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Orientar desde perspectivas de sostenibilidad

Artículo de opinión

  • 03/10/2024
  • Tiempo de lectura 7 mins

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Benito Echeverría Samanes. Catedrático Emérito de la Universitat de Barcelona
Una reciente encuesta sobre orientación ecológica a 674 profesionales de la misma en diversos ámbitos refleja que su concepción y práctica está por ahora un tanto verde, si se nos permite el juego de palabras.
 
Sin embargo, esta denominación se ha puesto de moda en los últimos años, aunque hay quienes piensan que es un mero "lavado verde" (greenwashing) de las intervenciones habituales, al igual que hacen algunas empresas para aparentar su respeto hacia el medio ambiente. Incluso, para algunos detractores la brecha ecológica es inexistente y no es ético que la orientación respalde una polémica cuestión política.
 
Buena parte de estos encuestados de 5 países europeos opina que el mundo experimenta actualmente una grave crisis climática con consecuencias negativas y que la orientación puede contribuir en parte a abordarla. No obstante, consideran que apenas un 17% de los orientadores de su país están bien informados sobre esta cuestión, solo 10% lo abordan en la práctica, y un escaso 5% saben cómo desarrollar orientación ecológica
 
Según ellos, las principales barreras para su ejercicio son la falta claridad de la esencia de este enfoque (69%), la inexistencia de teorías y modelos para su práctica (59%) y la carencia generalizada de recursos (54%). No existe pues una compresión común del significado exacto de orientación sostenible, ni está extendida la intervención orientadora desde este enfoque.
 
Como se plasma en el resumen de la encuesta, "una minoría (de estos profesionales) aborda cuestiones de sostenibilidad medioambiental en sus intervenciones orientadoras... Sin embargo, la mayoría carece actualmente de teorías, modelos y recursos, para ofrecer orientación ecológica".
 

Cambio de paradigma

 
Si algo queda patente en esta encuesta, es la necesidad de orientar desde el futuro emergente con nuevos paradigmas, como por ejemplo el de la Teoría U, que aborda las disrupciones ecológica, social y cultural, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que tratan de superar estas brechas entre Yo vs Naturaleza (11 al 15), entre Yo vs Otros (1 al 10) y entre Yo vs Yo Mismo (16 y 17).
 
El concepto del "futuro emergente" conlleva por una parte reflexionar sobre la profunda transformación que requiere la humanidad, para afrontar los retos actuales y construir un futuro más sostenible y consciente. Por la otra, plantea la necesidad de una evolución personal y colectiva hacia una conciencia más elevada y una acción más efectiva frene al cambio sistémico.
 
No basta con generar cambios de los síntomas que evidencian los problemas. Los verdaderos desafíos de nuestra sociedad precisan dejar atrás el pasado, para conectar y aprender de las nuevas posibilidades futuras.

Es necesario transformar las estructuras subyacentes, los modelos mentales que las sustentan y las fuentes responsables de generarlos, para lograr una mejor relación con uno mismo, con los demás y con todo el sistema. Solo así se puede transitar de los "egosistemas", enfocados al bienestar de uno mismo, a los "ecosistemas", focalizados en el bienestar del todo, como promueve el enfoque de justicia social de la orientación y más concretamente el de "ecojusticia" (Irving y Malik-Liévano), que vincula la sostenibilidad ambiental con el compromiso de justicia, contribuyendo a promover la equidad mediante la orientación.
 
A tal efecto, tan importantes son las funciones preventivas y de desarrollo de la orientación, como la de potenciar la transformación de condicionamientos contextuales y determinantes sociales, que dificultan la toma de decisiones contrastadas, la autorrealización y desarrollo de las personas.
                                                                                                     

La orientación profesional "verde" (OPV) y sus diferentes enfoques

 
Bajo este paradigma de la Teoría U, se sitúa el movimiento de profesionales de la orientación que siguen la Guía de orientación profesional verde, promovida por Peter Plant, que la OCDE "destaca como una figura clave de su conceptualización" en el informe de  Mejora de los sistemas de orientación profesional verde para un futuro sostenible, acorde a sus 11 factores de calidad de vida, que van más allá de las frías y duras cifras del PIB. Ambas concepciones comparten algunos aspectos sobre la integración de la sostenibilidad y responsabilidad ambiental en el ámbito profesional, pero existen diferencias entre ellas.
 
La OCDE considera necesario innovar el paradigma clásico de la orientación, incluyendo consideraciones ambientales en las decisiones educativas y profesionales y promoviendo empleos y trayectorias profesionales que contribuyan a la sostenibilidad ambiental. Desde un planteamiento institucional y político, aspira a preparar a las sociedades para la transición a una economía sostenible, integrando la orientación verde en un marco más amplio de desarrollo socioeconómico, así como de adaptación al cambio climático.          
 
Desde su óptica, la OPV trata de ayudar a las personas a encontrar empleos no solo sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, sino que también contribuyan a la transición hacia una economía verde en un mercado laboral donde las competencias este color serán cada vez más demandadas. Es considerada como una herramienta clave para lograr un desarrollo sostenible, conjugando las metas personales de carrera con las necesidades globales de sostenibilidad ambiental.
 

Así como el planteamiento de la OCDE trata de innovar estructuras, el de los seguidores de la Guía de orientación profesional verde aspira a transformar la intervención orientadora, propiciando un cambio profundo en cómo las personas y las instituciones perciben y valoran la relación entre trabajo y medio ambiente. Contemplan la sostenibilidad como un imperativo moral y propugnan un cambio de paradigma, para poder orientar desde el futuro emergente.


Desde este modelo, las decisiones profesionales deben contribuir a un futuro más sostenible, tanto ambientalmente, como económica y socialmente, fomentando el desarrollo de proyectos de vida y profesionales acordes a los objetivos de las tres dimensiones de la sostenibilidad.
 
El objetivo ambiental es proteger la naturaleza y respetar los recursos del planeta, para así reducir el posible impacto derivado de las actividades humanas. El objetivo económico es conseguir un equilibrio entre el crecimiento económico, la eficiencia de los recursos, la equidad social y la estabilidad financiera.
 
El objetivo social es lograr el bienestar de las personas y comunidades, promoviendo la equidad, los derechos humanos, el acceso a los recursos necesarios y servicios básicos, mediante prácticas responsables e inclusivas, que garanticen condiciones de trabajo justas y equitativas.
 

Cómo guiar una intervención orientadora sostenible


Con otras palabras, la orientación ha de promover aquellos proyectos de vida y profesionales que no solo satisfagan metas personales, sino que contribuyan también a la sostenibilidad del planeta.  A tal fin, Plant indica que la intervención orientadora sostenible debe guiarse por:
 
  1. Tener en cuenta y concienciar sobre el impacto medioambiental de las opciones de carrera y desarrollo profesional.
  2. Contar con teorías y prácticas de orientación, que permitan abordar tanto cuestiones comunes al desarrollo profesional, como enfoques individualizados, centrados en los impactos ambientales de las elecciones profesionales.
  3. Desempeñar un papel activo en el establecimiento de oportunidades educativas y formativas, que contribuyan positivamente en términos de sostenibilidad
  4. Utilizar materiales informativos sobre opciones profesionales que incluyan aspectos ambientales
  5.  Evaluar la incidencia de la intervención no solo bajo criterios económicos, sino además valorando los objetivos ambientales de las actividades desarrolladas.
 

Comparando los 2 enfoques para integrar la sostenibilidad en la orientación

 
Si comparamos ambas concepciones (la de la OCDE y la de Peter Plant), podemos concluir que coinciden en la necesidad de afrontar el cambio climático en el entorno profesional, así como en la importancia de integrar la sostenibilidad y conciencia ambiental en la toma de decisiones, en fomentar la responsabilidad socioambiental, en desarrollar las denominadas "competencias verdes" y en promover carreras sostenibles.
 
Sin embargo, cada enfoque aborda la integración de la sostenibilidad en la orientación de diferente modo. La OCDE trata de innovar el sistema de intervención orientadora, mientras que Peter Plant y sus seguidores pretenden transformarlo bajo la perspectiva de la "ecojusticia".
 
El primero es un enfoque estructural y pragmático, centrado en la adaptación de las economías a un futuro sostenible y en la preparación para el mismo de la fuerza laboral.
 
El segundo adopta una visión más holística y ética, enfocada a la responsabilidad individual y social.  No solo se centra en la economía y las individualidades, también considera que la ecología y el bienestar colectivo son factores clave en el desarrollo de los proyectos de vida y profesionales. Por tanto, no pretende intervenir solo a nivel individual, sino también en los distintos contextos circundantes a las personas.
 
Habrá quienes consideren que este segundo enfoque es una utopía. Probablemente no lo niegue ni el mismo Peter Plant, al coincidir con la Filosofía del mutualismo (Parsons, 1894) de uno de los promotores iniciales del movimiento de orientación, que abogaba por una sociedad equilibrada, justa y pacífica. Quizás hasta esté de acuerdo con E. Galdeano, quien la describe así:
 
"La utopía está en el horizonte.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá.
 Por mucho que camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso, sirve para caminar"
 
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