Además, el trabajo infantil se halla estrechamente relacionado con el abandono escolar. "Más de tres cuartas partes de los niños de 5 a 11 años y más de un tercio de los niños de 12 a 14 años en situación de trabajo infantil no están escolarizados", revela el estudio. Este hecho limita "seriamente" sus perspectivas de trabajo digno en la juventud y la edad adulta, así como su potencial para la vida en general. El resto de los menores lucha continuamente por conciliar su trabajo con las tareas académicas, poniendo en riesgo su derecho a la educación y al ocio.
De no tomarse medidas contra el empleo de menores, las organizaciones que han elaborado la publicación advierten que la cifra podría ascender hasta los 168,9 millones a finales de 2022. Ahora bien, el cumplimiento de los pronósticos dependerá de "las respuestas de la política", advierte el informe.
Una "coyuntura crítica" que requiere una actuación urgente y global
Los progresos alcanzados para erradicar el trabajo infantil se han estancado, y la crisis del COVID-19 también ha contribuido a ello. Al subir los niveles de pobreza, muchas familias han tenido que recurrir al trabajo de sus hijos e hijas. Tampoco ha ayudado el cierre de las escuelas, que ha potenciado que las familias mandaran a los menores a trabajar como alternativa. Por todo ello, UNICEF y la OIT realizan las siguientes recomendaciones:
- Extender la protección social para los menores y sus familias.
- Garantizar una educación gratuita y de calidad hasta la edad mínima para trabajar.
- Registrar el nacimiento de cada bebé, para que nadie pueda vulnerar sus derechos.
- Promover un trabajo digno con ingresos justos para jóvenes y adultos.
- Potenciar medios para la subsistencia y la resiliencia en entornos rurales.
- Promulgar legislación que proteja a los menores y crear mecanismos que velen por su aplicación.
- Prestar especial atención al género y otras discriminaciones relacionadas con las tareas domésticas no remuneradas.
Child Labour: Global estimates 2020, trends and the road forward menciona otros aspectos a tener en cuenta, como el papel del trabajo infantil en las crisis, conflictos y desastres; en las cadenas de suministro nacionales y mundiales; en las políticas presupuestarias y fiscales o en la reestructuración de la deuda pública.
Finalmente, las organizaciones promotoras realizan un llamamiento a la cooperación entre todos los países ante los desafíos globales que plantea el compromiso de erradicar el empleo infantil, patente en el artículo 8 del convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo y la Alianza 8.7, creada para para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8.7 (trabajo infantil, forzoso, esclavitud y trata de seres humanos).
"Cuando está en juego el bienestar de la humanidad, es necesario establecer medidas e inversiones ambiciosas y factibles, como ha ilustrado ampliamente la pandemia de COVID-19. Hemos hecho una promesa a los niños de poner fin al trabajo infantil. No hay tiempo que perder", concluye el informe.
¿Sabías que...?
- De los 160 millones de menores en situación de trabajo infantil a principios de 2020, 63 millones son niñas; y 97, niños. Esta cifra representa 1 de cada 10 niños en todo el mundo.
- De los 160 millones, uso 79 millones realizaba trabajos peligrosos que ponían en riesgo su salud, seguridad y desarrollo moral.
- Se han realizado progresos en la erradicación del empleo infantil en las regiones de Asia y el Pacífico, y en América Latina y el Caribe, pero no en el África Subsahariana. En esta región, tanto el número como el porcentaje de niños en situación de trabajo infantil se han incrementado desde 2012. En la actualidad, hay más niños en situación de trabajo infantil en África Subsahariana que en el resto del mundo.
- También se ha avanzado de manera progresiva en los menores de 12 a 14 años y de 15 a 17. Por el contrario, ha aumentado el trabajo infantil en niños de 5 a 11 años. En 2020 ha habido 16,8 millones más de niños de 5 a 11 años de edad en situación de trabajo infantil que en 2016.
- El empleo infantil es más frecuente en las zonas rurales (122,7 millones frente a los 37,3 millones en las zonas urbanas). También se extiende más en el ámbito de la agricultura (112 millones) y en explotaciones o microempresas familiares, lo que no significa que sea más seguro, como podría parecer en un principio.