Antes de su nombramiento, el director de la oficina de la OIT en España ha sido secretario general de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (CECAM).
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Executive MBA por la IE Business School, ha sido miembro, entre otros órganos, de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), del Consejo Económico y Social (CES) de España, del Consejo General del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y de la Junta Directiva de Solimat Mutua.
A menos de un año de haber sido nombrado director de la OIT en España ¿Cuáles son los principales objetivos que se plantea en su nuevo cargo en 2022?
La OIT aboga a nivel internacional por la justicia social y el trabajo decente, y esa debe ser la misión de su oficina en España. La herramienta más importante de la OIT para promover el trabajo decente en el mundo son sus instrumentos normativos: convenios y recomendaciones.
España, que es el país del mundo que más convenios de OIT ha ratificado, está actualmente en proceso de ratificar varios de ellos; los más avanzados en el tiempo son el Convenio 190 (sobre violencia y acoso en el trabajo) y el Convenio 177 (sobre trabajo a domicilio/teletrabajo). Además de promover y hacer seguimiento de la aplicación de los instrumentos normativos, corresponde a la oficina el difundir la actividad de la OIT, que es muy amplia y abarca todos los aspectos del empleo y las relaciones laborales.
Entre mis objetivos está también potenciar la cooperación internacional española para el desarrollo en materias laborales, fomentando acciones de lucha contra el trabajo infantil y una larga relación de temas en los que España puede contribuir a mejorar la situación laboral de muchos otros países.
¿Cuáles son los retos más urgentes que España debe afrontar en materia laboral este año?
Nuestro país arrastra una serie de problemas en materia laboral que no son de fácil ni de inmediata solución. Hay dos importantes datos en los que España duplica la media europea: la tasa de desempleo y la temporalidad. Estas dos cuestiones inciden además especialmente sobre los jóvenes y sobre las mujeres.
Tenemos también una brecha salarial que se está reduciendo pero que sigue muy presente; una brecha que, junto a los peores datos de tasas de ocupación, desempleo, temporalidad…, ponen de manifiesto los malos datos del trabajo para las mujeres. Y otro problema añadido del mercado laboral español es la baja cualificación de los trabajadores, lo que reduce la productividad y perjudica la empleabilidad. Todos ellos son retos importantes que están siendo acometidos desde la legislación laboral y desde las políticas activas de empleo.
Comenzamos el 2022 con una nueva reforma laboral. ¿Cuáles cree que son los principales aciertos de la nueva norma? ¿Qué carencias han quedado pendientes para la próxima?
Creo que la reforma laboral parte de un diagnóstico compartido de los problemas, de alta temporalidad y baja productividad del mercado laboral. La OIT está satisfecha de que la reforma laboral se haya hecho de forma negociada con los interlocutores sociales, organizaciones empresariales y centrales sindicales. Una norma consensuada por todas las partes siempre la dota de mayor ponderación y es previsible que pueda tener mayor estabilidad en el tiempo.
La reforma acomete el problema de la temporalidad, pero también la flexibilidad interna, la formación en el seno de la empresa o la negociación colectiva, entre otras materias, que pueden contribuir a resolver algunos de los problemas que aquejan históricamente al mercado laboral español. La reforma se complementa con otras recientes normativas que inciden en otros aspectos no tratados en la misma como temas de igualdad de género, el teletrabajo o empleo en plataformas digitales, por ejemplo.
Quedan pendientes cuestiones como las políticas activas de empleo o aspectos más concretos que tendrán que trabajarse como consecuencia de la ratificación por España de varios convenios de la OIT, como pueden ser ampliar la protección ante la violencia y acoso en el trabajo o mejorar la regulación de las trabajadoras y los trabajadores domésticos (ratificación del Convenio 189 de la OIT).
España es uno de los países de la UE con más desempleo juvenil y temporalidad de los puestos de trabajo para jóvenes ¿En qué medida la reforma laboral ayudará a reducir ambos problemas?
Como antes decía, la reforma laboral enfrenta especialmente el problema de la temporalidad. Habrá que ver sus resultados, pero es previsible una reducción de la temporalidad en el empleo, y también en los jóvenes. La reducción de esa histórica dualidad entre el contrato indefinido y el temporal también beneficiará a la contratación indefinida de los jóvenes.
La apuesta por la formación en la empresa (a lo largo de toda la vida, pero especialmente en los contratos formativos para jóvenes) es un paso en la buena dirección para solventar el problema de falta de cualificación, que trae como consecuencia baja empleabilidad y trabajos precarios para los jóvenes.
¿Qué otras soluciones se plantean desde la OIT para reducir el paro en España, especialmente tras el impacto de la pandemia?
Los informes sobre empleo de la OIT reflejan una clara vinculación entre crecimiento económico y creación de empleo, de forma que, durante la pandemia, aquellos países que se han visto aquejados de menor crecimiento por falta de disponibilidad de vacunas y, como consecuencia, de mayores confinamientos y medidas restrictivas de la actividad, son los países que se han visto más perjudicados en materia de empleo. Así pues, hay que favorecer el crecimiento económico y paralelamente proteger a los trabajadores para que ese crecimiento sea inclusivo, sostenible y resiliente.
¿Qué papel juega la Formación Profesional en la recuperación del empleo en general, pero especialmente el juvenil? ¿Por qué?
En España existe un déficit formativo en niveles intermedios de las empresas, aspecto que es diferente al de otros países. La mayoría de los jóvenes tienen mucha cualificación o no tienen casi ninguna. En el mercado laboral existe una demanda de numerosas profesiones cualificadas y las transformaciones digital y medioambiental van a incrementar esa demanda. Y a esta transformación van a contribuir también los fondos europeos Next Generation. Así pues, es necesario resolver este problema de falta de competencias de muchos jóvenes. La Formación Profesional es una importante herramienta para ello.
Además, debido a la falta de competencias y a la velocidad de los cambios, hay que promover el aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida. La Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT aprobó en diciembre pasado una resolución sobre esta materia y elaborará una estrategia y un plan de acción que tiene previsto analizar en la Conferencia del segundo semestre de este año. Apostará, entre otras cosas, por fortalecer las instituciones públicas y privadas de educación y formación, la validación de competencias y el aprendizaje en el centro de trabajo.
¿Y qué rol tiene la orientación académica y profesional para mejorar la empleabilidad de las personas?
La orientación y el asesoramiento profesional son básicos para el éxito de las actividades de formación y aprendizaje, para la transición laboral eficaz o para el espíritu empresarial, entre otras. Es obvio que cuanto más acordes sean las competencias del trabajador y las demandadas por las empresas, más oportunidades de empleo tendrá y en mejores condiciones. Existen muchos retos para los orientadores: ¿es posible orientar cuando sabemos que muchos de los niños y jóvenes trabajarán en profesiones que aún no existen? Entre otras herramientas para los orientadores, la OIT dispone de una plataforma internacional de intercambio de conocimientos en materia de formación, que incluye tendencias y perspectivas sectoriales y por países: Competencias y aprendizaje permanente - Plataforma de intercambio de conocimientos (skillsforemployment.org)