Arconada ha desarrollado un proyecto de amplio alcance para la formación de profesorado y grupos sociales en España, Portugal, Bolivia y Perú, centrándose en la prevención educativa de la violencia de género, la coeducación y la corresponsabilidad, el análisis crítico de los medios de comunicación y la promoción de masculinidades igualitarias. Es también fundador de "Codo a codo", un grupo de hombres por la igualdad radicado en Palencia. Es autor de Convivir en Igualdad (Prevención de la violencia masculina hacia las mujeres en todas las etapas educativas), de cursos online para Responsables de Igualdad en Consejos Escolares y otras publicaciones.
¿Qué razones justifican que se imparta la educación afectivo-sexual en los centros educativos?
Forma parte de las previsiones legales y del compromiso democrático de potenciar el desarrollo integral de nuestro alumnado, a través de todas las etapas educativas; un desarrollo que debe contemplar el ejercicio del derecho a la igualdad en todos los ámbitos de la personalidad, incluidas la propia autobiografía sexual y las relaciones afectivo-sexuales que nos configuran como sujetos sociales.
Sabemos que las familias no se ocupan de la educación afectivo-sexual y lo que no haga el sistema educativo va a ser ocupado únicamente por el autoaprendizaje grupal, muchas veces distorsionado, y por la pornografía, un producto de tal relevancia que estamos hablando ya de una generación de porno-nativos. La escuela es el espacio privilegiado, muchas veces el único, en que nuestro alumnado recibirá una educación afectivo-sexual de calidad, planificada coherentemente para las características de cada edad e impartida por personas cualificadas y que conocen al alumnado. En ningún otro espacio estarán presentes todas esas variables.
Últimamente se ha desatado la polémica de si los padres deben controlar la educación afectivo-sexual que reciben los niños y las niñas en las escuelas, a través del llamado pin parental. ¿Qué opina al respecto?
La escuela siempre ha informado de cómo desarrolla la educación afectivo-sexual del alumnado y su acción está planificada y es pública. Las familias siempre han podido conocerla, pero no tienen derecho de censurarla ni de vetarla, pues se basa en el derecho individual del alumnado a recibirla. En el ámbito familiar, la coeducación afectivo-sexual impartida será prolongada y cuestionada por los valores familiares, pero ningún grupo familiar puede imponer la ignorancia de sus hijas e hijos sobre contenidos acordados internacionalmente que, insisto, forman parte del derecho del sujeto a recibir acciones educativas que favorezcan su formación integral.
Estamos llegando a un discurso absurdo, en el que alguna familia pretendería impugnar que se leyera el BOE, cuando este recoge derechos con los que no están de acuerdo algunas familias. Existirán padres y madres que crean aún que no debe existir el derecho a contraer matrimonio personas del mismo sexo, pero no pueden impedir que sus hijos e hijas conozcan que la sociedad en la que viven ha reconocido dicho derecho. Se acusa de proselitismo, con escándalos sobreactuados y manipulaciones, a lo que son actuaciones sobre contenidos consensuados profesional e internacionalmente. Las familias no son dueñas de poner ningún burka ideológico para que no se conozcan los valores de una educación afectivo-sexual que, apuesta por el conocimiento del propio cuerpo, del respeto y el buen trato en las relaciones, y la igualdad entre todos los seres humanos.
Actualmente la educación afectivo-sexual no está regulada y depende de cada centro educativo si impartirla o no y cómo hacerlo. ¿Hace falta que se incluya en el currículo de todas las etapas educativas y sea obligatoria? ¿Por qué lo cree así?
Igual que las Matemáticas necesita una progresión en los aprendizajes, la educación afectivo-sexual tiene una lógica interna y una evolución que debiera estar presente en cada una de las etapas. Y debiera ser un contenido obligatorio. Puedo entender que el profesorado reclame algunas ayudas externas puntuales para algunos contenidos y existen instituciones sanitarias y profesional de la educación social, además de colectivos, que pueden colaborar, pero defiendo que el profesorado habitual debe ser el principal agente de educación afectivo-sexual, recibiendo formación especializada para ello.
Si no existe la obligatoriedad, la realidad nos ha mostrado que siempre habrá docentes con plena disposición a cumplir su mandato profesional y social de colaborar en la formación integral, también afectivo-sexual de su alumnado, pero otro sector encontrará mil disculpas para no asumir dicho papel.
"Sabemos que las familias no se ocupan de la educación afectivo-sexual y lo que no haga el sistema educativo va a ser ocupado únicamente por el autoaprendizaje grupal, muchas veces distorsionado, y por la pornografía".
¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de que la educación afectiva-sexual forme parte del currículo de todas las etapas educativas obligatorias?
Creo que las ventajas son la naturalización del aprendizaje de la sexualidad a lo largo de toda la vida, atendiendo a las necesidades evolutivas de cada edad, y la rentabilización de un esfuerzo que se apoya en aprendizajes anteriores.
El único inconveniente es que no se ha planificado una formación para todo el profesorado de todas las etapas y esta carencia es la gran disculpa para no ejercer dicha función.
¿Qué características distinguen a Skolae del resto de programas y que le han valido obtener un premio otorgado por la UNESCO?
A partir de un apoyo institucional decidido, Skolae pensó en las necesidades del alumnado y en los apoyos que demandaría el profesorado. Para ello, creó una progresión de aprendizajes coeducadores a través de todas las etapas educativas, de forma que cada profesional recibía una orientación clara para la edad de su alumnado y una amplia gama de actividades y recursos para cada contenido. Por otra parte, el programa de formación 2017-2019 ha sido el más potente que conozco, dotando de autonomía y conocimientos al profesorado. Además, fue ambicioso en marcar que la respuesta coeducadora debía ser de centro, no de docentes individuales, por lo que cada escuela o instituto debía planificar su actuación coeducadora, que incluía también la educación afectivo-sexual.
Más allá de Skolae ¿Cree que existen actualmente recursos didácticos suficientes y profesorado bien formado en el tema para trabajar la educación afectivo-sexual en las aulas? ¿Cómo se pueden mejorar?
Hace más de una década que contamos con materiales magníficos para todas las etapas y disfrutamos incluso de algunos con tres décadas de antigüedad, como Harimaguada de Canarias, que siguen siendo una referencia. Sobran materiales, pero falta decisión y planificación de los tiempos reales que se pueden dedicar planificadamente a la educación afectivo-sexual, en verdaderos proyectos de centro. Además, debe hacerse una reflexión sobre el sentido de los apoyos externos que complementan el trabajo del profesorado.
Describa dos buenas prácticas de programas de educación afectivo-sexual que se realizan actualmente en los centros educativos ¿Por qué las considera como tales?
En Educación Infantil, la percepción del propio cuerpo como espacio de respeto y de placer, con el aprendizaje temprano de los límites y la capacidad de decir no. En Educación Primaria, ya todo lo relativo a la identificación temprana de los síntomas de violencia emocional en los primeros noviazgos. En Educación Secundaria, todo lo relativo al empoderamiento de las alumnas sobre el derecho al placer.