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La orientación profesional en una época de tensiones en el mercado de trabajo

Artículo de opinión

  • 04/05/2023
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Oriol Homs Ferret. Sociólogo y autor del informe "Cambios en los perfiles profesionales y necesidades de Formación Profesional en España. Perspectiva 2030", publicado por CaixaBank Dualiza en 2022
Desde hace algunas décadas están aumentando las exigencias profesionales para la mayoría de los puestos de trabajo. Cuando eso coincide con el proceso de envejecimiento de nuestras sociedades y no hay suficientes jóvenes para sustituir a las abundantes generaciones que llegan a la edad de jubilación se producen tensiones en el mercado de trabajo para atraer a los mejores.
 
Hay pocos jóvenes y hay pocos con una titulación de Formación Profesional, ello agrava las dificultades de las empresas para encontrar a personal cualificado. ¿Pero falta talento? Actualmente tenemos las generaciones con más talento de toda la historia del país. Tenemos un paro elevado y mucho más entre los jóvenes, por lo tanto, nos podemos preguntar ¿qué pasa?
 
Desde los años 70 del siglo pasado se ha consolidado en España un modelo de cualificación basado en la infracualificación y sobrecualificación. En el 2021 solamente el 60,5% de la población ocupada tenía un puesto de trabajo ajustado a su nivel educativo. Motivados por el aumento de las expectativas profesionales, la población intenta conseguir el máximo nivel educativo, aunque sea para desempeñar una ocupación de menor nivel, ello está retrasando excesivamente la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo y dificulta su inserción laboral.
 
La rapidez de la transformación de España en un país moderno y avanzado ha dificultado el reciclaje y la adaptación a los cambios de los perdedores del cambio. No se ha dedicado la suficiente atención al reciclaje y a la actualización de las competencias de muchos trabajadores para que pudieran participar en las nuevas oportunidades.
 
La confluencia de todos esos factores acumulados en un momento de tensiones demográficas amplifica sus efectos. Las dificultades para encontrar mano de obra cualificada son generales en toda la economía, pero son más acuciantes en aquellos sectores con empleos poco atractivos, por el salario, por los horarios, por las condiciones de trabajo o por el poco atractivo social.
 
Lo mismo ocurre para los sectores emergentes en los que aún no hay una acumulación suficiente de cualificaciones adaptadas en el mercado de trabajo. Las empresas ya están compitiendo entre ellas para atraer el mejor talento. Las que no puedan o no ofrezcan un atractivo suficiente de carrera profesional tendrán severas dificultades para abastecerse de la mano de obra que necesitan.
 
Ello supone un cambio cultural muy importante en los modelos de gestión de los recursos humanos de las empresas. Estas necesitan un tipo de personal diferente del pasado en el que la implicación de las competencias personales transversales es más importante y ello requiere nuevos criterios de gestión y de organización de las personas. Las empresas han de cuidar a su personal mejor de lo que lo han hecho en el pasado, pero sobre todo lo han de mantener entrenado durante toda su vida laboral si no lo quieren perder.  
 
La mejor forma de afrontar esos problemas es movilizar urgentemente a todas las bolsas de reserva de mano de obra hoy no utilizadas: jóvenes, mayores de 50 años en paro, mujeres con cargas familiares que no pueden compatibilizar sus responsabilidades con los horarios de trabajo, inmigrantes sin papeles y con muchas ganas de trabajar, las personas que han perdido su puesto de trabajo por las reestructuraciones en curso para que encuentren rápidamente otro puesto adecuado. A ese objetivo deberían dedicarse prioritariamente las políticas activas de empleo para facilitar el acceso al empleo de esos colectivos y hacerlo de forma mucho más efectiva que en la actualidad.
 
Pero además es necesario un gran acuerdo en torno a la cualificación entre el sistema formativo y los agentes sociales para asegurar una transición al empleo mucho más accesible.  Hay que aprovechar la tendencia creciente de atractividad de la Formación Profesional para ofrecer una salida profesional a todos los jóvenes que se interesan por estay ofrecer a las empresas la mano de obra cualificada que necesitan en cualquier lugar del territorio, no solo en las grandes capitales. Ello no lo podrán conseguir por separado las administraciones públicas o las empresas.
 
La apuesta decidida por la Formación Profesional Dual es la mejor vía para asegurar un buen futuro a las nuevas generaciones y suficientes profesionales a las empresas. Pero para ello hay que desarrollar un modelo de formación dual flexible y adaptado a las características de las empresas del país.
 
En un mercado de trabajo tensionado la orientación profesional también ha de adaptar sus estrategias. En esas circunstancias su función primordial debería ser la de conectar a las empresas con sus futuros trabajadores y para ello la información es y será crucial.
 
¿Cuáles son y qué necesitan las empresas que buscan trabajadores? ¿Dónde están y que perfiles tienen los trabajadores que buscan empleo? La información necesaria para responder estas preguntas existe, pero hay que movilizarla con la ayuda de las nuevas técnicas de tratamientos de datos y ponerla a disposición de una red conectada y coordinada de orientación para que llegue a toda la población.
 

Imagen: ©Tristán Pérez-Martín

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