraer a un público más diverso. Las universidades tradicionalmente han sido vistas como espacios académicos orientados principalmente a la investigación y a la formación teórica. Sin embargo, al incorporar la FP, las universidades pueden llegar a un perfil de estudiante más enfocado en la inserción laboral inmediata, pero que también busca una formación de calidad. Esto permite a las universidades diversificar su alumnado y ofrecer una educación más integral que responda a diferentes necesidades del mercado.
 
Además, ofrecer FP dentro de las universidades puede fortalecer el vínculo entre la academia y el sector productivo. Las universidades que se centran en la FP tienden a establecer colaboraciones más estrechas con empresas, lo que facilita la creación de proyectos conjuntos, oportunidades de prácticas y empleo para los estudiantes, y programas de innovación empresarial. En este sentido, la FP se convierte en un puente entre la investigación universitaria y el desarrollo aplicado, beneficiando a todas las partes.
 
No obstante, también existen desafíos. Uno de los principales es la adaptación de los modelos de enseñanza. La Formación Profesional requiere un enfoque pedagógico más práctico y orientado a las competencias, algo que difiere del modelo universitario tradicional, más teórico y basado en la investigación. Las universidades que quieran integrar la FP de manera efectiva tendrán que adaptar sus metodologías, profesores y recursos a esta nueva realidad.
 
Otro reto es la integración de la FP en la estructura administrativa y académica de las universidades. Al ser una formación con características propias, es necesario establecer normativas, procesos y sistemas de evaluación que se ajusten tanto a los estándares universitarios como a las exigencias de la FP. Esta doble responsabilidad puede ser compleja y requiere una planificación cuidadosa para evitar la fragmentación o la descoordinación.
 
Por último, existe el desafío de mantener la calidad educativa. Las universidades deben asegurarse de que, al impartir ciclos de FP, no se pierda la excelencia académica por la que son reconocidas. Esto implica un esfuerzo continuo por mantener altos estándares de calidad, tanto en la formación técnica como en la universitaria, garantizando que ambas se complementen sin comprometer los valores fundamentales de la educación superior.

Conclusión

La Formación Profesional en las universidades no solo es una apuesta acertada, sino una necesidad ante las demandas del mercado laboral y la transformación educativa. Los estudiantes se benefician de una formación más rica, interdisciplinaria y conectada con el entorno profesional, mientras que las universidades tienen la oportunidad de diversificar su oferta y fortalecer su relación con el sector productivo. Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades al máximo, es esencial que las universidades adopten una estrategia clara, adaptando sus estructuras y métodos para ofrecer una FP de calidad que responda a los desafíos del siglo XXI. En la UOC, seguimos trabajando para hacer realidad este modelo, convencidos de que la formación del futuro es más flexible, inclusiva y conectada.
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