- 6 razones que justifican que la educación afectivo-sexual se imparta en las aulas
- La educación afectivo-sexual, ¿responsabilidad de las familias, los centros, los gobiernos o de todos?
- Los retos de la educación afectivo-sexual
- ¿Qué temas tratar en la educación afectivo-sexual y a qué edades?
- Dos buenas prácticas de educación afectivo-sexual en los centros
La educación afectivo-sexual en las escuelas tiene efectos positivos entre el alumnado: les ayuda a mejorar sus actitudes respecto a su salud sexual y reproductiva, pero además contribuye a la prevención y reducción de la violencia y la discriminación de género, afirma la UNESCO en su estudio Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Un enfoque basado en la evidencia (2018), en el que analiza los resultados de programas educativos sobre sexualidad alrededor del mundo.
Este organismo internacional y otros como la ONU, UNICEF y otras ONG abogan por que el alumnado reciba educación afectivo-sexual en los centros educativos, ya que consideran que este tipo de formación es la base para lograr la igualdad social y de género, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, a pesar de la evidencia a favor de los beneficios de este tipo de educación, sobre todo la que se ofrece como parte de un currículum educativo, pocos niños, niñas y jóvenes reciben "una preparación que los capacite para tomar decisiones informadas acerca de su sexualidad y sus relaciones de manera libre y responsable", según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este monográfico de Educaweb, expertos y expertas en el tema, así como fuentes consultadas, proponen que esta educación se aborde en las aulas de forma más formal y sistematizada. Hay quienes sugieren que forme parte del currículum educativo, dado que actualmente los centros educativos no están obligados a impartirla.
Asimismo, coinciden en que es fundamental impartir este tipo de formación con un enfoque que abarque la educación emocional y las habilidades sociales, además de la sexualidad. Algunos señalan que debe ofrecerse con el respaldo y consentimiento de las familias, aunque otros no lo consideran imprescindible.
Además, "esta educación debe ajustarse, sin duda, a la edad de la persona y tener en cuenta su nivel de desarrollo, sensibilidad social, cultural y género", afirma Rosa Sanchis, formadora de educación afectivo-sexual en Secundaria y Bachillerato, en entrevista a Educaweb.
6 razones que justifican que la educación afectivo-sexual se imparta
Para la UNESCO, la educación integral en sexualidad (EIS), como el organismo ha denominado a la educación afectivo-sexual, es un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en programas de estudios formales que tratan aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad.
El propósito de esta es "dotar al alumnado de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para disfrutar de salud, bienestar y dignidad; entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto; analizar cómo sus decisiones afectan a su propio bienestar y el de otras personas; y comprender cómo proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos".
Tanto el informe de la UNESCO como los participantes de este monográfico ofrecen las siguientes razones concretas para que la educación afectivo-sexual se ofrezca en los centros educativos y desde edades tempranas:
1. Ayuda a favorecer la igualdad y el respeto a la diversidad
Si la educación integral en sexualidad se imparte de forma sistemática en los centros educativos, el alumnado tendrá actitudes positivas hacia la diversidad sexual, lo que favorecerá la igualdad y la inclusión social, según los expertos.
"Cuando en los centros educativos se trabaja la educación afectivo-sexual, se crea el clima de confianza y seguridad imprescindible para que los menores puedan expresarse con libertad, sin burlas y sin ser juzgados", afirma Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE) en su artículo para Educaweb.
2. Permite al alumnado identificar y evitar abusos
La educación afectivo-sexual sienta las bases para una niñez saludable, al proveer a los niños y las niñas de un entorno seguro para "aprender acerca de la seguridad, la prevención del abuso sexual y cómo reportarlo", según el informe Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Un enfoque basado en la evidencia (2018), elaborado por la UNESCO.
Por su parte, Cobos indica que las niñas y niños precisan de esta educación "para poder identificar las conductas de los adultos y saber distinguir con claridad entre las manifestaciones de cariño y las que tienen connotación sexual, entre las permitidas y las intolerables".
3. Evita enfermedades de transmisión sexual
Otra de las razones por las que la educación afectivo-sexual es necesaria tanto a nivel familiar como de los centros educativos es para evitar enfermedades de tipo sexual, así como embarazos no deseados.
En concreto, la educación integral en sexualidad con base en un currículum educativo contribuye a los siguientes resultados: iniciación demorada de las relaciones sexuales, menor cantidad de parejas sexuales, menos comportamientos de riesgo, mayor uso de anticonceptivos y condones, así como un mayor conocimiento acerca de diferentes aspectos de la sexualidad, los comportamientos, los embarazos, los riesgos del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), concreta en su informe la UNESCO.
4. Previene la violencia de género
La violencia de género también se puede prevenir con la educación integral en sexualidad, asegura el informe La salud sexual y su relación con la salud reproductiva: un enfoque operativo, desarrollado por la OMS.
"Los programas de educación afectivo-sexual podrán bajar los niveles de agresividad en las relaciones entre jóvenes, aumentar el auténtico respeto y mejorar las capacidades de proyectarse en la vida a largo plazo", indica por su parte Carlos Beltramo, coordinador del Área de Educación del Carácter y la Afectividad y del proyecto Educación de la Afectividad y Sexualidad Humana del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, en su artículo para Educaweb.
Asimismo, el profesorado debería facilitar orientaciones sobre cómo actuar en estos casos, cómo prevenirlos y, si es el caso, dónde denunciarlos, tal como señala Pere Font, psicólogo y director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja en la guía Educación Afectiva y Sexual en la Escuela. Orientaciones para maestros y maestras (2017).
5. Ayuda a desarrollar una sexualidad saludable
La falta de educación integral en la sexualidad por parte de las familias y los centros educativos puede conllevar a que los niños y niñas, así como los y las jóvenes, busquen información mediante de personas poco cualificadas para ello, Internet o incluso la pornografía, coinciden los expertos y fuentes consultadas.
"Sabemos que las familias no se ocupan de la educación afectivo-sexual y lo que no haga el sistema educativo va a ser ocupado únicamente por el autoaprendizaje grupal, muchas veces distorsionado, y por la pornografía", añade en entrevista a Educaweb Miguel Ángel Arconada, profesor y coordinador del Bachillerato Internacional del Instituto Jorge Manrique de Palencia y coautor del programa Skolae de educación afectivo-sexual, que se desarrolla en Navarra.
6. Desarrolla la autoestima del alumnado y la confianza en sí mismo
La educación integral en sexualidad proporciona al alumnado la oportunidad de desarrollar la confianza en sí mismo "al aprender acerca de sus emociones; la autogestión, como la higiene o el comportamiento; las habilidades sociales, como el manejo de conflictos, y la toma de decisiones responsables", según la UNESCO.
La educación afectivo-sexual, ¿responsabilidad de las familias, los centros, los gobiernos o de todos?
Recientemente se ha establecido el llamado pin parental en escuelas de Murcia, y podría aplicarse en la Comunidad de Madrid y Andalucía. Este consiste en que los centros educativos pidan autorización escrita a las familias para que el alumnado pueda participar o no en actividades educativas relacionadas con sexualidad. Esto ha generado una gran controversia sobre hasta qué punto las familias pueden y deben controlar la educación de sus hijos e hijas.
"El colegio tiene que hacer todo lo posible para que las familias sepan qué se hace y cómo se planea hacerlo y, por supuesto, es importante que los padres y madres sean tomados en cuenta completamente en el proceso", señala Carlos Beltramo, coordinador del proyecto Educación de la Afectividad y Sexualidad Humana del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.
Un centro educativo, para defender la diversidad de concepciones, debe tener especial cuidado de asegurarse que las familias entienden qué clases se planifican y estén de acuerdo con ello, añade Beltramo. "No es lógico que un director de centro educativo o un gobierno puedan decidir contenidos al respecto sin tener en cuenta a los padres y madres".
La UNESCO indica en su informe Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Un enfoque basado en la evidencia (2018) que la familia tiene un papel fundamental en el "apoyo y cuidado de la formación de un enfoque saludable hacia la sexualidad y las relaciones". Las escuelas, los docentes y gobiernos deben apoyar y complementar el papel que desempeñan los padres y madres, proporcionando "una educación holística para niños y jóvenes en entornos seguros y solidarios", así como las herramientas y los materiales necesarios para impartir programas de calidad y que formen parte del currículum educativo.
A su vez, el estudio indica que los programas de educación afectivo-sexual "no tienen como objetivo sustituir el papel de las familias, sino trabajar en colaboración con ellas y hacerlas participar y darles apoyo".
Por su parte, Miguel Ángel Arconada, coautor de Skolae (el programa de educación afectivo-sexual de Navarra), señala en entrevista a Educaweb que las familias siempre han podido conocer cómo se desarrolla la educación afectivo-sexual del alumnado en los centros educativos "pero no tienen derecho de censurarla ni vetarla, pues se basa en el derecho individual del alumnado a recibirla".
Esta misma idea la apoya Sanchis, formadora de educación integral en sexualidad, ya que considera que los padres y madres "no pueden decidir si sus hijos o hijas serán o no formados en educación afectivo-sexual, feminismo o activismo LGBTI (otros de los temas vetados por los responsables del pin parental) porque ello supone privarles de la posibilidad de adquirir una conciencia crítica, diversa, igualitaria, respetuosa y libre de estereotipos".
Los retos de la educación afectivo-sexual
Entre los desafíos que la educación sexoafectiva presenta en España destacan los siguientes…
Implantarla en el currículum para hacerla obligatoria
La educación afectivo-sexual en España se desarrolla de forma puntual y, dado que no forma parte del plan de estudios, no se implementa de forma sistemática y como proyecto de centro. De ahí que algunos expertos y organismos aboguen por implantarla como parte del currículum.
"Este tipo de educación, al ser transversal (educación afectivo - sexual, igualdad, convivencia, coeducación, etc.), no acaba de tener un lugar independiente dentro del currículum educativo, puesto que se interrelaciona con diferentes temáticas", señala la orientadora Sandra Suárez en su artículo para Educaweb.
Existen diversos programas educativos, materiales didácticos y recursos sobre la temática, pero solo son utilizadas por profesorado que se anima a desarrollarla voluntariamente y de manera independiente.
"Sobran materiales, pero falta decisión y planificación de los tiempos reales que se pueden dedicar a la educación afectivo-sexual, en verdaderos proyectos de centro", añade Arconada.
Más formación especializada al profesorado y apoyo de las administraciones
Para que la educación afectivo-sexual pueda ofrecerse en los centros educativos se requiere de profesorado preparado para ello. Por tanto, estos temas deberían estar incorporados en la formación continua e inicial de los profesionales de la educación, coinciden los expertos y expertas.
"El problema es que el profesorado se siente inseguro. Falta formación, pero no solo esta sino también un apoyo firme y decidido de las administraciones, ya que la sexualidad es un tema tabú y todavía perviven mitos y miedos que impiden que se lleve a cabo adecuadamente", señala en entrevista Sanchis, formadora de educación afectivo-sexual.
Y aunque se pueda echar mano de especialistas externos para ofrecerla al alumnado, siempre es mejor que sean los docentes del centro educativo los que la impartan. "Puedo entender que el profesorado reclame algunas ayudas externas puntuales para algunos contenidos, y existen instituciones sanitarias y profesionales de la educación social, además de colectivos, que pueden colaborar, pero defiendo que el profesorado habitual debe ser el principal agente de educación afectivo-sexual, recibiendo formación especializada para ello", afirma por su parte Arconada.
Ofrecer recursos didácticos con más rigor científico y enfocados a la alfabetización afectiva
Si bien existe una gran cantidad de recursos pedagógicos para ofrecer este tipo de educación, no todos cuentan con el rigor científico que se requiere, asegura Beltramo, coordinador del área de educación del carácter y la afectividad del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra.
"Estas herramientas deben partir de una mirada holística del hecho sexual y abarcar tanto contenidos biológicos y médicos con respaldo científico sólido, así como elementos de lo que se conoce como educación emocional o, para ser más precisos, alfabetización afectiva", añade.
¿Qué temas tratar en la educación afectivo-sexual y a qué edades?
El estudio Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un enfoque basado en la evidencia (2018) desarrollado por la UNESCO recomienda un conjunto de temas y objetivos de aprendizaje que deberían ser impartidos en una educación integral en sexualidad desde edades tempranas y ofrece recomendaciones para la planificación, implementación y monitoreo de programas efectivos de educación afectivo-sexual en cada etapa. En general, los temas son:
- Relaciones: tipos de familias, amistad, amor y relaciones románticas
- Valores, derechos, cultura y sexualidad
- Cómo entender el género
- La violencia y cómo mantenerse seguros
- Habilidades para la salud y el bienestar
- El cuerpo humano y el desarrollo
- La sexualidad y la conducta sexual
- La salud sexual y reproductiva
Dos buenas prácticas de educación afectivo-sexual en los centros
Los programas para tratar la sexualidad en la escuela han pasado por diferentes modelos y enfoques, desde el moralizante del "deber ser", hasta el biologicista centrado en la prevención, hasta llegar al modelo que comienza a introducirse en los centros educativos, el de educación integral, señala Anabella Garzón Fernández, profesora del área de didáctica de las Ciencias Experimentales del Departamento de Educación de la Universidad de Almería, en su informe La educación sexual, una asignatura pendiente en España (2018).
Si bien existen diversos programas en España apoyados por diferentes Consejerías de Educación, la mayoría se imparten de forma puntual o bien solo en ciertas etapas. Además, al no ser obligatorios, depende de cada centro educativo si ofrecerlos o no. No obstante, hay algunas iniciativas que van más allá, algunas de ellas se imparten a todos los niveles, como es el caso de Skolae Berdin Bidean-Creciendo en Igualdad y Coeduca't, que son proyectos que se basan en la coeducación como base.
Skolae
Skolae Berdin Bidean-Creciendo en Igualdad es un programa de educación afectivo-sexual del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra que, dirigido al alumnado de todos los centros escolares de esta comunidad autónoma, se desarrolla desde 2017.
La iniciativa, que de momento se desarrolla en 179 centros navarros, ha recibido reconocimientos en España y el extranjero, entre ellos el Premio internacional de educación de las niñas y las mujeres, otorgado por la UNESCO recientemente.
El programa ofrece recursos didácticos con más de 200 actividades dirigidas a alumnos y alumnas de 0 a 18 años, para que adquieran las competencias necesarias para "aprender a vivir en igualdad", según indican sus promotores en la web del programa. Para su desarrollo se han formado 1.808 mujeres y 495 hombres, docentes de centros públicos y concertados.
El Gobierno de Navarra busca que el programa se extienda a más centros educativos públicos e implantarlo de forma obligatoria, pero algunas familias no están de acuerdo y han tomado medidas legales para evitarlo.
Coeduca't
Por su parte, el Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya ha impulsado Coeduca't, un programa piloto sobre educación afectivo-sexual que ya se aplica en 300 colegios e institutos públicos desde 3º de Primaria hasta 4º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). El objetivo de este programa es ayudar los centros a trabajar aspectos básicos de coeducación, de perspectiva de género y de sexualidad de forma explícita, sistemática, rigurosa y respetuosa.
Los contenidos se imparten en tutorías en grupo e individuales y los centros pueden realizar actividades extraescolares con un enfoque afectivo-sexual, las cuales se adaptan a las necesidades de cada etapa educativa. La previsión es que el proyecto llegue a todos los centros educativos en el curso 2021-2022.
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