Las personas, a lo largo de su vida, deben tomar decisiones constantemente. Este es un proceso complejo en el cual interactúan diferentes variables relacionadas con las emociones y el desarrollo vocacional. Si se quiere asumir, de forma plena, la toma de decisiones no sólo se ha de plantear desde la dimensión cognitiva, sino también desde las dimensiones emocional y social.
Por todo ello, es necesario un entrenamiento emocional para poder afrontar, de una forma adecuada, los procesos de toma de decisiones académica y profesional. El desarrollo de la competencia emocional genera estabilidad, bienestar y autoconfianza para afrontar el proceso de toma de decisiones. Su desarrollo se inicia en la Educación Infantil, continúa en la Educación Primaria, secundaria y universitaria y sigue durante toda la vida de la persona. Las emociones juegan un papel relevante en los procesos de toma de decisiones, porque se activan emociones como la motivación, satisfacción, autoestima, autoconfianza, actitud positiva, alegría, bienestar emocional, responsabilidad, asertividad, fluir, resolución de conflictos, estrés, fracaso, aislamiento, marginación, exclusión, etc., que favorecen o no dicho proceso (Bisquerra, 2009).
La incapacidad, en ocasiones, para afrontar el proceso de toma de decisiones puede generar en la persona ciertos estados emocionales de malestar, disminución de la autoestima, aumento de la ansiedad, estrés e incluso depresión. En un estudio de Álvarez-Justel y Ruiz-Bueno (2021), se formuló la siguiente pregunta a una muestra de alumnado de secundaria: "¿Puedes describir cuál es tu estado de ánimo en estos momentos para afrontar tu toma de decisiones académica y profesional?" El análisis de la misma mostró que el alumnado a la hora de tomar la decisión, siente miedo a equivocarse, nervios, indecisión, inseguridad, confusión, agobio, estrés, y ciertas dudas (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Estoy inseguro e indeciso", "me siento agobiada y estresada", "nerviosa, con miedo y ansiedad", "me pongo muy nerviosa y no sé lo que he de hacer", "estoy muy estresado y nervioso", "un poco indeciso y confuso", "estoy cansado emocionalmente y con mucho estrés", "tengo miedo a equivocarme y no ser feliz con lo que decida", "no sé qué quiero hacer, no me gusta lo que hago y estoy desmotivada").
Por otro lado, también se pudo comprobar que el alumnado quiere tomar su decisión, pero para ello, necesita sentirse seguro, contento, dedicarle tiempo, le ha de gustar, debe tener ganas de saber, necesidad de estudiar y de recabar información (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Estoy contenta, sé lo que quiero hacer", "estoy seguro sobre mis decisiones, tengo claro a qué me quiero dedicar", "estoy tranquilo y seguro de mí mismo", "contenta y animada", "la carrera que quiero realizar es bastante difícil, así que tendré que informarme y estudiar más".
Pero además de todo lo anterior, el análisis mostró que el alumnado necesita tener un buen estado de ánimo, estar contento, tranquilo, feliz, optimista, no sentirse mal, ni triste (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Intento que mi estado de ánimo no influya en mi toma de decisiones", "mi estado de ánimo es bueno", "estoy contento y ansioso de poder hacer lo que quiero hacer", "estoy feliz e ilusionado", "me encuentro alegre, decidido, confiado y concentrado", "necesito sentirme bien y feliz con lo que hago y lo que quiero".
El alumnado ve la necesidad y la trascendencia de tener que tomar la decisión de estudios y profesión, pero no se siente suficientemente preparado para ello. También es consciente de que no basta con recibir información, orientación, consejo, apoyo, etc., sino que necesita estar implicado, seguro de sí mismo y tener un buen estado emocional, desde el primer momento, para llevar a cabo su propia decisión.
Por todo ello, es necesario un entrenamiento emocional para poder afrontar, de una forma adecuada y con garantías de éxito dicho proceso de decisión. Algunos autores de referencia demuestran que en los procesos de toma de decisiones están más presentes los factores emocionales que los racionales (Álvarez-Justel y Pérez-Escoda, 2020). Se dispone en estos momentos de un gran número de estudios que aportan evidencias sobre la enorme influencia y repercusión que tienen las emociones en la resolución de conflictos y la toma de decisiones, tanto personales como académica y profesional. A la luz de estas evidencias queda patente la relevancia e implicación que tiene la dimensión emocional en un adecuado proceso de toma de decisiones.
Álvarez-Justel (2019, 2021) presenta aquellos aspectos emocionales que se han de tener en cuenta para el desarrollo del proceso de toma de decisiones (Tabla 1).
Tabla 1. Aspectos y su descripción de la dimensión emocional de la toma de decisiones
Para desarrollar estos aspectos es necesaria una intervención para la mejora de la toma de decisiones desde las dimensiones emocional, cognitiva y social, con una atención especial a la dimensión emocional, concretamente a la toma de conciencia de la emociones propias y las de los que nos rodean, a una adecuada capacidad para gestionar las emociones; a una suficiente autonomía emocional para conocerse y valorarse mejor, a una adquisición de competencias de vida y bienestar que permitan adoptar comportamientos apropiados y responsables a la hora de tomar una decisión y disponer de una sólida certeza en la elección y sentirse motivado para toma la decisión (Tabla 2).
Tabla 2. Dimensiones de la toma de decisiones
Todo ello, desde un enfoque integral donde la dimensión emocional tiene un papel muy relevante como se ha podido evidenciar. Sin olvidar otras variables que pueden influir en la toma de decisiones como la madurez, la autoeficacia vocacional, los estilos de decisión y la conducta exploratoria (exploración de sí mismo y del entorno). Todos estos aspectos contribuirán a comprender mejor dicho proceso y poder ayudar a la persona a afrontar su proceso de toma de decisiones con plenas garantías de éxito.
Referencias
Por todo ello, es necesario un entrenamiento emocional para poder afrontar, de una forma adecuada, los procesos de toma de decisiones académica y profesional. El desarrollo de la competencia emocional genera estabilidad, bienestar y autoconfianza para afrontar el proceso de toma de decisiones. Su desarrollo se inicia en la Educación Infantil, continúa en la Educación Primaria, secundaria y universitaria y sigue durante toda la vida de la persona. Las emociones juegan un papel relevante en los procesos de toma de decisiones, porque se activan emociones como la motivación, satisfacción, autoestima, autoconfianza, actitud positiva, alegría, bienestar emocional, responsabilidad, asertividad, fluir, resolución de conflictos, estrés, fracaso, aislamiento, marginación, exclusión, etc., que favorecen o no dicho proceso (Bisquerra, 2009).
La incapacidad, en ocasiones, para afrontar el proceso de toma de decisiones puede generar en la persona ciertos estados emocionales de malestar, disminución de la autoestima, aumento de la ansiedad, estrés e incluso depresión. En un estudio de Álvarez-Justel y Ruiz-Bueno (2021), se formuló la siguiente pregunta a una muestra de alumnado de secundaria: "¿Puedes describir cuál es tu estado de ánimo en estos momentos para afrontar tu toma de decisiones académica y profesional?" El análisis de la misma mostró que el alumnado a la hora de tomar la decisión, siente miedo a equivocarse, nervios, indecisión, inseguridad, confusión, agobio, estrés, y ciertas dudas (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Estoy inseguro e indeciso", "me siento agobiada y estresada", "nerviosa, con miedo y ansiedad", "me pongo muy nerviosa y no sé lo que he de hacer", "estoy muy estresado y nervioso", "un poco indeciso y confuso", "estoy cansado emocionalmente y con mucho estrés", "tengo miedo a equivocarme y no ser feliz con lo que decida", "no sé qué quiero hacer, no me gusta lo que hago y estoy desmotivada").
Por otro lado, también se pudo comprobar que el alumnado quiere tomar su decisión, pero para ello, necesita sentirse seguro, contento, dedicarle tiempo, le ha de gustar, debe tener ganas de saber, necesidad de estudiar y de recabar información (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Estoy contenta, sé lo que quiero hacer", "estoy seguro sobre mis decisiones, tengo claro a qué me quiero dedicar", "estoy tranquilo y seguro de mí mismo", "contenta y animada", "la carrera que quiero realizar es bastante difícil, así que tendré que informarme y estudiar más".
Pero además de todo lo anterior, el análisis mostró que el alumnado necesita tener un buen estado de ánimo, estar contento, tranquilo, feliz, optimista, no sentirse mal, ni triste (Algunas de sus respuestas relacionadas fueron: "Intento que mi estado de ánimo no influya en mi toma de decisiones", "mi estado de ánimo es bueno", "estoy contento y ansioso de poder hacer lo que quiero hacer", "estoy feliz e ilusionado", "me encuentro alegre, decidido, confiado y concentrado", "necesito sentirme bien y feliz con lo que hago y lo que quiero".
El alumnado ve la necesidad y la trascendencia de tener que tomar la decisión de estudios y profesión, pero no se siente suficientemente preparado para ello. También es consciente de que no basta con recibir información, orientación, consejo, apoyo, etc., sino que necesita estar implicado, seguro de sí mismo y tener un buen estado emocional, desde el primer momento, para llevar a cabo su propia decisión.
Por todo ello, es necesario un entrenamiento emocional para poder afrontar, de una forma adecuada y con garantías de éxito dicho proceso de decisión. Algunos autores de referencia demuestran que en los procesos de toma de decisiones están más presentes los factores emocionales que los racionales (Álvarez-Justel y Pérez-Escoda, 2020). Se dispone en estos momentos de un gran número de estudios que aportan evidencias sobre la enorme influencia y repercusión que tienen las emociones en la resolución de conflictos y la toma de decisiones, tanto personales como académica y profesional. A la luz de estas evidencias queda patente la relevancia e implicación que tiene la dimensión emocional en un adecuado proceso de toma de decisiones.
Álvarez-Justel (2019, 2021) presenta aquellos aspectos emocionales que se han de tener en cuenta para el desarrollo del proceso de toma de decisiones (Tabla 1).
Tabla 1. Aspectos y su descripción de la dimensión emocional de la toma de decisiones
Dimensión emocional de la toma de decisiones
Aspectos emocionales |
Descripción |
---|---|
Conciencia emocional | Entender y comprender las propias emociones y establecer diferencias entre pensamientos, sentimientos y conductas. |
Regulación emocional |
Capacidad para manejar las emociones de forma adecuada en un proceso de toma de decisiones. (Autorregular las emociones negativas y autogenerar emociones positivas). |
Autonomía emocional | Capacidad para conocerse mejor, tener una adecuada valoración de sí mismo y autoconfianza (autogestión personal). |
Habilidades de vida y bienestar | Capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables a la hora de tomar una decisión, facilitando experiencias de satisfacción y bienestar. |
Certeza en la elección | Estar plenamente seguro de la decisión a tomar. Sentirse motivado para tomar la decisión. |
"El alumnado es consciente de que no basta con recibir información, orientación, consejo, apoyo, etc., sino que necesita estar implicado, seguro de sí mismo y tener un buen estado emocional".
Para desarrollar estos aspectos es necesaria una intervención para la mejora de la toma de decisiones desde las dimensiones emocional, cognitiva y social, con una atención especial a la dimensión emocional, concretamente a la toma de conciencia de la emociones propias y las de los que nos rodean, a una adecuada capacidad para gestionar las emociones; a una suficiente autonomía emocional para conocerse y valorarse mejor, a una adquisición de competencias de vida y bienestar que permitan adoptar comportamientos apropiados y responsables a la hora de tomar una decisión y disponer de una sólida certeza en la elección y sentirse motivado para toma la decisión (Tabla 2).
Tabla 2. Dimensiones de la toma de decisiones
Áreas de intervención de la toma de decisiones |
Aspectos a desarrollar |
|
---|---|---|
Dimensión emocional
|
|
|
Dimensión cognitiva
|
|
|
Dimensión social
|
|
Todo ello, desde un enfoque integral donde la dimensión emocional tiene un papel muy relevante como se ha podido evidenciar. Sin olvidar otras variables que pueden influir en la toma de decisiones como la madurez, la autoeficacia vocacional, los estilos de decisión y la conducta exploratoria (exploración de sí mismo y del entorno). Todos estos aspectos contribuirán a comprender mejor dicho proceso y poder ayudar a la persona a afrontar su proceso de toma de decisiones con plenas garantías de éxito.
Referencias
- Álvarez-Justel, J. (2019). Las dimensiones cognitiva, emocional y social en la toma de decisiones de la carrera en el alumnado de 4º de ESO y 2º de Bachillerato. Revista Española de Orientación y Psicopedagogía, 30(3), 140-153. https://doi.org/10.5944/reop.vol.30.num.3.2019.26277
- Álvarez-Justel, J. (2021). Construcción y validación inicial de la escala de toma de decisiones de la Carrera en secundaria (ETDC-S). Electronic Journal Research in Educational Psychology, 19(3), 605-624. https://doi.org/10.25115/ejrep.v19i55.4322
- Álvarez-Justel, J. y Pérez-Escoda, N. (2020). La dimensión emocional en el proceso de toma de decisiones. Comunicación y Pedagogía, 323-324, 50-56.
- Álvarez-Justel, J., y Ruiz-Bueno, A. (2021). Perfiles y características de la toma de decisiones en estudiantes de secundaria. RELIEVE, 27(1). https://doi.org/10.30827/relieve.v27i1.21421
- Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Síntesis.