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Nuevas necesidades en la nueva escuela

Artículo de opinión

  • 30/06/2020

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Laura Carpintero López, Orientadora educativa (Madrid)
La llegada del COVID-19 ha trastocado por completo el sistema educativo. A raíz del confinamiento y el cierre de las escuelas, esta nueva situación ha puesto el foco de atención sobre las nuevas necesidades que están surgiendo en el entorno educativo y a las que es necesario dar respuesta de cara al curso que viene.
 
La educación presencial adquiere un gran valor gracias a su riqueza a nivel social e interactivo, por lo que su papel, en palabras de Javier Calle, que subscribo, "es insustituible". De esta manera, la primera necesidad, sin lugar a duda, es que el alumnado pueda volver a las aulas, ya que es esencial para su correcto desarrollo integral. Para ello, se debe diseñar un correcto y detallado plan de acogida y un protocolo que den respuesta a cualquiera de los escenarios que se barajan en este momento: la vuelta a la enseñanza presencial o la continuación de la educación online.
 
Como ha comunicado la Ministra de Educación, hoy en día, el escenario que más se contempla es que todo el alumnado vuelva a las aulas; sin embargo, el nuevo curso escolar será muy diferente al de otros años. Una de las principales prioridades será garantizar la seguridad de toda la comunidad educativa, para lo cual será necesario contar con recursos espaciales, personales y materiales, ligado por ende a recursos económicos que lo hagan posible.
 
Uno de los cambios más llamativos y beneficiosos que traerá consigo el nuevo curso académico es la reducción de la ratio. Este aspecto lleva mucho tiempo reclamándose al permitir una mayor atención a la diversidad del alumnado y un mayor ajuste de su respuesta educativa. No obstante, para su materialización será esencial disponer de recursos espaciales que alberguen a todo el alumnado y un mayor número de docentes que se hagan responsables de este aumento de aulas.
 
Continuando con los recursos espaciales, es relevante que los centros se planteen la siguiente reflexión: ¿qué espacios se van a usar? Evidentemente, será necesario una redistribución de estos, y para ello, desde el Ministerio se propone hacer uso de aulas libres, espacios de recreo, bibliotecas, aulas de música, de arte y gimnasios para generar un mayor número de aulas. Pero ¿por qué no aprovechar los parques o espacios comunitarios reservando las aulas de música, de arte y los gimnasios para las materias correspondientes? La educación física, la educación plástica y la musical, son sistemáticamente menos valoradas en comparación con las más instrumentales (lengua y matemáticas) y a pesar de ello, a lo largo del confinamiento hemos podido tomar conciencia del beneficio de estas, ya no solo en el alumnado, sino en toda la población. Por ello, considero que es el momento de reconocerles la importancia que tienen y que merecen, de manera que siempre que sea posible, se reserven para el uso para el que están destinadas.
 
Asimismo, los recursos materiales sanitarios (mamparas de separación, geles hidroalcohólicos, mascarillas, elementos de desinfección, entre otros) pasarán a ser esenciales en los centros educativos. Además de estos, otro recurso indispensable que se ha puesto de manifiesto durante la educación a distancia, son los digitales. Pese a los esfuerzos del profesorado, muchos estudiantes, procedentes de familias con menos recursos y en situaciones de mayor vulnerabilidad, se han quedado atrás debido a la imposibilidad de seguir las clases a distancia al no estar en posesión de medios digitales para ello (ordenador, IPad o Tablet, una buena conexión a internet…). Es por ello por lo que han sido muchas las asociaciones y plataformas, como Educamos Contigo, que han solicitado donaciones de estos medios electrónicos para garantizar que el alumnado pudiera seguir las clases a distancia. El Ministerio ha comunicado que prestará estos dispositivos al 6% del alumnado, el más vulnerable, pero es de relevancia asegurar y garantizar que, en el caso de que sea necesario volver a una modalidad de enseñanza a distancia, todo el alumnado cuente con estos medios para continuar sus estudios a distancia.
 
"Esta situación ha sacado a relucir las graves carencias del alumnado en torno a la competencia de aprender a aprender, es decir, a una falta de hábito de estudio, autonomía y gestión del tiempo". 

Esta enorme brecha digital que se ha generado entre los estudiantes es consecuencia de una brecha social. Durante este período, en muchos casos, el profesorado ha mandado una cantidad excesiva de tarea al alumnado, lo que ha derivado en dos escenarios. Por un lado, los alumnos y las alumnas que han contado con el apoyo y respaldo familiar, lo que les ha permitido sacar estas adelante. Por otro lado, aquel alumnado procedente de familias más desfavorecidas que no les han podido brindar toda la ayuda necesaria o que no han contado con un espacio de estudio adecuado, lo que les ha descolgado del curso. Es por ello que en cada centro educativo será necesario reflexionar sobre este aspecto, la excesiva cantidad de tareas y deberes, especialmente en la etapa de Primaria.
 
En estrecha relación con ello, otras necesidades para tener en cuenta de cara al curso que viene serán, en primer lugar, elaborar las programaciones teniendo presente los aspectos del temario que no hayan sido bien adquiridos para incidir nuevamente sobre ellos. En este sentido tendrá un papel central la evaluación inicial, que permitirá ajustar en mayor medida dicha programación. En segundo lugar, se deberán desarrollar programas de refuerzo y apoyo para garantizar que el alumnado que ha tenido más dificultades en seguir adecuadamente las clases a distancia adquiera las competencias necesarias y las asimile de cara a un adecuado progreso. En tercer lugar, esta situación ha sacado a relucir las graves carencias del alumnado en torno a la competencia de aprender a aprender, es decir, a una falta de hábito de estudio, autonomía y gestión del tiempo. De esta manera, será esencial trabajar en esta línea desde edades tempranas, reforzando técnicas de planificación de tiempo y de organización. En esta línea, UNICEF aboga por desarrollar programas de apoyo escolar durante las vacaciones de verano, de manera que permita al alumnado reforzar y desarrollar hábitos de estudio, competencias instrumentales y digitales, así como trabajar la autonomía a la hora de enfrentarse a las tareas escolares.
 

El alumnado y los docentes necesitan más competencias digitales y emocionales

 
Asimismo, la brecha digital no solo ha afectado al alumnado más vulnerable, sino que se ha evidenciado por la carencia en la competencia digital tanto de estudiantes como de docentes. En relación a estos últimos, hay que hacer mención a dos aspectos, en primer lugar muchos docentes no han contado con los medios digitales necesarios para una adecuada educación a distancia, aspecto que al igual que con el alumnado, es necesario garantizar si fuera necesario retornar a una educación a distancia. En segundo lugar, en muchos casos se han visto obligados a enfrentarse a las TIC desde un sentimiento de incompetencia al no tener un adecuado conocimiento en el tema. De esta manera, es esencial una formación inminente en este aspecto para todos los agentes educativos.
 
Por otro lado, debido al impacto emocional que esta situación ha generado, es esencial incluir entre las necesidades detectadas la priorización de la educación emocional. En esta línea, el profesorado, en su mayoría, ha realizado una gran labor de acompañamiento a sus alumnos y alumnas durante este período, aspecto que se debe mantener el curso que viene dado que su bienestar emocional es esencial para asegurar su correcto desarrollo. Sin embargo, esta es igualmente necesaria para el profesorado dada la gran tensión y estrés a la que han estado sometidos, siendo por ende esencial garantizar su bienestar emocional.
 
Durante este período, el profesorado ha tenido que agudizar su ingenio para llegar a todo el alumnado. Y es precisamente este ingenio junto a la necesidad de innovación y proactividad, que deben estar presentes para evitar caer de nuevo en una enseñanza tradicional (mesas individuales, docente como experto y alumnos pasivos). Así, deben encontrar formas y estrategias para continuar aplicando metodologías participativas que se venían aplicando hasta ahora, como el aprendizaje cooperativo, dado el importante valor que ejerce sobre el alumnado y su proceso de enseñanza-aprendizaje.
 
De esta manera, es imprescindible tener en cuenta estas necesidades y darles respuesta antes del próximo curso. Estos últimos meses han estado basados en una improvisación constante ante una situación totalmente desconocida y novedosa para todos, en la que el profesorado ha realizado una gran labor para tratar de llegar a todo el alumnado. Pero el tiempo de la improvisación debe llegar a su fin, ahora es tiempo de prever todos los escenarios, y reflexionar y detallar la adecuada actuación en cada uno de ellos para asegurar que, sea la situación que sea, se garantice tanto la continuidad del aprendizaje como una educación de calidad para todo el alumnado. Tal y como plantea UNICEF, hay que tener presente la educación como derecho del alumnado y la escuela como elemento de compensación social y como factor de protección.
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