Como es lógico, cuanto mayor sea el nivel de formativo, más oportunidades tendremos de acceder a mejores empleos. Muchas empresas, grandes y pequeñas, articulan sus propuestas salariales en base al nivel educativo. Pero no se pueden obviar otros elementos: como que, como avanzábamos, la formación debe estar actualizada; o que las habilidades sociales o soft skills marcan la diferencia entre un candidato u otro.
También es relevante en esta ecuación el conocimiento de idiomas, principalmente el dominio del inglés, pues es un valor añadido para los profesionales. En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, el inglés se erige en una habilidad clave que amplía las oportunidades de encontrar un trabajo de los candidatos, independientemente del sector o la disciplina. Esta competencia lingüística se mantiene -incluso incrementa su valor- en el competitivo mercado laboral global.
Por otro lado, a pesar del valor que tradicionalmente se les ha otorgado a los títulos universitarios, hay un interés creciente en la Formación Profesional, especialmente la de grado superior porque ofrece una educación práctica y orientada al empleo. Además, tiene mayor capacidad de adaptación a las cambiantes necesidades del mercado, lo que, a su vez, contribuye a cerrar la brecha de habilidades y proporciona vías efectivas para el desarrollo de carreras sólidas y exitosas.
Concretando un poco más, hoy en día las empresas muestran un gran interés en perfiles de ingeniería, y la demanda es creciente: hay unos 750.000 ingenieros activos en España y unas previsiones de que a lo largo de la próxima década se contratará a otros 200.000. Estos profesionales se mueven en un escenario de pleno empleo virtual.
Tras unos años en los que los expertos en el ámbito tecnológico destacaban de manera indiscutible, su demanda se ha modulado. No obstante, siguen siendo perfiles buscados en el mercado ya que, en mayor o menor medida, todos los sectores avanzan en sus procesos de digitalización. Esa transformación digital supone oportunidades para expertos en desarrollo de software, análisis de datos, ciberseguridad e inteligencia artificial. Además, es un sector con condiciones atractivas, propuestas salariales competitivas y opciones de trabajo flexible.
El sector sociosanitario es otro ámbito en expansión, impulsado por el progresivo envejecimiento de la población y por la creciente conciencia sobre la importancia del bienestar físico y emocional. También la logística y el transporte es una industria en crecimiento que no deja de buscar talento.
Finalmente, como sector incipiente, todo lo que tiene que ver con la transformación verde va a generar oportunidades: renovables, gestión ambiental, tecnología green, entre otras. De hecho, según estimaciones del Foro Económico Mundial, se crearán hasta 30 millones de empleos de este tipo en todo el mundo antes de 2030.
Un último elemento para concluir, como decíamos al principio, la formación hace ya años que dejó de ser una etapa cerrada. A través del upskilling y el reskilling, los profesionales en mitad de sus carreras pueden reorientarlas hacia esos segmentos o industrias que más potencial tienen.