Los Centros Integrados de Formación Profesional (CIFP) son centros especializados en FP que imparten formación conducente a la obtención de Títulos de Formación Profesional y/o Certificados de Profesionalidad [1], pudiendo impartir toda la oferta formativa que plantea el nuevo sistema de Formación Profesional integrado que establece la ley 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional (cursos de especialización, programas de formación para el empleo o formación continua…). El papel de los CIFP será clave para hacer realidad la integración del sistema de FP y proporcionar formación permanente a lo largo de la vida a la ciudadanía.
La Ley 5/2002 de las Cualificaciones y de la Formación Profesional creo los CIFP para impulsar el Sistema Nacional de la Cualifaciones y fue el RD 1558/2005[2] (BOE de 30 de diciembre de 2005), que estableció la regulación básica de estos centros. Se crearon para abordar la fragmentación y la falta de coordinación en el sistema de FP en España, que hoy en día sigue siendo un reto para nuestra sociedad.
Los CIFP, tiene como misión hacer efectiva la integración de la formación profesional y convertirse en verdaderos referentes para la cualificación de la población, estudiantes y trabajadores, en un territorio. Es decir, cuando un ciudadano o ciudadana piense en orientación, formación, inserción laboral o acreditación debería tener como referente el centro integrado de su territorio. En ellos encontrarán la orientación profesional que los acompañe en la definición de itinerarios formativos, de la oferta formativa integrada y los procedimientos de acreditación y el reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por la experiencia laboral y otros aprendizajes no formales.
Cada CIFP define su proyecto funcional, que es la máxima expresión de la autonomía del centro, donde marca las grandes estrategias a las que debe responder, así como el sistema de organización, los procedimientos de gestión, la oferta formativa orientada a la formación de personas a lo largo de la vida, dirigida a personas de más 16 años hasta 67 años. Los centros deben tener en cuenta la realidad territorial y sus necesidades, así como las particularidades de los sectores principales en el territorio.
En el mundo actual, de cambio acelerado, la gran mayoría de las profesiones van a sufrir cambios importantes en sus perfiles por el impacto de las nuevas tecnologías, los efectos del envejecimiento de la población, la gestión del cambio climático y la transición energética. [3] Los CIFP deben estar al tanto de los cambios en el mercado laboral y trabajar para adaptar su currículo en consecuencia, facilitando las respuestas formativas a estas necesidades de aprendizaje y formación a lo largo de la vida.
Una cuestión de especial relevancia es la que se refiere a la participación en estos centros. Son centros abiertos a su entorno, que favorecen la participación de todos los actores implicados en el proceso educativo, así como representantes del ámbito productivo. Mantienen el Claustro como órgano de participación del Centro y se crean el Consejo Social, que canaliza la participación de los agentes sociales y económicos más representativos y manteniendo el contacto con la realidad sociolaboral del territorio donde está ubicado el centro.
Los CIFP, tienen mayor sentido, desde una mirada de trabajo en red. Si los consideramos como los nudos de una malla que, a su vez, está integrada en una red más amplia de infraestructuras al servicio de la Formación Profesional. Es decir, el conjunto de CIFP debería formar una red dentro de otra red que estaría articulada territorial y sectorialmente. Pueden tener relaciones verticales con otros centros de ámbito superior (Centros de Referencia, Centros de excelencia, Observatorios, etc.) o inferiores (otros centros de FP a los que podría coordinar, ofrecer servicios, compartir departamentos de familias profesionales, empresas, etc.).
Estos centros también pueden desarrollar relaciones horizontales con otros CIFP sobre cuestiones de tipo sectorial (específicos de una familia profesional) y de carácter transversal (organización, metodologías, etc.). La nueva Ley orgánica de FP remarca que las administraciones competentes deben impulsar la creación de CIFP y la generación de redes de especialización inteligente entre ellos.
Hasta la actualidad, la implantación de los CIFP en el territorio español ha sido muy desigual, varía en función de diversos factores, como la población, las necesidades laborales, la inversión en educación y la política educativa de cada comunidad. Según el Informe 2022: Una nueva Ley de FP para unos nuevos tiempos [4] , elaborado por Observatorio de la FP de CaixaBank Dualiza, España cuenta con 3.871 centros educativos de FP activos, de los cuales únicamente 230, el 5,2%, son CIFP. Hay alguna comunidad con un 47,2% de centros integrados como Navarra y otras, como Catalunya, sin ningún centro [5]. Ésta es una de las cuestiones en las que la nueva ley tendrá efecto a medio y largo plazo, lo que conllevará cambios organizativos y en gestión de calado.
En este contexto de oferta integrada, los CIFP promueven el aprendizaje permanente a lo largo de la vida, ofreciendo numerosas oportunidades para las personas y la economía en general.
El acercamiento al mundo laboral, a través de la participación de los agentes sociales y económico en el Consejo Social y la creación de dinámicas de colaboración con los sectores empresariales y sociales, facilitará la integración de la oferta de Formación Profesional y el encaje con las necesidades, reduciendo las brechas y mejorando la eficiencia del sistema.
Los centros tienen frente así, una serie de retos como son:
Los CIFP se han consolidado en los últimos años como una de las mejores opciones para la Formación Profesional en España. Estos centros ofrecen una formación altamente especializada y adaptada a las necesidades del mercado laboral, lo que los convierte en una herramienta fundamental para la formación y el aprendizaje permanente a lo largo de la vida, para mejorar la empleabilidad de los estudiantes y trabajadores en activo.
La Ley 5/2002 de las Cualificaciones y de la Formación Profesional creo los CIFP para impulsar el Sistema Nacional de la Cualifaciones y fue el RD 1558/2005[2] (BOE de 30 de diciembre de 2005), que estableció la regulación básica de estos centros. Se crearon para abordar la fragmentación y la falta de coordinación en el sistema de FP en España, que hoy en día sigue siendo un reto para nuestra sociedad.
Los CIFP, tiene como misión hacer efectiva la integración de la formación profesional y convertirse en verdaderos referentes para la cualificación de la población, estudiantes y trabajadores, en un territorio. Es decir, cuando un ciudadano o ciudadana piense en orientación, formación, inserción laboral o acreditación debería tener como referente el centro integrado de su territorio. En ellos encontrarán la orientación profesional que los acompañe en la definición de itinerarios formativos, de la oferta formativa integrada y los procedimientos de acreditación y el reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por la experiencia laboral y otros aprendizajes no formales.
Cada CIFP define su proyecto funcional, que es la máxima expresión de la autonomía del centro, donde marca las grandes estrategias a las que debe responder, así como el sistema de organización, los procedimientos de gestión, la oferta formativa orientada a la formación de personas a lo largo de la vida, dirigida a personas de más 16 años hasta 67 años. Los centros deben tener en cuenta la realidad territorial y sus necesidades, así como las particularidades de los sectores principales en el territorio.
En el mundo actual, de cambio acelerado, la gran mayoría de las profesiones van a sufrir cambios importantes en sus perfiles por el impacto de las nuevas tecnologías, los efectos del envejecimiento de la población, la gestión del cambio climático y la transición energética. [3] Los CIFP deben estar al tanto de los cambios en el mercado laboral y trabajar para adaptar su currículo en consecuencia, facilitando las respuestas formativas a estas necesidades de aprendizaje y formación a lo largo de la vida.
Una cuestión de especial relevancia es la que se refiere a la participación en estos centros. Son centros abiertos a su entorno, que favorecen la participación de todos los actores implicados en el proceso educativo, así como representantes del ámbito productivo. Mantienen el Claustro como órgano de participación del Centro y se crean el Consejo Social, que canaliza la participación de los agentes sociales y económicos más representativos y manteniendo el contacto con la realidad sociolaboral del territorio donde está ubicado el centro.
"Cuando un ciudadano o ciudadana piense en orientación, formación, inserción laboral o acreditación debería tener como referente el Centro Integrado de FP de su territorio".
Los CIFP, tienen mayor sentido, desde una mirada de trabajo en red. Si los consideramos como los nudos de una malla que, a su vez, está integrada en una red más amplia de infraestructuras al servicio de la Formación Profesional. Es decir, el conjunto de CIFP debería formar una red dentro de otra red que estaría articulada territorial y sectorialmente. Pueden tener relaciones verticales con otros centros de ámbito superior (Centros de Referencia, Centros de excelencia, Observatorios, etc.) o inferiores (otros centros de FP a los que podría coordinar, ofrecer servicios, compartir departamentos de familias profesionales, empresas, etc.).
Estos centros también pueden desarrollar relaciones horizontales con otros CIFP sobre cuestiones de tipo sectorial (específicos de una familia profesional) y de carácter transversal (organización, metodologías, etc.). La nueva Ley orgánica de FP remarca que las administraciones competentes deben impulsar la creación de CIFP y la generación de redes de especialización inteligente entre ellos.
Hasta la actualidad, la implantación de los CIFP en el territorio español ha sido muy desigual, varía en función de diversos factores, como la población, las necesidades laborales, la inversión en educación y la política educativa de cada comunidad. Según el Informe 2022: Una nueva Ley de FP para unos nuevos tiempos [4] , elaborado por Observatorio de la FP de CaixaBank Dualiza, España cuenta con 3.871 centros educativos de FP activos, de los cuales únicamente 230, el 5,2%, son CIFP. Hay alguna comunidad con un 47,2% de centros integrados como Navarra y otras, como Catalunya, sin ningún centro [5]. Ésta es una de las cuestiones en las que la nueva ley tendrá efecto a medio y largo plazo, lo que conllevará cambios organizativos y en gestión de calado.
¿Qué implicaciones conlleva para los centros funcionar como Centros Integrados de FP?
- Los CIFP deben hacer frente al reto del aumento del nivel educativo de la población. Su oferta formativa debe ser integrada (ley 3/2022), con un catálogo de oportunidades de formación para toda la población independientemente de su edad, con el objetivo de progresar en el sistema educativo, formativo y profesional.
- Integrar la Formación Profesional con el mercado laboral local, del territorio y sectores de influencia, trabajando en estrecha colaboración con empresas para asegurarse que dan la mejor respuesta formativa, de calidad, a las necesidades de éstas y de las personas reforzando su empleabilidad (FP dual, estancias del profesorado, proyectos de innovación, retos, cesión de dotaciones, formación de trabajadores de la empresa, etc.).
- Ser un referente orientador para el sector productivo y formativo de su entorno.
- Contar con equipos de profesionales para atender las demandas de los ciudadanos y las empresas, con recursos suficientes y con las respuestas formativas adecuadas a cada demanda y momento.
- Contar con espacios adecuados y dotaciones actualizadas y de vanguardia, para ofrecer experiencias de aprendizaje acordes al momento y a las necesidades.
- Ser proactivos en colaboración entre centros de FP, especialmente en los centros integrados, y el tejido productivo local para el desarrollo de proyectos de innovación, estancias formativas.
- Tienen un mayor grado de autonomía, que, según las comunidades autónomas, puede alcanzar diferentes niveles, desde organización del centro, gestión de recursos, toma de decisiones y gestión económica, entre otras. La gestión profesional y de calidad de los CIFP requieren de la confianza del sistema en sus equipos, para dar el mejor resultado posible a los desafíos actuales.
¿Qué beneficios y desafíos presentan los CIFP?
Unos de los principales beneficios de los Centros Integrados de Formación Profesional es su especialización, dado que en sus instalaciones confluye toda la oferta formativa enfocada hacia el empleo: los ciclos de Formación Profesional, los Certificados Profesionales, los módulos formativos, los cursos de especialización, etc.En este contexto de oferta integrada, los CIFP promueven el aprendizaje permanente a lo largo de la vida, ofreciendo numerosas oportunidades para las personas y la economía en general.
El acercamiento al mundo laboral, a través de la participación de los agentes sociales y económico en el Consejo Social y la creación de dinámicas de colaboración con los sectores empresariales y sociales, facilitará la integración de la oferta de Formación Profesional y el encaje con las necesidades, reduciendo las brechas y mejorando la eficiencia del sistema.
Los centros tienen frente así, una serie de retos como son:
- La capacidad para atraer a estudiantes y a trabajadores para que beneficien de la formación y aumentar el nivel de cualificación de la sociedad
- La complejidad organizativa que supone la oferta integrada de formación. Esta complejidad requiere de una gestión eficiente y especializada que puede resultar costosa para los centros.
- Reducir la brecha entre la formación y el mundo laboral. Salir del centro y acercase a las empresas, impulsando diferentes formas de colaboración. Esta colaboración debe ir en las dos direcciones, en diferentes aspectos: prácticas, espacios, retos, innovación, formación.
- Van a necesitar más recursos financieros y humanos para asumir todas sus funciones, más que un centro tradicional.
- Profesionalizar la gestión. Los centros adquieren mayor autonomía de gestión por lo que deberá profesionalizarse
- La falta de docentes y las dificultades de incorporar a especialistas en la docencia de las diferentes ofertas de la FP
- Uno de los grandes desafíos de la FP y de los CIFP, es la comunicación. Comunicar los beneficios de la Formación Profesional para las personas, la economía y la sociedad. Desmitificar el estigma que todavía pesa sobre la FP.
Buenas prácticas de Centros Integrados de FP
De entre muchas, destacaré tres prácticas diferentes que considero interesantes:- La oferta formativa integrada de títulos formativos y Certificados de Profesionalidad que, desde el inicio de su actividad, en 2008, ofrece el Centro Integrado Público de Formación Profesional CIPFP Catarroja de Valencia. Es un centro de Labora, del Servicio Valenciano de Empleo y Formación, que dispone de una oferta modular, flexible y de calidad, con alcance a los dos subsistemas de Formación Profesional.
- Los Puntos de Orientación Académica y Profesional ubicados en los Centros Integrados de Formación Profesional (CIFP) de las Islas Baleares, que se pusieron en marcha el 2015. Es una iniciativa conjunta entre Dirección General de Formación Profesional y Enseñanzas Artísticas Superiores y el Servicio de Empleo de las Islas Baleares, que ofrece información, asesoramiento y orientación sobre el Sistema Integrado de Formación Profesional.
- La Resolución de la DGFP e Innovación por la que se establece el procedimiento para la autorización de prestación de servicios por parte de los CIFP públicos de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Por esta resolución, crea un procedimiento, por el que se pueden delegar en los órganos de gobierno de los Centros Integrados de FP de titularidad pública la contratación de expertos, la adquisición de bienes, contratación de obras, servicios y otros suministros, con los límites que en la normativa correspondiente se establezcan.
Los CIFP se han consolidado en los últimos años como una de las mejores opciones para la Formación Profesional en España. Estos centros ofrecen una formación altamente especializada y adaptada a las necesidades del mercado laboral, lo que los convierte en una herramienta fundamental para la formación y el aprendizaje permanente a lo largo de la vida, para mejorar la empleabilidad de los estudiantes y trabajadores en activo.