En mi opinión, como psicóloga profesional, no hay mejor orientación que la que descubre uno por sí mismo. Nosotros, los psicólogos, podemos ayudarles a reflexionar sobre ello y acompañarlos en el camino, pero el descubrimiento y el autoconocimiento, para que sea productivo, debe ser de la propia persona.
Si te paras a pensar, seguro que en algún momento complicado de tu vida has conseguido salir adelante. ¿Has reflexionado acerca de cómo lo has logrado? Las personas tenemos una habilidad muy necesaria que nos ayuda a superar los contextos de crisis. Se trata de la resiliencia. Según la American Psychological Association, "la resiliencia es el proceso para adaptarse bien a la adversidad, ya sea un trauma, una tragedia, una amenaza o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares, interpersonales o de salud, o situaciones estresantes a nivel laboral o financiero para salir fortalecido".
La resiliencia se trata de una soft skill o "habilidad blanda". En otros términos, las soft skills son habilidades personales que reflejan nuestra inteligencia emocional y protagonistas del 80-90% del éxito laboral en una persona. Por lo tanto, una buena orientación y, con más motivo en estos tiempos, debe ir encaminada a que la persona descubra y fortalezca sus soft skills. ¿Cómo lo conseguimos?
En primer lugar y siguiendo el concepto de resiliencia, es necesario ayudar a las personas a reflexionar sobre aquellos momentos en los que hayan superado situaciones complicadas. Recapacitar sobre los momentos de éxito hará que la persona adquiera conciencia de sus logros y habilidades personales que le llevaron a ello. Se trata de acompañar a la persona en un proceso de autogestión en el que tome conciencia de los recursos internos para volver a hacer uso de ellos y transferirlos a nuevas ocupaciones.
Una vez que la persona haya tomado conciencia de sus fortalezas internas, el siguiente paso es enseñarles a no personalizar los fracasos. Una buena orientación debería ir enfocada a facilitar que el orientado u orientada reflexione acerca de que, en toda situación adversa, hay múltiples factores que no dependen de uno mismo y que están fuera de nuestro control.
Mucho del estrés que conlleva el enfrentarse a una situación, viene dado porque la persona se empeña en intentar cambiar lo que es inevitable en vez de aceptarlo, centrarse y trabajar en aquello que está a su alcance. Saber diferenciar ambos puntos, ayuda a que la persona sea más flexible y gestione mejor los cambios, lo que favorece su creatividad para transformar una situación complicada o dolorosa en algo útil de lo que aprender.
La flexibilidad mental se convierte en una habilidad necesaria en el momento en que el contexto y la vida es cambiante e incierta. Para poder estar a la altura de esos cambios, hay que aprender a ver más allá de nuestros planes y no dejar de lado la posibilidad de que estos pueden cambiar y que eso, no debe impedir que sigamos adelante. Es un proceso de reflexión muy útil que ayuda a las personas a no ser tan rígidas y a abrir el abanico de soluciones en un momento complejo.
Estas habilidades, flexibilidad mental, creatividad, capacidad resolutiva y de reflexión, se convierten en unas de las soft skills más poderosas en una persona, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Hay momentos y circunstancias que no dependen de uno mismo, pero la manera de enfrentarse a una situación, sí que lo elige la persona y es determinante para solucionar una situación de manera efectiva. Es importante trabajar en ello y ayudar a las personas a tomar conciencia de los recursos internos, a descubrir, desarrollar y fortalecer la inteligencia emocional. El proceso de orientación debe favorecer "el cerebro pensante" para enseñar a las personas a ser proactivas y no reactivas.
En el mundo laboral y ahora tras la crisis del COVID-19, las empresas necesitan cada vez más recursos tecnológicos, pero, aunque el mundo cada vez se digitalice más rápido, una máquina nunca podrá reemplazar esa capacidad resolutiva y de reflexión que tienen las personas y la manera en que nos relacionamos y trabajamos en equipo. Por ello, las "habilidades blandas" o transversales se convierten en las más demandadas por las empresas y las que marcan la diferencia a la hora de enfrentarse a un problema, de hacer una contratación o incluso de adquirir un puesto superior. No cabe duda que la orientación debe ir encaminada a impulsar y potenciar estas habilidades transversales en las personas para su éxito profesional y personal.
Las soft skills se convierten en algo tan demandado, que una vez tomemos conciencia de lo que nos diferencia de los demás, está bien incluirlo en nuestro currículum en forma de carta de presentación o dedicando un apartado donde recalcar los logros, la solución de problemas interpersonales y la manera de gestionar proyectos de manera eficaz que se haya podido tener en otros empleos. Este apartado que puede resultar muy simple para el lector o lectora es tan importante que marca la diferencia entre una persona u otra. Y esto es lo que buscan las empresas, personas que resalten entre la multitud por su inteligencia emocional y sus soft skills, ya que estas habilidades nunca podrán ser reemplazadas por la tecnología.
Animo a que en la formación y la orientación se tome más conciencia del poder de las habilidades personales y que se invierta en su desarrollo y fortalecimiento para conseguir personas inteligentes emocionalmente con capacidad de adaptación, que sepan aprovechar sus recursos y sacar su máximo rendimiento porque la clave de una organización productiva, son las personas. Como siempre digo, invertir en las personas, es invertir en el éxito de tu negocio.