La Organización Mundial del Salud (OMS) estima que entre un 10% y un 20% de los adolescentes experimenta algún tipo de trastorno mental, y que la mitad de ellos se manifiesta antes de los 14 años. El tiempo que transcurre entre que aparecen los primeros síntomas y se aplica el tratamiento es clave para la recuperación del paciente, por lo que la plataforma Faros Sant Joan de Déu ha elaborado una publicación para que tanto padres como educadores puedan detectar las señales cuanto antes.
El estudio Una mirada a la salud mental de los adolescentes. Claves para comprenderlos y acompañarlos analiza los principales trastornos mentales que sufren los adolescentes hoy en día, como ansiedad, depresión y trastornos afectivos, psicosis, anorexia y bulimia, autismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). También incluye consejos sobre cómo gestionar lo que denominan retos actuales de la cotidianidad, donde incluyen la gestión de las nuevas tecnologías y la conducta autolesiva. Conoce a continuación los síntomas que permiten detectar un posible trastorno mental en la población adolescente.
Los trastornos de ansiedad, los más frecuentes
La ansiedad es el problema de salud mental más prevalente entre los adolescentes. Si no se detecta y trata a tiempo, podría persistir en la etapa adulta en formas más severas, indica el informe. Es por ello que padres y educadores deberán permanecer atentos por si detectan algunas de las siguientes señales:
- Cambios de humor, con incremento de la irritabilidad.
- Evitación de situaciones como ir a clase, quedar con amigos, conocer gente nueva, ir a situaciones donde hay mucha gente, etc.
- Dificultades de concentración, más dispersión, y posible descenso en el rendimiento académico.
- Dificultades para conciliar el sueño por la noche y/o se despierta durante la noche.
- Quejas respecto sufrir dolor de cabeza, fatiga, y otras somatizaciones o molestias físicas.
Señales para detectar la depresión y otros trastornos afectivos
Se estima que hasta un 30 % de la población mundial tendrá algún episodio depresivo en un momento de su vida. La depresión se incluye dentro de los denominados trastornos afectivos, caracterizados por "una alteración persistente en la capacidad de nuestro cerebro para regular nuestras emociones y nuestro estado de ánimo", explica el estudio. Entre los síntomas que pueden percibir los adultos destacan los siguientes:
- Estado de ánimo deprimido o tristeza la mayor parte del tiempo sin motivo aparente. En niños y adolescentes podría traducirse en irritabilidad.
- Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades.
- Pérdida o aumento considerable de peso.
- Cambios considerables en los patrones de sueño (incapacidad para dormirse, permanecer despierto o levantarse por la mañana).
- Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
- Falta de energía y sensación de cansancio permanente.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada
- Disminución de la capacidad para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte o ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado. Intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.
Cómo detectar la psicosis o desconexión de la realidad
Los trastornos psicóticos son un conjunto de enfermedades mentales graves y
complejas que suelen manifestarse en la transición de la infancia a la vida adulta. Dentro de ellos, la enfermedad más conocida es la esquizofrenia. Entre los principales síntomas, los autores señalan:
- Delirios o "creencias fijas y erróneas que la persona experimenta como ciertas e indiscutibles, incluso cuando hay pruebas en contra".
- Alteraciones de la percepción o alucinaciones, esto es, experiencias sensoriales que se producen sin que exista un estímulo real externo.
- Desorganización del pensamiento, la comunicación y/o el comportamiento.
- Reducción de la expresión emocional.
- Disminución de la motivación para participar en actividades sociales, académicas o laborales.
- Incapacidad o limitación para sentir placer.
- Empobrecimiento del pensamiento y la cognición.
- Alteraciones del estado de ánimo y las emociones.
La detección precoz de la anorexia y la bulimia
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son "patologías mentales graves que se caracterizan por una alteración de la ingesta y pensamientos irracionales en relación al peso, la comida y la imagen corporal", se define en la publicación. La detección precoz es clave en la recuperación de la enfermedad. Existen signos físicos, psicológicos y conductuales que pueden ayudar a los adultos a detectarla:
- Pérdida de peso en poco tiempo sin conocer el origen.
- Retraso en el crecimiento normal para su edad y peso.
- Cambios de peso bruscos.
- Trastornos menstruales, pérdida de la menstruación sin razón médica.
- Osteoporosis.
- Aparición de vello corporal fino.
- Inflamación de las glándulas parótidas.
- Anomalías dentarias.
- Callosidades en los nudillos de las manos.
- Preocupación extrema por la figura, la dieta y el peso.
- Comentarios despectivos sobre el propio cuerpo.
- Distorsión severa de la imagen corporal.
- Perfeccionismo e insatisfacción.
- Inestabilidad emocional.
- Aislamiento y preocupación excesiva por los estudios.
- Irritabilidad.
- Baja autoestima.
- Impulsividad.
- Aumento de la rigidez y la obsesión.
- Dieta persistente, aunque la persona esté muy delgada.
- Cambio de hábitos alimenticios.
- Creciente interés por cocinar, ropa y modas.
- Desaparecer después de las comidas y encerrarse en el baño.
- Tendencia a ocultar ciertas partes del cuerpo con la ropa.
- Compra y consumo de productos para adelgazar.
- Rituales extraños con la comida, como trocearla mucho.
- Práctica de ejercicio físico excesivo.
- Obsesión por pesarse continuamente.
- Aislamiento social.
Cómo trabajar el autismo en la escuela
La escolarización supone todo un reto para todos los alumnos y alumnas, más todavía para quienes padecen un Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Es por ello que el informe Una mirada a la salud mental de los adolescentes. Claves para comprenderlos y acompañarlos se incluye consejos para que el profesorado y la familia puedan mejorar la adaptación y bienestar de los adolescentes con TEA en la escuela. Son los siguientes:
- Contar con un protocolo donde reflejen las necesidades del alumnado, y los procedimientos y acciones que se llevarán a cabo para satisfacerlas, así como el mecanismo de evaluación de los procedimientos.
- Potenciar la comunicación entre las familias y el equipo docente.
- Propiciar situaciones en que los adolescentes puedan hablar con los adultos en un entorno no amenazante.
- Realizar un seguimiento del estado emocional y conductual del adolescente, para poder ofrecer una respuesta rápida.
- Establecer mecanismos y recursos para que pueda identificar y responder al acoso escolar.
- Enseñar al grupo cómo establecer relaciones positivas personas con TEA.
En el caso de las transiciones entre actividades o espacios, un momento especialmente delicado para estas personas, se recomienda planificar las actividades con antelación, crear estrategias y rutinas que faciliten la predictibilidad y anticipación de los cambios, asegurar que se comprenden las transiciones con información visual clara y proporcionar un espacio seguro al que poder acudir en caso de estrés, entre otras recomendaciones.
La detección precoz de TDAH y otros trastornos de conducta
Los problemas de conducta en los jóvenes afectan negativamente a toda la familia. Por ello, conviene estar alerta cuando las rabietas o arrebatos puntuales se repiten con frecuencia o adquieren una intensidad excesiva. He aquí algunas señales a tener en cuenta, según los expertos participantes en el informe de Faros:
- El comportamiento del adolescente genera muchos conflictos y perturbaciones en la vida familiar.
- El menor siente que no puede controlar su ira y eso lo hace sentirse mal consigo mismo.
- Se reduce su capacidad para hacer amigos o llevarse bien con los demás.
- Su comportamiento está causando problemas en la escuela.
- Su conducta es peligrosa para él/ella o para los demás.
En el caso de adolescentes con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), los síntomas de dividen en dos grupos: conductas de falta de atención y conductas hiperactivas e impulsivas.
Entre los síntomas de falta de atención en TDAH, se mencionan cometer errores por descuido, distraerse fácilmente, no parecer escuchar cuando se le habla directamente, tener dificultades para seguir instrucciones y para organizarse, evitar el esfuerzo sostenido, y olvidar o perder cosas.
Las señales de conductas hiperactivas e impulsivas pueden ser dificultades para permanecer quieto o esperar su turno, correr y trepar en exceso, no poder jugar en silencio, mostrarse impaciente, estar siempre como "impulsado por un motor", y hablar o interrumpir de manera impulsiva.
Para conocer más detalles sobre cada uno de los trastornos mentales mencionados, así como más consejos sobre cómo gestionar el uso de las nuevas tecnologías y las conductas autolesivas en la adolescencia, puedes descargarte el informe de manera gratuita en la página web de la plataforma Faros Sant Joan de Déu.