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Tendiendo puentes de entrada y de salida entre el alumnado y la universidad
Artículo de opinión
En el primero de estos dos abismos trascendentes, al acabar los estudios de bachillerato, hay estudiantes que tienen clara una vocación para su futuro profesional y han decidido qué quieren estudiar, pero hay una parte que duda, que siente un vértigo personal provocado por varios factores. El primero es la nota de acceso que se necesita para poder acceder a los grados universitarios y el segundo el desconocimiento, no de la oferta, sino del contenido de los grados y las salidas profesionales que cada uno tiene. La orientación académica sobre qué estudiar se complica cuando la elección no depende de qué se quiere estudiar sino de qué se puede estudiar. La nota de acceso obtenida determina las estrategias de selección de los grados y muchos de los y las adolescentes no están aún preparados para empezar a diseñar su currículum académico pensando en el futuro desde primero de bachillerato, el primer punto de inflexión realmente importante.
Es por ello que, cuando un adolescente necesita orientación, hay que poner mucho énfasis en el contenido académico de los grados, explicar qué es estudiar en la universidad y el cambio sustancial que esto va a representar respecto a sus estudios anteriores. Hay que poner en valor el trabajo autónomo y la adquisición de competencias para evitar el abandono universitario y evitar las falsas expectativas que pueda generar la vida universitaria.
Desde la universidad en un periodo tan complejo como ha sido el confinamiento y la pandemia, hemos intentado dar respuesta a estas necesidades con ferias virtuales y chats personalizados con el alumnado para responder a todas sus dudas. Profesorado y alumnado que ya está cursando los grados han dedicado tiempo en explicar qué es cada grado y la vida universitaria en todos los formatos posibles. Se han utilizado lenguajes próximos a los jóvenes, incluyendo las redes sociales, pero no con intención promocional, sino con el propósito de orientar al futuro estudiante sobre por qué estudiar un determinado grado y qué es la universidad.
Este año hemos incluido una serie de correos electrónicos de acompañamiento para los estudiantes que quisieron darse de alta en la lista de distribución donde se les daba información de todo el proceso de acceso y, a la vez, se les animaba a adquirir confianza en sí mismos. Es una anécdota, pero una alumna nos escribió para darnos las gracias por ser los únicos en creer en ella y haberle dado los ánimos para lograr la nota que le permita acceder al grado que ha escogido.
Cuando llega el segundo abismo vital, la graduación, la universidad sólo organiza una fiesta de despedida y no hace el esfuerzo de comprobar si el acompañamiento y orientación al estudiante ha funcionado. En nuestra universidad tenemos diseñado el Plan de Actuación Tutorial pero, aunque está implementado, nos falta hacer el ejercicio de validarlo. Sí que tenemos comprobada su eficacia con el alumnado con necesidades educativas adaptadas, donde el acompañamiento es eficaz desde el primer día de clase; esas necesidades son extrapolables al resto de los estudiantes, porque no se limitan a una adaptación del aula o de la accesibilidad de los materiales de estudio.
El acompañamiento de los y las estudiantes tiene que ser constante cada curso, evaluando sus necesidades para poder cerrar el grado no sólo con una graduación festiva sino, por ejemplo, con una feria laboral a la que se pueda invitar a las empresas e instituciones del sector. Querría poner como ejemplos a la Facultad de Economía y Empresa y la Escuela de Ingeniería de la Universitat Autònoma de Barcelona, ya que ambas organizan sendas ferias a finales de curso como una actividad formativa más a sus estudiantes.
Pero aún nos queda mucho camino por recorrer en la orientación universitaria, tanto en la elección del grado, donde la sinergia con la educación secundaria es imprescindible, como en la propia universidad, dónde la mejora del Plan de Acción Tutorial tiene que ir de la mano con otras acciones como un plan de mentoría con la Asociación Alumni, por ejemplo. La mejora de nuestra sociedad empieza por estudiantes que escojan bien sus grados y que se adapten aún mejor al mercado profesional, y para ello es imprescindible que estén bien orientados y orientadas.
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