Una sociedad moderna requiere de enfoques innovadores desde las distintas áreas que la componen; la educación es una de ellas y hoy en día está dando mucho de qué hablar. Lo hemos visto recientemente en los medios, a través de declaraciones de la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, la cual ha explicado cómo el Ejecutivo se enfrenta al reto de dar valor y mayor capacidad a la Formación Profesional. Para ello, ha preparado el Anteproyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional cuyo propósito es mejorar y reforzar este tipo de educación.
Según las previsiones del Gobierno, un 50% de las oportunidades de empleo que se crearán entre 2025 y 2030 requerirán un nivel de cualificación medio. Esto significa que la Formación Profesional tendrá un papel fundamental no solo para facilitar la carrera de los jóvenes trabajadores, sino para impulsar la economía nacional.
Una de las principales novedades es el cambio del tipo de certificación profesional. La nueva norma generará cinco escalones que permitirán itinerarios profesionales más cortos y flexibles, con lo que el alumno podrá modular su formación según su interés. De esta manera, los estudiantes ganarán la posibilidad de conocer su profesión con formaciones a intervalos más cortos y tendrán la opción de modificar su dirección académica según su interés y la demanda laboral.
Se introducen los grados A (acreditación parcial de competencia), B (certificado de competencia) y C (certificado de profesionalidad), que supondrán una formación más básica. El siguiente, el grado D, que incluye los diversos ciclos formativos de la FP (grado básico, medio y superior). Por último, el E, que contará con cursos de especialización (título de especialista y máster profesional).
Más aún, el nuevo sistema pone un fuerte énfasis en la actividad práctica. Y es que, a partir de su aprobación, toda la formación profesional será dual, lo que supone que todo aquél que tenga un grado D o E, habrá realizado al menos un 25% de las horas de la formación en una empresa.
Para que todo esto redunde en beneficio del estudiante, la ley prevé la creación de planes de formación personalizados que contarán con una figura de tutor dual en el centro y en la empresa. Se trata de una parte clave de la nueva ley que permitirá al estudiante tener un mayor control sobre su formación. Podrá conocer de antemano de manera pormenorizada los conocimientos que va a adquirir y elegir mejor el tipo de cursos que le conviene realizar.
En definitiva, se trata de generar una formación más adecuada a los tiempos actuales, que requieren una fuerte carga práctica, así como la posibilidad de ir adaptando la formación según lo requiera el alumno para avanzar en su carrera profesional.
Según las previsiones del Gobierno, un 50% de las oportunidades de empleo que se crearán entre 2025 y 2030 requerirán un nivel de cualificación medio. Esto significa que la Formación Profesional tendrá un papel fundamental no solo para facilitar la carrera de los jóvenes trabajadores, sino para impulsar la economía nacional.
Una de las principales novedades es el cambio del tipo de certificación profesional. La nueva norma generará cinco escalones que permitirán itinerarios profesionales más cortos y flexibles, con lo que el alumno podrá modular su formación según su interés. De esta manera, los estudiantes ganarán la posibilidad de conocer su profesión con formaciones a intervalos más cortos y tendrán la opción de modificar su dirección académica según su interés y la demanda laboral.
Se introducen los grados A (acreditación parcial de competencia), B (certificado de competencia) y C (certificado de profesionalidad), que supondrán una formación más básica. El siguiente, el grado D, que incluye los diversos ciclos formativos de la FP (grado básico, medio y superior). Por último, el E, que contará con cursos de especialización (título de especialista y máster profesional).
Más aún, el nuevo sistema pone un fuerte énfasis en la actividad práctica. Y es que, a partir de su aprobación, toda la formación profesional será dual, lo que supone que todo aquél que tenga un grado D o E, habrá realizado al menos un 25% de las horas de la formación en una empresa.
Para que todo esto redunde en beneficio del estudiante, la ley prevé la creación de planes de formación personalizados que contarán con una figura de tutor dual en el centro y en la empresa. Se trata de una parte clave de la nueva ley que permitirá al estudiante tener un mayor control sobre su formación. Podrá conocer de antemano de manera pormenorizada los conocimientos que va a adquirir y elegir mejor el tipo de cursos que le conviene realizar.
En definitiva, se trata de generar una formación más adecuada a los tiempos actuales, que requieren una fuerte carga práctica, así como la posibilidad de ir adaptando la formación según lo requiera el alumno para avanzar en su carrera profesional.