En el ámbito docente, ha adquirido cada vez mayor responsabilidad en el Institut Escola del Treball, el centro público más grande de España en Formación Profesional, donde es director desde hace 6 años. Anteriormente fue coordinador de calidad de esta entidad durante 6 años, pasando posteriormente a subdirector del centro, durante 4 años más.
En sus 27 años de docencia, los últimos 23 ha trabajado en el Institut Escola del Treball de Barcelona como profesor en los ciclos formativos de la familia de Electricidad-Electrónica.
Durante una parte de su trayectoria profesional compatibilizado la docencia con el ejercicio libre de la profesión, principalmente en la legalización de actividades y realización proyectos eléctricos en el sector del retail.
¿Cómo se encuentra la empleabilidad de los titulados de FP actualmente?
La empleabilidad de los titulados de Formación Profesional es muy alta. Dependiendo de los sectores empresariales, industriales o de servicios para los cuales capacitan los diferentes títulos, la empleabilidad puede oscilar entre el 65% y el pleno empleo. Los niveles más elevados de inserción laboral los tienen los técnicos y técnicos superiores de aquellos sectores que tienen mayor necesidad de incorporar profesionales cualificados para poder crecer. Dentro de los titulados, el alumnado que ha cursado la Formación Profesional en modalidad Dual aún tiene mayor nivel de empleabilidad, respecto de los que la han cursado en la modalidad no Dual.
Un reciente análisis del Banco de España desvela que existe una reducida oferta pública de plazas en algunos ciclos formativos que ofrecen mejores oportunidades laborales y que tienen más demanda por parte de los estudiantes. ¿A qué cree que se debe este desajuste entre la oferta y la demanda de plazas en algunas titulaciones de FP?
La Formación Profesional es muy diversa, y obliga a estudiar la situación de este desajuste de forma segmentada, por familias profesionales e incluso en algún caso por ciclos formativos. Porque, aunque la situación de necesidad sea la misma, las causas de la situación actual pueden ser diferentes. Por ejemplo, en los ciclos de Informática y Comunicaciones existe una alta demanda de alumnado que los solicita y no todo el mundo puede cursarlos y formarse. Todos los años se quedan sin plaza alumnos, tanto de grado medio como de algunos ciclos de grado superior. También existe una alta demanda tanto en el sector público como en el privado de técnicos de esta familia profesional. Resulta paradójico, por tanto, que en estos ciclos donde casa la alta solicitud del alumnado para estudiarlos con la gran demanda de las empresas, no se pueda estar dando respuesta a las necesidades laborales.
Los ciclos de Informática no necesitan de una gran inversión en equipos de elevado coste (como por ejemplo en ciclos de Fabricación Mecánica, o de Electricidad y Electrónica o bien otros industriales) ni de sofisticadas instalaciones. El factor limitante de su crecimiento está ahora mismo (y desde ya hace unos años) en la falta de profesionales. Las empresas no solo necesitan incorporar técnicos y técnicos superiores en informática sino también graduados universitarios. Y ahora mismo, la rigidez del sistema de contratación y salarial de los docentes de la administración educativa hace que el sector educativo no sea competente en sueldo. En general, necesitamos profesores de Informática. Estamos en busca de profesores de Informática, diría yo. Existen pocos profesionales para la necesidad de las empresas y cuesta encontrar aquellos que se quieran de dedicar a la docencia, donde los sueldos son poco competitivos
En otros ciclos, podríamos decir que la falta de plazas corresponde a una falta de inversión y también de previsión/planificación. Abrir nuevos grupos implica disponer de espacios, recursos materiales y profesorado que no son posibles si no se han presupuestado previamente. En muchas comunidades autónomas, en los últimos años, la Formación Profesional ha sufrido las consecuencias de las urgencias presupuestarias de las etapas educativas obligatorias con mucho más peso en el sistema educativo y con una presión social mucho más elevada. Como muestra, lo acontecido este curso en Catalunya, donde la gran demanda detectada en el proceso de preinscripción, y no satisfecha, ha comportado una presión social y unas críticas en la prensa que ha obligado a reaccionar a la administración educativa incrementando la oferta de grupos de Formación Profesional.
La disponibilidad presupuestaría del Plan de Modernización de la Formación Profesional ha facilitado los fondos necesarios para asumir este incremento de grupos.
¿Qué impacto pueden tener estos desajustes entre la oferta y la demanda de plazas de titulaciones de FP en la empleabilidad del alumnado?
Uno de los principales impactos negativos de este desajuste lo podemos encontrar en el abandono prematuro en el caso de los más jóvenes que quieren acceder a un grado medio. En muchos casos, la falta de orientación sobre la Formación Profesional los lleva a un buen porcentaje a solicitar una sola opción en los procesos de preinscripción. Cuando esta corresponde a un ciclo con una demanda muy superior a la oferta de plazas, son muchos los jóvenes que no acceden al ciclo deseado, que se quedan descolocados viéndose abocados a escoger o bien Bachillerato o bien otro ciclo donde queden vacantes. Una parte de estos alumnos acaban abandonando durante el primer curso.
Por otro lado, cuando este desajuste se da en ciclos de alta empleabilidad acaba condicionando la posibilidad de crecimiento de las empresas. Se estima que la necesidad de emplear a técnicos de grado medio en las empresas debiera aumentar en unos 25 puntos porcentuales para el 2025.
¿Qué actuaciones deberían realizar las administraciones para equilibrar la oferta formativa de FP acorde a las necesidades de las empresas?
Sufrimos el problema de falta de profesorado desde hace años en determinadas especialidades: Mecánica, Soldadura, Carpintería de Madera, Informática, etc., son un ejemplo. Ya hace años que las direcciones de los centros venimos advirtiendo a la administración de esta situación, pero no se ha realizado gran cosa. En el caso de los centros públicos, el sistema de contratación es muy rígido. En los centros privados tienen más flexibilidad, pero en general, tanto los de una titularidad como los de otra no ofrecen sueldos competitivos si los comparamos con los que ofrece la empresa.
Necesitamos captar talento para la Formación Profesional. Si la recompensa salarial no supone un incentivo, se deberán buscar otras opciones que puedan hacer atractiva la docencia, unas a corto plazo, otras a medio y largo plazo, como, por ejemplo:
Algunos de los ciclos con alta empleabilidad corresponden con ciclos con necesidades de equipamiento tecnológico elevadas. El aumento de plazas en estos ciclos de FP requerirá de un aumento de presupuesto para equipamiento y profesorado. No es cuestión de aumentar la oferta de cualquier manera. La empresa quiere los profesionales correctamente formados.
Pero la diversidad de la Formación Profesional lleva a que tengamos otros ciclos con elevada empleabilidad, donde la oferta de plazas es superior a la demanda del alumnado. En estos casos, la orientación profesional temprana juega un papel importantísimo para ayudar a crear vocaciones relacionadas con estos ciclos de FP con alta empleabilidad. Es decepcionante como en algunos casos no podemos dar respuesta a las necesidades de las empresas, mientras que en algunos de los ciclos con alta empleabilidad quedan muchas sillas vacías.
Como conclusión, las políticas de aumento de plazas de Formación Profesional, que son necesarias para cubrir las necesidades de las empresas, deberán ir acompañadas principalmente de políticas de orientación profesional (necesitamos más alumnos que quieran estudiar FP) y de políticas de captación de talento para disponer de los profesionales que deben formar el alumnado. En esta captación de talento es imprescindible poner el foco en el talento femenino.
¿Y qué acciones pueden llevar a cabo los propios centros de Formación Profesional para ajustar su oferta de ciclos de FP de acuerdo con la demanda de los estudiantes y el tejido empresarial?
Los centros y las direcciones de estos debemos realizar prospección de nuestro entorno, de nuestro contexto empresarial e industrial. Y aprovechar el margen que el currículum nos ofrece para orientar los ciclos formativos a las necesidades de estos sectores empresariales e industriales. También, facilitar junto con la administración la adecuación y actualización de los currículums de los ciclos formativos.
El aumento progresivo de la formación dual nos permite a los centros fortalecer el triángulo aprendiz, centro formativo y empresa. Esta relación permite a los centros un conocimiento más profundo de las necesidades de las empresas que nos ha de servir para ajustar nuestra formación en los centros.
Colaborar con la administración en las campañas de promoción de la FP y en las campañas de captación de talento femenino es una de las líneas de trabajo de muchos centros de Formación Profesional. Cada día existen más empresas que quieren incorporar más mujeres en posiciones que antes solo accedían hombre.
Pero, en definitiva, exceptuando los centros privados, la decisión última de ajustar la oferta de plazas con la demanda de estudiantes y las empresas corresponde a la administración educativa, pudiendo el centro impactar de forma muy reducida.
¿Cómo puede contribuir la orientación académica y profesional para disminuir este desajuste entre la oferta formativa y la demanda de los estudiantes y el sector productivo?
La orientación es uno de los elementos clave para reducir este desajuste. Es imprescindible presentar a los niños y adolescentes los diferentes oficios y profesiones que podrían realizar cuando se incorporen laboralmente. Ponerlos en valor socialmente y trabajar la perspectiva de género.
Explicarles bien claro que algunos estudios superiores universitarios que a priori tienen un reconocimiento social más elevado, en la práctica muchas veces no les permitirán realizar su proyecto de vida porqué no hay empresas que los vayan a contratar. La salida muchas veces pasa por estar subempleados en puestos de trabajo que poco tienen que ver con lo que han estudiado.
Es importante también explicar que hoy en día la Formación Profesional, además de su carácter finalista que facilita la inserción laboral, es un itinerario educativo-formativo que permite la continuidad hacia estudios superiores, en muchos casos, e incluso en algunas comunidades autónomas con el reconocimiento de créditos universitarios.
Hay que hacerles llegar que la cosa ha cambiado, que la Formación Profesional está de moda y es una apuesta de presente y futuro.