Su trayectoria académica y profesional se ha centrado en el estudio de la genética del desarrollo y la neurociencia y su relación con el comportamiento humano, incluidos los procesos de enseñanza- aprendizaje.
Entre sus muchas distinciones ha recibido el XVI Premio Europeo de Divulgación Científica "Estudio General" por el trabajo "El enigma de la libertad" (2010) y el Premio Magisterio por su contribución a la neuroeducación(2018). Además, ha participado en distintos proyectos de reflexión e innovación educativa de la Generalitat de Catalunya. Tiene 20 libros publicados de divulgación y ensayo, y colabora habitualmente en distintos medios de comunicación.
Actualmente dirige la Càtedra de Neuroeducació UB-EDU1st, la primera en el mundo que se dedica exclusivamente a esta temática. Su última publicación "El cerebro del adolescente" (Grijalbo Ediciones, 2022) invita a descubrir qué sucede en el cerebro de los jóvenes con la intención de conocerlos y entenderlos mejor.
Conversamos con él para saber cómo influyen las emociones en el momento de escoger una profesión y qué le pasa al cerebro de un adolescente cuando se encuentra en esa tesitura.
La juventud está siendo, y será, el colectivo más afectado por la pandemia tanto a nivel emocional como económico, según conclusiones de un estudio realizado por investigadores de seis universidades españolas. ¿Cómo influyen estos datos en el momento de elegir unos estudios?
Está claro que ha habido una cierta polarización: algunos adolescentes lo han sufrido más que otros y eso va a influir en su elección y en el futuro que van a tener al menos a corto término.
Aquellos que lo han vivido con tristeza, estrés, angustia y hasta con depresión, seguramente no harán la elección más adecuada para sus deseos intrínsecos. Tanto el estrés como la ansiedad actúan dificultando el funcionamiento del cerebro, sobre todo de las zonas reflexivas y de planificación. Y para poder decidir hace falta reflexionar y planificar.
En cambio, otros jóvenes lo han vivido con menos sensación de estrés ya sea porque son más resilientes o porque han estado en un entorno que ha estimulado su resiliencia. A lo mejor, lo que esos chicos y chicas harán es buscar un futuro más imaginativo, que se adecue más a sus necesidades y deseos.
Veremos una situación de polarización debido a cómo se ha vivido la situación y por supuesto, también habrá muchas situaciones intermedias.
¿Qué peso tienen las emociones en el momento en que un joven decide qué quiere estudiar?
En cualquier decisión que tomamos las decisiones juegan un papel crucial. Se ha comprobado que en el momento justo de tomar una decisión tenemos las áreas emocionales del cerebro especialmente activas, muy activas. Las racionales también, pero un poquito menos. Todas nuestras decisiones, absolutamente todas, contienen elementos emocionales.
En el momento preciso de elegir es el cerebro emocional que nos está guiando. Y se nutre de las reflexiones que hayamos hecho antes. Por eso es muy importante ayudar a los jóvenes a que reflexionen antes de elegir, para que a través de esta reflexión puedan escoger de la mejor manera posible, no viéndose tan influidos por el estado emocional de ese momento.
¿Los cambios emocionales y físicos que vive el joven durante la adolescencia, facilitan o dificultan la toma de decisiones sobre su proyecto académico y profesional?
Básicamente lo dificultan porque las redes neuronales que se activan cuando tomamos una decisión se encuentran en la corteza prefrontal que es la zona del cerebro que experimenta más reorganizaciones durante la adolescencia, y eso hace que baje ligeramente su eficiencia de funcionamiento.
No es que los adolescentes no puedan decidir, reflexionar o planificar… Claro que pueden hacerlo, simplemente les cuesta más esfuerzo poder decidir de forma reflexiva. Es muy importante que generemos un ambiente propicio para la reflexión para que facilite la toma de decisiones racionales sobre el proyecto académico y profesional que más les vaya a satisfacer en el futuro.
¿Cómo deberíamos cuidar el estado emocional de los adolescentes y cómo se pueden cuidar ellos mismos, en un período incierto como el que vivimos: pandemia, conflictos internacionales, crisis económica y laboral…?
Para cuidar el estado emocional de los adolescentes en cualquier situación, también en los períodos de incertidumbre en los que vivimos, tenemos que apoyarles emocionalmente. Eso significa confiar y estar cerca de ellos para que puedan confiar en nosotros, pero no estar encima de ellos, no atosigarles, no agobiarles, porque se van a cerrar en banda.
Se trata de estar cerca para que cuando lo consideren necesario puedan acercarse a ti con confianza sabiendo que te van a encontrar más o menos receptivo y muchas veces nos daremos cuenta de que lo que hacen es hablar en nombre de otros y contar algo que les preocupa. Debemos generar un ambiente propicio a la reflexión que requiera de confianza. Para mi es el punto clave. Confiar en ellos para que ellos puedan confiar en nosotros y también confíen más en sí mismos. La autoconfianza es clave para tomar buenas decisiones y hacer buenos planes de cara al futuro.
¿Qué pasa con la toma de decisiones de los jóvenes con problemas de salud mental?
Aunque este no es mi campo de especialización, como biólogo y experto en neurociencia, puede asegurar que una persona emocionalmente equilibrada decide mucho más racionalmente que una persona con problemas emocionales y eso se sustenta en las redes neuronales. Los jóvenes deben saber gestionar hasta cierto punto su estado emocional. Y muchas veces, aquellos que sufren de problemas de salud mental pasan por una falta, o a veces hasta imposibilidad, de gestión emocional, con lo que la toma de decisiones va a ser mucho menos racional.
¿Es posible que los próximos años se incremente la demanda de profesiones vinculadas al estrés emocional que han vivido los jóvenes? ¿Veremos más médicos, enfermeros, epidemiólogos o mediadores de paz?
Estoy convencido que en los próximos años se va a incrementar la demanda de las profesiones y profesionales vinculados a las emociones, como médicos, enfermeros, epidemiólogos, mediadores de paz o coachees.
Se trata de profesionales diferentes que apuntan hacia un mismo sitio: ayudar a que las personas se comprendan mejor a ellas mismas. Si no te comprendes a ti mismo, más difícilmente vas a poder gestionar tu vida, planificar o decidir de forma reflexiva y con conocimiento de causa, sabiendo que lo que estás haciendo satisface tus motivaciones y deseos.
Ya se está viendo este incremento de demanda de profesionales y esta necesidad de aportar educación emocional durante toda la formación. Por ejemplo, las tutorías: hace unos años no se realizaban en muchas universidades y ahora cada vez son más importantes porque se está viendo que cada vez es más importante cuidarse emocionalmente. Antes necesitábamos el mismo cuidado emocional y no se valoraba de la misma manera. Ahora se está valorando en su justa medida, en la importancia que realmente tienen los estados emocionales en el viaje de nuestra vida.