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Readaptarse o morir, esa es la cuestión

Artículo de opinión

  • 21/12/2020

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Víctor Rubio. Director de Formación y Empleo de la Federación Provincial de la Pequeña y Mediana Empresa del Metal y Nuevas Tecnologías de Las Palmas (Islas Canarias)
La pandemia, sin lugar a dudas, nos ha sorprendido a todos. No obstante, certezas que teníamos muy interiorizadas han caído, de un día para otro, en picado, obligándonos a adaptarnos a la "nueva normalidad' para poder sobrevivir. Y el mercado laboral es donde más se ha notado ese tsunami que ha sido, y seguirá hasta no se sabe cuándo, la pandemia del COVID-19.
 
En este sentido, son muchos los retos de la orientación académica y profesional en un contexto de crisis como el actual, pero hay que destacar estos tres: la orientación online, la formación y actualización constante, y la importancia del papel motivador del orientador/a.
 
En el primer caso, porque implica digitalizar el proceso, los recursos utilizados y las vías de comunicación con el usuario, pero también es verdad que conlleva la pérdida de cercanía y dificulta el establecimiento del vínculo de confianza necesario para llevar a cabo el proceso de orientación. En el segundo caso, porque, si bien es cierto que siempre ha sido importante el reciclaje profesional, ahora lo es más que nunca, al tenernos que adaptar y adquirir nuevas competencias de manera inmediata y hacer que los usuarios tampoco se queden descolgados de esta "revolución digital". Y, en último lugar, no hay que olvidar reforzar el papel que tiene la figura del profesional de orientación como generadora del cambio.
 
Es el momento, por tanto, de trabajar la marca personal, empezando por el autoconocimiento y continuando por identificar los puntos fuertes y las áreas de mejora para diseñar el proyecto profesional.
 
"Es el momento de trabajar la marca personal, empezando por el autoconocimiento y continuando por identificar los puntos fuertes y las áreas de mejora para diseñar el proyecto profesional".

Asimismo, se antoja primordial el aprendizaje permanente, poniendo en valor la importancia de la actualización constante y facilitar la información para acceder a esta formación. También se debe apoyar durante el proceso de ampliar horizontes y plantearse el reciclaje profesional, así como respetar que el usuario debe ser protagonista del proceso de orientación, y el orientador, una herramienta para lograr sus objetivos.
 
Por otro lado, hay que hacer entender que ahora las competencias digitales no solo son relevantes durante el proceso de búsqueda, sino también en la mejora de la empleabilidad del usuario, como también lo será planificar la BAE y conectarla a los nuevos requerimientos del mercado laboral, sin olvidar trabajar las competencias personales (comunicación, liderazgo, persuasión, responsabilidad…), que son aspectos fundamentales para hacer networking y afrontar las entrevistas de trabajo.
 
Finalmente, hay que subrayar que, al igual que en otros terrenos profesionales, la orientación en modalidad online ha llegado para quedarse y, viendo el lado positivo, que tiene bastante, permite contactar con el usuario de manera rápida y gratuita, sin que le suponga a este un gasto de tiempo y dinero en desplazamientos innecesarios, así como aboga por afianzar a largo plazo el vínculo con el profesional de referencia.
 
En definitiva, ya lo decía Charles Darwin: "No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio".
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