Este artículo intenta llamar la atención sobre la importancia de la formación a lo largo y ancho de la vida de las personas. El objetivo fundamental de la educación es preparar a la ciudadanía para la vida cotidiana y por consecuencia, favorecer su desarrollo y el de la sociedad.
Sin duda, tener trabajadores con las habilidades que demanda el mercado de trabajo contribuye al crecimiento sostenible. La formación a lo largo y ancho de la vida de las personas conduce a una mayor innovación, mejora la competitividad de las empresas, favorece la recuperación económica, según la Unión Europea.
Desde hace varios años, la formación permanente se ha convertido en una necesidad para los empleados, las empresas y, en definitiva, la sociedad. Es también necesaria para afrontar los cambios profesionales.
El aprendizaje permanente incluye la realización de actividades de formación a lo largo de la vida con el objetivo de mejorar los conocimientos y las competencias en áreas personales, cívicas, sociales o relacionadas con el trabajo.
La formación es muy importante, porque de ella depende no sólo el mantenimiento del empleo, sino también el propio conocimiento personal. Se trata de incentivar los procesos de formación continua, el incremento de conocimientos y las competencias profesionales en un proceso a lo largo de la vida.
El progreso económico y social de una sociedad no depende sólo de lo brillante que sean unas pocas personas, sino de su capacidad de producir a gran escala ciudadanos competentes en todas las áreas de la vida. Esto significa una búsqueda de la excelencia ciudadana en todos sus niveles.
La formación a lo largo y ancho de la vida señala un horizonte de apertura en la enseñanza institucional, apuntando a un saber sin fin. Esta no se organiza a partir de la edad, del espacio o del tiempo, sino que se basa en la premisa de que el aprendizaje no está confinado a un periodo específico de la vida. Un ciudadano puede empezar en cualquier momento. El aprendizaje a lo largo de la vida es un principio organizativo de todas las formas de educación (formal e informal) con componentes mejor integrados e interrelacionados.
¿Por qué tanta reticencia de los trabajadores por formarse?
Aunque la formación a lo largo y ancho de la vida es importante, la mayoría de los trabajadores no sigue formándose. Una vez que las personas han finalizado la formación obligatoria y han conseguido un puesto de trabajo, solo piensan en su trabajo y dejan de aprender."El aprendizaje permanente no se improvisa. Implica un deseo de capacitación por parte de los empleados y las organizaciones, así como una oferta de formación adecuada".
Los factores que dificultan o impiden que las personas se formen continuamente son: factores individuales, organizacionales y estructurales.
Los factores organizacionales se refieren a la ausencia de un plan de formación y de un sistema de recompensas o valoración adecuada del esfuerzo realizado por los trabajadores. Evolucionar en una empresa en la que la formación no es una prioridad, no estimula a los empleados.
Además, las crisis económicas y financieras llevan a muchas empresas a efectuar recortes en formación, especialmente a aquellas acciones formativas con un retorno de la inversión a largo plazo, para dar prioridad a otros aspectos urgentes o a necesidades inmediatas.
El aprendizaje a lo largo de la vida es una prueba de madurez y confianza en sí mismos.
Cómo despertar el interés de las personas por formarse
A pesar de los beneficios evidentes de la formación, ¿cómo despertar el interés por formarse regularmente? El aprendizaje permanente no se improvisa. Implica un deseo de capacitación por parte de los empleados y las organizaciones, así como una oferta de formación adecuada y mucho más.Las empresas tendrían que ofrecer cursos para que los trabajadores puedan obtener las competencias que se requieren en el trabajo. Además, esta capacitación debería ser online, ya que esta evita los desplazamientos y permite una formación más personalizada.
En conclusión, la formación a lo largo y ancho de la vida es necesaria y útil a cualquier edad, para actualizar los conocimientos o las habilidades, para adaptarse a un entorno en constante cambio y para conseguir un mejor trabajo.
Para que un individuo entienda el valor de la formación permanente, tiene que ser consciente de que es único con su herencia de habilidades, que aprende y desarrolla. Construye sus competencias a lo largo de su vida personal, asociativa y profesional. Esta conciencia es una riqueza y hay que utilizarla. Hay que exaltarla y hacerla crecer cada día, sobre todo en el ámbito laboral.
Además, en la vida profesional todo cambia, todo es en movimiento. Está llena de oportunidades que los trabajadores deben aprovechar. Porque si las personas no siguen este cambio y no se forman, se quedan atrás, y al final es difícil recuperar el tiempo perdido y las consecuencias pueden ser grandes: perder el empleo y quedar fuera del mundo laboral.