Estas conclusiones nos infieren que la integración de la IA en el entorno laboral presenta una serie de retos y oportunidades, especialmente en lo que respecta a la generación de contenido e información. En los ámbitos donde la creatividad y el desarrollo de ideas son esenciales, la IA aparece como una aliada clave gracias a su capacidad para, entre otras cosas, contribuir al desarrollo, corrección y traducción de textos, liberando un valioso tiempo que antes se invertía en tareas más rutinarias. Esto, a su vez, permite a los profesionales dedicar sus esfuerzos a labores que generan una productividad más significativa en sus respectivos puestos de trabajo.
La IA no solo optimiza procesos, sino que también potencia la creatividad y la eficiencia en un mundo laboral en constante evolución. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que todas estas herramientas y el uso que éstas puedan ofrecer dependerán siempre del sector de la empresa.
No obstante, este avance también presenta retos y fronteras, ya que la persona que tiene acceso a este tipo de tecnología deberá contar con la formación suficiente como para entender qué le entregamos a la IA para que nos responda de manera correcta. Aunque las inteligencias artificiales pueden ser muy positivas, no hay que perder de vista que la información que introducimos, pues, a partir de ese momento, es totalmente pública. En un contexto comercial, por ejemplo, en el que se involucran datos personales, existe el riesgo de cometer infracciones en materia de protección de datos, lo que subraya la necesidad de una gestión responsable y ética de estas nuevas tecnologías
Asimismo, la IA implica tomar responsabilidad, pues a medida que ésta asume tareas críticas en áreas como la toma de decisiones, la autoría de textos o producciones artísticas o incluso la ciberseguridad, será necesario establecer límites claros sobre quién es responsable en caso de fallos, negligencias o decisiones perjudiciales, así como de éxitos o derechos de autor. Esto suscita una reflexión sobre la atribución de responsabilidad entre los usuarios de la IA, los propietarios de este tipo de sistemas y también sus desarrolladores.
Por lo que respecta a la formación y/o habilidades que se necesitarán para afrontar un mercado laboral impactado por la IA, ésta dependerá del uso para el que se utilice dicha inteligencia artificial, también a nivel de desarrollo informático. Será esencial conocer bien el funcionamiento actual de la tecnología, de modo que cuando apliquemos inteligencia artificial estemos seguros de que la respuesta va acorde con nuestras necesidades y, sobre todo, la veracidad.
Sería ingenuo pensar que las respuestas de la IA son siempre precisas y sin errores: el usuario deberá efectuar una tarea de discernimiento y de análisis de las respuestas obtenidas para determinar si son realmente confiables. A pesar de que la inteligencia artificial está diseñada para acelerar tareas repetitivas y liberarnos de esa carga, no debe perderse de vista la importancia de mantener un enfoque crítico en la evaluación de sus resultados.
Por último, la formación tiene un papel clave para que la ciudadanía afronte con mayor preparación este impacto de la IA en sus puestos de trabajo. Los usuarios, a nivel profesional y formativo, debemos conocer cómo funciona la inteligencia artificial, para qué podemos utilizarla y en qué momentos debemos hacerlo. Al mismo tiempo, también hay que tener en cuenta qué implicaciones puede tener a nivel legal; qué consecuencias puede tener introducir determinada información en este tipo de aplicaciones y qué tipo de acceso vamos a dar al usuario. Por todo ello, se trata de un tipo de formación que las compañías deben impartir y promover de manera interna para sus profesionales.
En conclusión, las empresas deben invertir esfuerzo y tiempo en asegurarse que los usuarios que tengan contacto con este tipo de aplicaciones entiendan muy bien cómo funciona. Solo así se tratará de una verdadera oportunidad en el entorno laboral.