En estas circunstancias la orientación laboral se establece como un elemento que nos mantiene conectados con ese futuro próximo. Este momento de "parón obligado", permite a las personas orientadas reflexionar más serenamente acerca de sus objetivos profesionales, planificar el futuro más inmediato y continuar siendo activos en la parte técnica de la estrategia de búsqueda de empleo, para ser los primeros cuando el mercado se reactive. Lejos de tener respuestas, pretendemos ofrecer algunas reflexiones y para ello lo haremos desde la mirada de un grupo de profesionales de la orientación laboral con amplia experiencia en la atención a colectivos en desempleo.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la empleabilidad es: "la aptitud de la persona para encontrar y conservar un trabajo, para progresar en él y para adaptarse al cambio a lo largo de la vida profesional". Pues bien, en momentos como éste, en los que muchos trabajadores y trabajadoras se han visto afectados por los repentinos cambios producidos por la crisis del coronavirus y tienen que abordar importantes cambios en su vida, es momento de plantearnos con más urgencia, si cabe, las posibilidades reales de empleabilidad de la población activa. También resulta esencial contemplar y preguntarnos acerca de cuáles son los recursos con los que cuenta la población desempleada para abordar, con éxito, esa transición en su vida, transición no sólo en el ámbito profesional, sino también en el personal.
En estos momentos, la orientación profesional juega un importante papel. Las transiciones en el trabajo, provocadas por los cambios mencionados, van a requerir que las personas desempleadas o aquellas que necesariamente han visto modificadas sus condiciones de trabajo, reciban apoyo y asesoramiento para afrontar los nuevos cambios con éxito. La orientación profesional es el instrumento que permite abordar esas transiciones, entre otros motivos, porque uno de sus principios es poner en valor las competencias, cualidades y capacidades de las personas para abordar dichos cambios.
Reto 1. Ante la opción de prestar el servicio de orientación profesional no presencial, ¿cómo suplir la carencia del contacto personal cercano?
Tras un breve periodo de tiempo, hemos sido capaces de "adaptar" una parte de nuestro trabajo y hacer la orientación online. Sin embargo, y a pesar de que hay muchas formas de hacer lo que entendemos como teletrabajo, en el caso de la orientación laboral, hay matices muy complejos que difícilmente se pueden hacer sin el contacto directo con la persona. Estaríamos obviando el lenguaje no verbal, parte clave en cualquier proceso de comunicación y que nos llevaría a perder información relevante con relación al orientado u orientada.
Perderíamos una gran oportunidad de captar los mensajes ocultos de la persona, de potenciar los nuestros, de manifestar el apoyo, el ánimo, la empatía, la confianza, el compromiso, etc. Se trata de factores que pueden ser determinantes en la consecución exitosa de los diferentes hitos del proceso orientador. Esa "magia", esa "conexión" que surge entre orientador y orientado y que es muchas veces perceptible por terceros en esas posiciones de acercamiento físico, de proximidad, durante la conversación o incluso el contacto físico que refuerza esas palabras de ánimo y esperanza no es tan evidente en los procesos no presenciales.
"Uno de los principales retos de la orientación laboral, tiene que ver con el hecho de la dificultad que representa realizar las tareas de orientación online sin tener ese contacto directo y cercano con las personas".
Así pues, entendemos que uno de los principales retos de la orientación laboral, tiene que ver con el hecho de la dificultad que representa realizar las tareas de orientación online sin tener ese contacto directo y cercano con las personas.
Reto 2: Necesidad de formación y aprendizaje permanente
El trabajo, tal y como se entiende hoy, está en profunda transformación. Un tercio de los trabajos que realizaremos en el futuro no existen en la actualidad. La gente de hoy está destinada a resolver los problemas del mañana, pero solo podrán hacerlo si se les instruye en las habilidades adecuadas para responder a los tiempos.
En esta sociedad en la que los cambios se producen a un ritmo vertiginoso (cambios económicos, tecnológicos, sociales, etc.) suponemos que seguramente se demandarán nuevas profesiones o que éstas operen con nuevos métodos, nuevas tecnologías o formas (por ejemplo, teletrabajo). Todo ello hacer replantearnos la importancia que adquiere la formación permanente y continua de todas las personas.
Entendemos que otro de los grandes retos es desarrollar la formación permanente de los trabajadores y trabajadoras como medio de hacer frente a los cambios. Si bien antes, una formación específica capacitaba para el desempeño de una profesión y no era necesario seguir formándose, ahora la formación continua se plantea como imprescindible tanto para acceder a un puesto de trabajo como para poder mantener el empleo. Tendrá especial sentido la recomendación de Delors (1996) sobre la importancia del aprendizaje permanente a lo largo de la vida. Se trata, pues, de desarrollar la competencia de aprender a aprender. Algo que puede parecer sencillo, pero en realidad no lo es tanto, sobre todo para aquellos trabajadores y trabajadoras a quienes los cambios en el sistema productivo les ha pillado con cincuenta años y se ven "obligados" a re-inventarse.
Reto 3: La importancia de las capacidades personales para afrontar las situaciones que nos plantea la vida.
Cada vez es más evidente la gran importancia que tienen las cualidades personales y las actitudes como una forma muy importante de poder reconducir nuestras vidas.
Más que disponer de las capacidades necesarias para hacer unas determinadas tareas, las empresas valoran mucho más las cualidades y las competencias de las personas trabajadoras, así como las actitudes con la que los empleados y empleadas afrontan su trabajo. Es decir, se trata de saber desarrollar respuestas emocionales que nos permitan afrontar las diferentes situaciones que se nos plantean en nuestras vidas. Nos estamos refiriendo al ámbito de las competencias que podemos agrupar de la siguiente manera: competencias técnicas (saber) competencias metodológicas (saber hacer), competencias participativas (saber estar) y competencias personales (saber ser). Se trataría, pues, de prestar especial atención a las competencias personales más allá de los conocimientos.
Si hay algo seguro con relación al futuro del trabajo es que todo es incierto. Por eso, es fundamental saber navegar en la incertidumbre. Saber manejarse en organizaciones, trabajar en equipo, resolver problemas, tener creatividad, resiliencia, así como mantener el optimismo y el entusiasmo.
"Un virus invisible nos brinda la oportunidad de visibilizar algunos de los importantes retos y oportunidades que nos ofrece la orientación".
Repensando la orientación en tiempos de coronavirus: cambios en nuestra forma de orientar
Dado que venimos hablando de necesidad de cambio y de adaptación, la propia orientación también debe adaptarse a las circunstancias del momento. Para ello lo haremos mencionando algunas líneas sobre las que creemos que van a ir dirigidos los principales cambios que necesitamos:
- Para que los retos puedan alcanzarse necesitamos asegurar el carácter permanente de la orientación, estableciendo puentes entre la orientación educativa y la orientación laboral.
- La situación actual muestra la existencia de una brecha digital que afecta tanto a la orientación laboral como a la orientación educativa. Es necesario poner iniciativas en marcha orientadas a eliminar la brecha digital (tanto en el acceso a herramientas como en el uso de estas).
- Necesitamos asegurar la calidad en los servicios de orientación laboral. Profesionalizar a los orientadores laborales supone asegurar las competencias necesarias en el ejercicio de esta profesión.
- Es necesario establecer un Pacto de Estado por una Educación Pública que aborde los retos que plantea la sociedad en la que vivimos.
- El profesional de la orientación en el ámbito educativo debería dedicar más tiempo al trabajo de definición de intereses profesionales, habilidades, etc. desde edades tempranas.
- Se deduce de los puntos anteriores la necesidad de aumentar el número de profesionales de la orientación para poder afrontar estos retos.
Para finalizar, nos gustaría dejar constancia de que esta situación que estamos viviendo pone en valor el trabajo de la orientación (educativa y laboral) como herramienta indispensable en el descubrimiento de las competencias personales y profesionales que permitan a las personas poder competir en un mercado laboral que estamos constatando que es muy cambiante y exige gran capacidad de adaptación.
Un virus invisible nos brinda la oportunidad de visibilizar algunos de los importantes retos y oportunidades que nos ofrece la orientación: aprovechémosla.
Referencias bibliográficas
Delors, J. (1996). La Educación encierra un Tesoro: Informe a la UNESCO, de la Comisión Internacional sobre educación para el siglo XXI. Madrid: Ediciones Santillana/Unesco.