Antiguamente, para aprender una profesión, existía la figura del aprendiz, que estaba junto al maestro y le ayudaba en sus tareas.Ese maestro es el que iba formando y validando el aprendizaje del aprendiz, hasta que fuera capaz de realizar su trabajo de forma autónoma.
Luego aparecieron las Escuelas de Oficios y los Centros de Formación Profesional donde el taller era el protagonista, el lugar de trabajo para la formación, con recursos materiales y humanos, mantenimiento y actualizaciones, para ser lo más parecidos al entorno de las empresas que se encontrarán los alumnos.
Hace unos años, se empezó a involucrar dentro de la FP a las empresas, obligando a los estudiantes a realizar prácticas en empresas (Formación en Centros de Trabajo, FCT) para obtener su título. Estamos hablando de unas 350 horas (17,5%) respecto a 2.000 horas que tiene un Grado Medio o Superior.
¿Y qué nos ofrece la nueva Ley de FP? La Formación Dual, que da responsabilidades a las empresas para que formen a los alumnos y no sólo sean un lugar para hacer las prácticas. Esto implica que haya unos convenios y planes de trabajo consensuados por Educación, institutos y empresas, para así validar los contenidos y actividades de los estudios, ya que son oficiales y reglados.
Además, la empresa tiene que tener un Tutor de Empresa que estará en contacto con el Tutor del Centro Educativo para hacer un seguimiento y garantizar que se consiguen los diferentes recursos de aprendizaje.
Se establecerá un mínimo del 33% de las horas de formación indicadas en el título, incluida la FCT.
Y estamos hablando que, en la Dual, el estudiante tendrá una relación laboral como becario, contrato de formación o contrato a tiempo parcial con vinculación formativa.
Todo esto se traduce en dar un mayor peso a la formación práctica, para vivir más la formación.
Con un tejido empresarial dominado por las pequeñas y medianas empresas, no es fácil
encontrar empresas de este tipo con personal trabajador-formador.
También es necesario crear un foro de diálogo entre los centros de FP y las empresas para que las expectativas de ambos estén equilibradas. Las empresas usan materiales y tecnologías comerciales que no se disponen en muchos centros y esto puede ser una oportunidad para que los alumnos las conozcan. Y por otro lado, las empresas demandan que los estudiantes tengan unas bases para que de forma rápida puedan asimilar los conocimientos actuales y futuros. No es bueno esperar algo de los demás y viceversa.
Y si se pretende que la mayoría de alumnos hagan la Dual, no muchos centros disponen de un Departamento Escuela-Empresa capaz de gestionar los temas administrativos y educativos. Las universidades sí que disponen de este departamento, con recursos 100% dedicados a estas labores.
También surge otro tema, ¿es posible aprender una profesión en 2 años de formación de FP de Grado Medio y/o 2 años de Grado Superior? Si parece que es mucho o poco tiempo, con la nueva FP se han hecho varios niveles o grados, desde los Certificados de Profesionalidad hasta los nuevos Cursos de Especialización a los que se accede desde un Grado Superior, una especie de Máster de FP.
El objetivo de la nueva FP es mejorar la empleabilidad y, para hacerlo, no sólo se ha de trabajar en empresas, también es necesario que los estudiantes creen empresas, startups e innoven. No ha de ser algo exclusivamente de los universitarios.
Y hay otra idea para la nueva FP, que se involucre en la formación continua de las empresas. No puede ser como dice la última Encuesta Anual de Coste Laboral del INE (Instituto Nacional de Estadística), que la inversión de las empresas en formar a sus plantillas se ha reducido a la mitad en solo nueve años.
Como conclusión, en el mundo de los negocios se dice que los cambios se producen si la dirección cree en ellos y los impulsa/esponsoriza. Una nueva Ley es un impulso. Ahora falta hacer las prácticas.
