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La orientación universitaria: un deseo, una necesidad y un derecho

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Los estudiantes universitarios se quejan de la orientación recibida para cursar estudios universitarios y un tercio de ellos abandona su formación en el primer año de carrera. Un mayor apoyo por parte de las administraciones podría hacer efectivo este derecho reconocido en el Estatuto del Estudiante Universitario. De todo esto y mucho más hablamos en este monográfico.


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Eva Jiménez Gómez. Redacción de Educaweb
"Un salto al vacío". Así describen los estudiantes el momento en el que han de pasar del Bachillerato a la Universidad. La Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE) confirma a Educaweb lo que ha revelado recientemente la XVI Encuesta Tendencias Universitarias 2021: un 75% de los más de 3.000 estudiantes consultados reconoce que la orientación recibida no ha sido suficiente y que le hubiera gustado contar con "más herramientas" para tomar una decisión que afecta a su futuro académico y profesional.
 
No se trata únicamente de un deseo. La orientación académica y profesional es un derecho recogido en el Estatuto del Estudiante Universitario de 2010. Así, todos los estudiantes universitarios tienen derecho:
 
  • "Al estudio en la universidad de su elección, en los términos establecidos por el ordenamiento jurídico. Asimismo, a que las universidades promuevan programas de información y orientación a sus futuros estudiantes, que favorezcan la transición activa a la universidad, enfocados a una mejor integración en sus estructuras, niveles y ámbitos de formación a lo largo de la vida, actividad investigadora, cultural y de responsabilidad social" (art. 7.1.a)
 
  • "A la información y orientación vocacional, académica y profesional, así como al asesoramiento por las universidades sobre las actividades de las mismas que les afecten, y, en especial, sobre actividades de extensión universitaria, alojamiento universitario, deportivas y otros ámbitos de vida saludable, y su transición al mundo laboral" (art. 7.1.b).
 
 
La orientación se menciona en otros lugares del Estatuto, especialmente en el capítulo dedicado a las tutorías. Allí se indica que "los estudiantes recibirán orientación y seguimiento de carácter transversal sobre su titulación" (art. 19.1) y que "las universidades impulsarán, de acuerdo con lo establecido en la normativa autonómica y de las propias universidades, sistemas tutoriales que integren de manera coordinada las acciones de información, orientación y apoyo formativo a los estudiantes, desarrollados por el profesorado y el personal especializado" (19.3).
 
Las referencias a la orientación recogidas en el Estatuto del Estudiante contrastan con las menciones que figuran en la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades. En esta ocasión se cita tres veces, dos de ellas en disposiciones transitorias. En el articulado se indica que los estudiantes universitarios tienen derecho a "la orientación e información por la Universidad sobre las actividades de la misma que les afecten" (art. 46.2.c). De las tutorías se habla únicamente en la disposición adicional vigésima novena.  
 
La escasez e imprecisión de las referencias a la orientación en la principal ley sobre educación son una evidencia más del poco valor que se ha concedido a la orientación académica y profesional en nuestro país, y del que las cifras de abandono escolar universitario podrían ser una de las consecuencias más evidentes.
 
El último informe de Datos y cifras del Sistema Universitario Español. Publicación 2019-2020 publicado por el Ministerio de Universidades revela que la tasa global de abandono de los estudios de grado en la cohorte de nuevo ingreso de 2013-2014 fue del 33,9%. La tasa global del cambio de estudios fue del 12,3%.
 
La mayor parte de los abandonos se produjeron en las universidades no presenciales (62% frente al 27,3% de las presenciales) y en las ramas de Artes y Humanidades (42,2%) e Ingeniería y Arquitectura (41,5%).
 
Por cursos, la tasa de abandono de los estudios de grado en el primer curso en la cohorte de nuevo ingreso de 2015-2016 se situó en el 21,7%; y la de cambio de estudios en el primer año en el 8,5%, según la misma fuente.
 

Una orientación en pro de la realización personal, la eficiencia económica y la justicia global

 
 
El valor concedido a la orientación universitaria hasta la fecha contrasta con el potencial de la orientación académica y profesional. Diversos organismos de prestigio como la Comisión Europea, la OCDE, la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo, entre otros, han declarado que una orientación profesional eficaz ayuda a las personas a alcanzar su potencial, a las economías a ser más eficientes y a las sociedades a ser más justas (Investing in career guidance, 2019).
 
No se plantea la dicotomía entre una universidad que ha de satisfacer los deseos de los estudiantes o preparar profesionales para adaptarse al mercado de trabajo, como sucede en ocasiones. Maria Do Céu Taveira, doctora en Psicología de la Educación y profesora en la Facultad de Psicología de la Universidade do Minho (Portugal), comenta en la entrevista de este monográfico que "las universidades se han preocupado cada vez más por el tema de la empleabilidad de sus graduados, pero a menudo adoptan una noción de empleabilidad un tanto reductora, sinónimo de empleo inmediato, es decir, la capacidad de obtener un trabajo de 6 a 8 meses después de la finalización del diploma".
 
Por ello, la profesora de la la Universidade do Minho apuesta por el concepto de "empleabilidad sostenible", más acorde con la misión de la universidad en un mundo global y más útil para los estudiantes, en la medida en que les permite prepararse progresivamente, durante su estancia en la universidad, pero también después, para mantener y cambiar de empleo a lo largo de la vida, según la investigadora.
 
Y en este punto, advierte también del "peligro" de dejar al estudiante toda la responsabilidad de creación de oportunidades y empleabilidad, cuando se sabe "perfectamente" que se requieren oportunidades reales de empleo y trabajo digno por parte de las políticas gubernamentales, las instituciones, los empleadores y las personas más próximas al estudiante como el profesorado, los compañeros y los familiares.
 

La orientación académica y profesional antes, durante y después de la universidad

 
La orientación académica y profesional en la universidad posee una escasa tradición en nuestro país. Las primeras experiencias pioneras datan de los años 90. Desde entonces, se ha avanzado en el desarrollo de planes de acción y orientación tutorial, así como en la implantación de Servicios de Información y Orientación de los estudiantes, pero el progreso ha sido desigual e intermitente. Es por ello que uno de los principales retos de la orientación reside en "el desarrollo real de la orientación a través de un modelo integral de orientación y tutoría desde el enfoque de la calidad" (Romero Rodríguez y Figuera Gazo, en Orientación profesional: fundamentos y estrategias, 2016).
 
La orientación académica y profesional en la universidad suele centrarse en tres momentos clave: antes de acceder al mundo universitario, durante la realización de los estudios y al finalizarlos. La mayoría de los esfuerzos de las instituciones educativas superiores se centran en el antes y el después de la universidad, y menos en el durante. Así se constata en las fuentes consultadas y en las aportaciones de los articulistas que han colaborado en este monográfico sobre orientación y universidad.
 

El desafío: conseguir los estudios universitarios deseados y elegidos

 
El primer año de carrera es clave pues, como se ha comentado, el riesgo de abandono o cambio de estudios es una posibilidad real.
 
En este punto, resulta imprescindible establecer sinergias frecuentes y eficientes entre la universidad y los centros de Secundaria y Bachillerato.  Lo deja bien claro Zulema Muñoz, responsable del Servicio de Asesoramiento Universitario de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en su artículo "La orientación vocacional en la etapa preuniversitaria, clave en la decisión universitaria y el éxito del camino universitario del estudiante": "La orientación universitaria no se puede desvincular de la orientación preuniversitaria. En esta última, el papel de los Servicios universitarios dedicados a la promoción en los centros educativos y el papel del orientador dentro de dichos centros, es esencial para que la decisión del futuro alumno universitario se fundamente en una creencia fuerte y consolidada". 
 
Los estudiantes también consideran clave el papel del orientador u orientadora en los centros educativos. Andrea G. Henry y Daniel Sierra, presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes y vocal de Incidencia Política respectivamente, aseguran que "es imprescindible reforzar esta figura para que todos los estudiantes puedan tener una orientación más o menos personalizada y que se adapte a sus necesidades. Con las actuales ratios de alumnos por orientador es imposible". Y advierten, por cierto, que todavía se suele dar más prestigio a los estudios universitarios que a la Formación Profesional.
 
En esta etapa preuniversitaria, la mayoría de los especialistas en orientación académica y profesional coincide en que resulta fundamental trabajar los tres elementos clave en la toma de decisiones sobre el futuro académico y profesional: el autoconocimiento, el conocimiento detallado de la oferta formativa con sus diferentes itinerarios y la situación del mercado de trabajo.
 
En el artículo "Viaje hacia tu vocación", María Crespí, orientadora y mentora en la Universidad Francisco de Vitoria, entiende además que la orientación académica y profesional no se puede reducir únicamente a una elección de unos estudios, sino que conlleva preguntas sobre el sentido de esos estudios para el estudiante: "La orientación vocacional tal y como la concebimos desde nuestra universidad no se limita a elegir unos estudios sino que busca el sentido de vocación, dando respuesta a cuestiones como ‘¿quién quiero ser', ‘¿cuáles son mis dones para ponerlos al servido de la sociedad?', ‘¿cuál es mi proyecto de vida?".
 
Entre las acciones más habituales para acercar a los estudiantes a cada universidad se hallan diversos tipos de encuentros, como las jornadas de puertas abiertas o ferias educativas. En ellas se produce un mayor grado de interacción "a pesar de que la naturaleza de las jornadas es persuasiva y en ellas predomina cierto espíritu comercial" (Del Olmo, 2010, citado por Zulema Muñoz).
 
Otras universidades van más allá y diseñan sus propios instrumentos de orientación académica. Es el caso de la Universidad de Navarra, que cuenta con un Test de Orientación gratuito para alumnado de primer y segundo de Bachillerato y que "no es vinculante con los estudios" de la universidad, como explica Jeanette Bello, responsable del Gabinete de Orientación de la Universidad de Navarra, en su artículo "De camino a la universidad".
 

La orientación durante la carrera, la gran olvidada

 
La orientación académica y profesional durante la realización de los estudios universitarios suele ser la gran olvidada. Pocos articulistas de este monográfico han profundizado en sus retos y oportunidades, cuando en este proceso es preciso elegir itinerarios, asignaturas, menciones, el tema del Trabajo Final de Grado, prácticas, etc.
 
Además, en esta etapa es muy importante que el alumnado no se limite a estudiar los créditos obligatorios, como aconseja Noelia Muñoz, directora de Promoción y Desarrollo en la Universidad Católica de Ávila en su artículo "La oportunidad y el apoyo necesario para hacer realidad tus sueños". Entre las múltiples opciones, Muñoz menciona estancias internacionales, voluntariados, prácticas más allá de las obligatorias, títulos de experto, actividades de extensión universitaria e idiomas. "Cada una de ellas será un elemento diferenciador que incluir en sus currículos que marcará la diferencia a la hora de ser elegidos en un proceso de selección en su primer empleo".
 
Es fácil perderse entre tantas posibilidades, por lo que la orientación universitaria durante la carrera universitaria tiene ante sí un reto de coordinación, "un lugar de complementariedad en relación con otras actividades universitarias, con objetivos de intervención propios, pero integrados en una sola política universitaria", como señala la entrevistada de este monográfico.
 

La transición al mundo laboral y la gestión de las competencias para la carrera profesional

 
Preparar al estudiante para encontrar empleo y poder adaptarse a los cambios que se produzcan en el mercado de trabajo. Este es uno de los objetivos de la orientación académica y profesional más citados por los participantes de este monográfico centrado en orientación y universidad.
 
Un ejemplo prototípico podría ser el modelo aportado por la Universidad de Alcalá de Henares, que establece una serie de pasos para lograr la empleabilidad del estudiantado universitario desde que inicia la carrera hasta que la finaliza, y que explica en detalle la vicerrectora de Economía, Empleabilidad y Emprendimiento de la citada Universidad, Eva Senra, en un nuevo artículo sobre el tema.
 



 
Las profesoras de las Universidad de Córdoba, Sonia García y María Ángeles Olivares, y la docente de la Universidad de Granada, Elba Gutiérrez, comparten una experiencia de innovación docente que puede resultar útil a la hora de acompañar a los estudiantes en la construcción de su proyecto profesional y de vida. Se trata del eportolio profesional, una herramienta de "auto-orientación" que, además de favorecer la empleabilidad del alumnado, contribuye al desarrollo de competencias clave para el ejercicio profesional, como las competencias digitales, la creatividad y la innovación.
 
Para la confederación de estudiantes CANAE, la solución pasa por la creación de una asignatura como la que existe en los ciclos medios y superiores de Formación Profesional denominada Formación y Orientación Laboral (FOL).
 

El futuro de la orientación universitaria

 
Las estrategias y herramientas que se pueden utilizar a la hora de desarrollar la orientación académica y profesional son muy variadas, si bien no todas cuentan con el respaldo científico.  Maria Do Céu Taveira, doctora en Psicología de la Educación y profesora en la Facultad de Psicología de la Universidade do Minho, alienta a la comunidad orientadora a evaluar los procedimientos empleados para orientar y menciona algunas buenas prácticas que se ha demostrado que han funcionado:
 
  • Sesiones de información.
  • Seminarios de desarrollo y gestión de la carrera profesional.
  • Asesoramiento individual.
  • Intervenciones a través de plataformas online.
  • Evaluación de las intervenciones.
  • Análisis del contexto de la persona que toma la decisión.
 
Profesionalizar la orientación sería la forma de garantizar una orientación académica y profesional eficiente y de calidad. "Dada la especial trascendencia de este asesoramiento, se requiere un personal especializado y dedicado de forma específica a esta tarea, que sea capaz de ofrecer a los estudiantes universitarios información precisa y actualizada sobre el mundo laboral y proporcionales habilidades necesarias para su acceso al mismo", sostienen  Mercedes Carmona, Lola García y María Dolores Saravia, vicedecana de Administración y Dirección de Empresas, Técnico de Prácticas y Orientación del Servicio de Orientación e Información Laboral y Coordinadora del SOIL de la Universidad Católica de Murcia, respectivamente, en otro artículo de este monográfico (19626).
 
La segunda edición del Congreso de Orientación Universitaria, que se celebrará los próximos 1, 2 y 3 de septiembre, permitirá sin duda debatir sobre esta cuestión y divulgar prácticas que cuentan con el respaldo de los resultados científicos, y quién sabe si aportará evidencias que puedan incorporarse en la próxima Ley de Universidades que se está elaborando desde el Ministerio de Universidades liderado por Manuel Castells. De la nueva ley orgánica dependerá en gran medida que la orientación universitaria cuente con el respaldo legal y el apoyo de los poderes públicos. Algo que no sólo es un deseo y una necesidad, sino también un derecho.