La orientación educativa es un proceso de ayuda y asesoramiento educativo contextualizado para la optimización del proceso de enseñanza y aprendizaje.Tal y como recogen las leyes y normativas educativas, la orientación educativa es una función docente. Esta función docente se articula a través de tres ejes de contenidos de enseñanza y aprendizaje de cada materia o disciplina, a saber: conceptos y principios; procedimientos de aprendizaje; así como las actitudes. Este aprendizaje de contenidos cobra sentido en el desarrollo de competencias en el discente. Competencias que internacionalmente se determinan como claves para la participación social y el aprendizaje a lo largo de la vida.
La orientación educativa vertebra su funcionamiento desde tres engranajes de la organización escolar:
- A nivel de asignatura y materia, cada docente tiene la función de realizar una orientación educativa con su alumnado sobre el aprendizaje de la materia que imparte, así como su seguimiento formativo.
- A nivel de aula, es el profesorado-tutor de cada grupo de alumnado el responsable directo de desarrollar la orientación educativa a través de la acción tutorial.
- En un tercer nivel se sitúan el profesorado especialista en orientación educativa, formando parte de las estructuras internas y externas de orientación que asesoran desde una intervención sistémica en la comunidad escolar de alumnado, familias y profesorado.
En estos momentos estamos viviendo en el mundo una de las mayores pandemias sufridas en nuestro planeta que ha obligado a confinar a la población mundial en sus casas, alterando el funcionamiento cotidiano vital.
En esta situación de confinamiento y en lo que atañe a la educación, las administraciones educativas están dedicadas ahora a generalizar la educación a distancia (online) en todos los niveles educativos lo cual implica un gran reto social, técnico estructural y educativo.
Ante esta situación de emergencia, la orientación educativa se enfrenta a tres retos importantes, relativos al desarrollo competencial del alumnado: la competencia resiliente, el compromiso en el aprendizaje (engagement) y el apoyo social organizacional.
La UNICEF ha elaborado una guía de Acciones para la resiliencia de la niñez y la juventud, en la que en su apartado denominado "reducción del riesgo de desastres", explica que:
La resiliencia, se define como la habilidad de un individuo, comunidad, sociedad o sistema expuestos a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficaz. La construcción de la resiliencia significa hacer mayor énfasis en qué es lo que las personas y las comunidades pueden hacer por sí mismas y cómo se pueden fortalecer sus capacidades, antes que concentrarse en su vulnerabilidad frente al desastre o sus necesidades en una emergencia.
Asimismo, UNICEF ha publicado un Manual de actividades que propicien resiliencia en niñas, niños y adolescentes, que puede orientarnos sobre el tipo de actividades educativas a implementar.
En el desarrollo de la resiliencia el apoyo social organizacional tiene un rol fundamental en procesos coadyuvantes. A lo largo de las distintas estructuras de la organización escolar ha de implementarse una serie de sistemas interrelacionados que funcionen como tutores de resiliencia desde el mismo grupo de alumnado, el familiar y el de equipo docente. Estas acciones de apoyo social resiliente organizacional deben de recogerse en documentos de organización y funcionamiento de los centros educativos como los proyectos educativos.
En cuanto al necesario desarrollo del compromiso en el aprendizaje del alumnado (engagement educational), la UNESCO ha publicado un valioso documento sobre la Enseñanza y aprendizaje del compromiso transformador (Teaching and learning transformative engagement).
Implementar esta línea de orientación educativa es una labor sistémica que requiere de un apoyo organizacional en el centro educativo imbricado en el desarrollo competencial del alumnado.
