La tasa de abandono temprano de la educación y formación en España registraba el 17,3% en 2019 (21,4% entre los hombres y 13,0% entre las mujeres). Una tasa que nos convierte en el país de la Unión Europea (UE) con mayor porcentaje de jóvenes entre los 18 y 24 años que no tiene estudios medios (FP Básica, ciclos formativos de grado medio o Bachillerato finalizados) y que no sigue realizando ninguna formación.
De este modo, España no ha podido contribuir a conseguir el objetivo que se marcó la UE en 2010 de tener en 2020 una tasa de abandono del 10% o inferior en Europa. Asimismo, no ha logrado el objetivo que la UE estableció específicamente para el país de tener una tasa de abandono del 15%, al tener en cuenta ya que una tasa del 10% era inalcanzable para España. Un abandono que muestra una brecha socioeconómica importante, pues esta tasa es 10 veces mayor entre los jóvenes cuya madre tiene hasta estudios de Primaria (41,8%) que entre los jóvenes cuya madre ha finalizado estudios superiores (4,0%).
Porcentaje de población de 18 a 24 años que abandona de forma temprana la educación y la formación por sexo en los países de la Unión Europea. 2019
Fuente e imagen: Sistema Estatal de Indicadores de la Educación 2020.
Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Mejorar los ciclos formativos de grado medio, clave para la reducción del abandono escolar
La reducción de la tasa de abandono pasa por la mejora de los ciclos formativos de grado medio y la FP Básica, que han estado en los últimos años estancada.
La tasa de abandono educativo temprano en España ha disminuido desde el 31,7% de 2008 hasta el 17,3% de 2019. Aun así, el abandono sigue siendo superior al 10,3% de promedio de la UE. La reducción de la tasa de abandono educativo temprano en España se ha producido por el incremento en los graduados en Bachillerato, ciclos formativos de grado medio o de FP Básica de los jóvenes entre 18 y 24 años.
El hecho de que más jóvenes terminen sus estudios de segunda etapa de Secundaria es positivo porque con esas enseñanzas elevan su grado de competencias, tanto para la formación posterior como para el empleo, competencias que serían mucho más difícil desarrollarlas si abandonan sin finalizar Bachillerato, un ciclo formativo de grado medio o la FP Básica. A nivel individual, los jóvenes que terminan la segunda etapa de Secundaria tienen menos probabilidad de estar desempleados y mayor nivel de salarios, con respecto a los que sólo alcanzan la ESO, tal como lo señala el siguiente gráfico.
Fuente e imagen: Ministerio de Educación y Formación Profesional (2019). Nivel de formación, formación permanente y abandono: explotación de las variables educativas de la Encuesta de Población Activa.
Desde el curso 2008-2009 el número de alumnos matriculados en FP Básica, FP de Grado Medio o Superior ha ascendido en un 77,0% hasta alcanzar los 861.906 en el curso 2019-2020, según el informe Datos y Cifras. Curso escolar 2019-20, del Ministerio de Educación y Formación Profesional. La formación de los titulados en FP es valorada en el mercado de trabajo. La tasa de paro de los titulados de ciclos formativos de grado medio, por ejemplo, es del 13,6% en 2018 mientras que la de los titulados en Bachillerato es del 13,9% (OCDE, Education at Glance, 2019).
Sin embargo y a pesar de esa mejoría, el abandono en España sigue siendo el más elevado de la UE. Además, la FP de Grado Medio se ha quedado atrás en los últimos años respecto a los buenos datos de FP Básica y Superior, con caídas tanto en el número de alumnos que acceden como los que titulan. La tasa bruta de acceso a estos estudios, definida como el porcentaje de nuevos alumnos matriculados sobre el total de la población de 16 años, ascendió desde el 28,8% de 2004-2005 hasta llegar al 43,6% del curso 2012-2013 o el 42,8% del 2014-2015. Sin embargo, en los últimos tres cursos para los que hay datos, 2015-2016, 2016-2017 y 2017-2018, se ha producido un descenso importante hasta retornar al 35,2%.
De hecho, el 30,2% de los españoles que en 2019 tenían entre 25 y 34 años había alcanzado como máximo nivel educativo la ESO. El 69,8% restante, tenía como mínimo estudios de Secundaria superior finalizada (Bachillerato, FP Básica o FP de Grado Medio). El porcentaje de jóvenes que sólo había alcanzado estudios obligatorios estuvo prácticamente estancado desde el año 2005 (35,5%) hasta 2016 (34,7%). La población española entre 25 y 34 años sin estudios de Secundaria superior se ha reducido del 34,7% en 2016 al 30,2% en 2019, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional.
El 30,2% de los jóvenes españoles entre 25-34 años tiene solo estudios finalizados de la ESO con respecto a los de la UE (15,3%). La necesidad de que los jóvenes realicen más estudios más allá de la ESO se puede constatar también en el hecho de que en España solo el 61,3% de la población entre 25-64 años ha estudiado como mucho unos estudios obligatorios. En la UE un porcentaje mucho más alto del 78,7% de la población tiene al menos el nivel de segunda etapa de Secundaria, es decir FP Básica, FP de Grado Medio o Bachillerato. El 69,8% de la generación de jóvenes españoles que en 2019 tenía entre 25-34 años se ha titulado, al menos, en estas enseñanzas posobligatorias es sólo 2 puntos porcentuales más que la generación que le precede de 35-44 años. En la UE ese progreso entre generaciones fue de 2,5 puntos porcentuales (de 82,2% al 84,7%). Y eso a pesar de que partía ya de niveles más elevados que España.
Porcentaje de población que ha alcanzado al menos el nivel de segunda etapa de Educación Secundaria. Unión Europea 2019
Fuente e imagen: Sistema Estatal de Indicadores de la Educación 2020. Ministerio de Educación y Formación Profesional.
En conclusión, hay que abordar dos problemas clave para mejorar la educación: la repentina y significativa disminución de la tasa de acceso de los ciclos formativos de grado medio que se ha producido recientemente, y el persistente 40% del alumnado que comienza estos ciclos y no los finaliza.
"Hay que abordar dos problemas clave para mejorar la educación: la repentina y significativa disminución de la tasa de acceso de los ciclos formativos de grado medio que se ha producido recientemente, y el persistente 40% del alumnado que comienza estos ciclos y no los finaliza".
Ahora bien, después de varios años de estancamiento y caídas, el número de alumnos en FP de Grado Medio en España ha aumentado por primera vez en el curso 2019-2020 hasta los 341.394, (+18.658, +5,8%). Por ello, sería importante que el incremento en la contratación de docentes anunciado por muchas comunidades se destinara en una parte significativa en un aumento de la oferta de ciclos de grado medio. Y muy en particular en aquellos ciclos como Fabricación mecánica; Instalación y mantenimiento; Sanidad; Transporte y mantenimiento de vehículos, e Industrias alimentarias, que son los de mayor inserción laboral como muestra la reciente publicación del Ministerio de Educación y Formación Profesional: Inserción laboral de los graduados en enseñanzas de Formación Profesional.
Otras propuestas para el sistema educativo español relacionadas con la calidad y mejora de la educación
En los puntos anteriores se ha apuntado al abandono como el principal problema educativo español. Es necesario lograr que más y más jóvenes se titulen, como mínimo, de ciclos formativos de grado medio o Bachillerato y que después muchos de ellos continúen con estudios superiores (ya sea ciclos formativos de grado superior o grados universitarios).
Ahora bien, es importante también que esos estudios proporcionen competencias reales. De hecho, nuestro país requiere no sólo mejorar en términos cuantitativos los estudiantes que llegan a estudios medios y superiores.
La evaluación de PIAAC (Programme for the International Assessment of Adult Competencies) de la OCDE, una prueba como PISA, pero para población entre 25 y 64 años, muestra que efectivamente las competencias lectoras y matemáticas de los españoles con estudios superiores (ya sean universitarios o de FP superior) son similares a las de la población con estudios de Secundaria posobligatoria (ciclos formativos de grado medio o Bachillerato) de, por ejemplo, Japón o Países Bajos.
Recomendaciones para mejorar la calidad de la educación
A continuación, comento algunos aspectos por mejorar respecto a la calidad de la educación.
- En la situación actual de crisis sanitaria es importante simplificar y reducir el currículum. Es importante que se aprenda menos, pero mejor. Japón ha reducido un 30% su currículum en los últimos años y Singapur un 33% y son líderes en las pruebas internacionales de PISA, TIMSS o PIRLS. Los alumnos de ambos países lideran las pruebas internacionales de competencias, según datos del Banco Mundial.
- Al reducir el currículum de forma significativa quedaría tiempo para trabajar en las aulas las habilidades no cognitivas o transversales, tan relevantes como las cognitivas. Perseverancia, capacidad de posponer las recompensas, el control de los impulsos, la autorregulación, la motivación o la atención son competencias que influyen en el rendimiento académico, en el desempeño en el mercado de trabajo y en la vida en general. La determinación es una de las competencias transversales más importantes y que hay que enseñar en las aulas. Una de las formas de enseñar estas competencias es a través de la mentalidad del crecimiento. Es decir, demostrar a los estudiantes que la inteligencia y la capacidad pueden crecer y mejorar con el tiempo. Los alumnos y las alumnas con esta mentalidad de crecimiento tienen más probabilidades de tener motivación para dominar las tareas y menos de temer al fracaso.
- La educación española podría afrontar como respuesta a los problemas planteados por el confinamiento una formación online que complemente la educación presencial y entre ambas lograr un mejor resultado. Un estudio sobre la efectividad de la enseñanza-aprendizaje online indica que esta no logra sustituir la educación presencial, sobre todo para el alumnado rezagado. Además, la educación online que se ha proporcionado durante el confinamiento no estaba preparada, sino que se ha improvisado en muchos casos de la noche a la mañana. El profesor de la Universidad de Stanford, Eric Bettinger (Bettinger et al. (2020). ha desarrollado un experimento aleatorio y controlado con 6.000 alumnos en Rusia que varía la intensidad de la enseñanza-aprendizaje asistido por ordenador como un sustituto del tradicional. Los resultados muestran que se mejora el rendimiento académico, pero que sustituir completamente la educación presencial es un error. En el nivel base, incrementos en el uso del ordenador mejoran los resultados de los estudiantes al estar más comprometidos en aprender a través de la tecnología, pero si se intensifica su empleo se pierden los efectos positivos de la instrucción tradicional. El enfoque combinado mantiene a los estudiantes interesados y al mismo tiempo los expone a métodos de aprendizaje más beneficiosos.
- El uso de varias metodologías (formación online y presencial; las metodologías activas y las tradicionales) es la mejor manera de enfocar la educación. De esta forma, se logra aprovechar las ventajas de cada una de las metodologías, y evitar las desventajas que tiene usar sólo una de ellas. Jan BIetenbeck, profesor de la Universidad de Lund en Suecia muestra en un artículo publicado en Labour Economics que las metodologías tradicionales mejoran la resolución de tareas rutinarias y conocimientos factuales, mientras que las metodologías modernas mejoran el razonamiento. Es decir, se complementan. Así que lo óptimo es combinar ambas.