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"Somos muchos los profesionales que nos obstinamos en querer inyectar dosis de sensibilidad hacia este colectivo de gente mayor"

Entrevista


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Joan Riart Vendrell y Francesc Boixader,
Joan Riart Vendrell y Francesc Boixader son los autores del Programa de orientación ocupacional para gente mayor (POOGG), iniciado el 2011, que consiste en una propuesta de asesoramiento psicopedagógico aplicada a las personas mayores y, concretamente, al colectivo de jubilados y jubiladas que viven en una residencia. Desde su inicio, la iniciativa se ha mantenida vivo y flexible para adaptarse a las necesidades de las personas a las cuales se dirige y le dan vida, con el objetivo principal de orientarlas en la ocupación de su tiempo.
 
El Programa de orientación ocupacional para la gente mayor (POOGG), que se inició en 2011, continúa acompañando a los más grandes a "añadir vida a los años". ¿Cómo explican su continuidad?
 
Su continuidad y arraigo es proporcionalmente directo a la capacidad de introducir el POOGG en todos y cada uno de los centros que lo adoptaron y lo siguen adaptando siguiendo las máximas de flexibilidad con las que desde un buen principio estuvo concebido el Programa, y solo a través de ellas entendíamos que realmente se arraigarían en estos centros. Este entender de una atención flexible y adaptativa, holística, al grupo y al individuo, permite que el septuagenario que ahora ya es octogenario o el octogenario que pasa de los noventa o aquel que está organizando, con más o menos ímpetu, su primer siglo, siga adelante con la idea de vivir inmerso en esto que se llama gerontología positiva: buscando optimizar los recursos con los que cuenta, de manera objetiva y realista, aprendiendo compensaciones mientras da un lugar exquisito, y/o sigue intentándolo, cada día, a su autoestima, competencia, autosuficiencia, dignidad, aceptación, bienestar físico, integración y crecimiento.
 
¿Cómo ha evolucionado el proyecto en estos años?
 
La experiencia, individual, colectiva y transferible hacen que el Programa se mantenga vivo, casi obligatoriamente, y, cómo decíamos, resulta imprescincible ser flexible y maleable para ser objetivamente adaptativo y solo así eficaz en sus propósitos. 

Ayudan a conferir inyecciones de vitalidad todos aquellos aspectos en que la idiosincrasia del individuo o del grupo tiene unas coordenadas poco convencionales, originales, nada normativas, atrayentes y seductoras, exigiendo al Programa unas hojas de ruta alternativas y ajustadas a estas necesidades humanas que se están presentando. Tener la sensibilidad de percibirlas, cuando incluso intuimos que están, pero quizás muy subterráneas o quizás demasiado enmascaradas, es, decíamos, la responsabilidad de los profesionales que nos ocupamos de injertar y mantener vivo el POOGG. Así, la respuesta es que el POOGG evoluciona siempre hacia las personas que lo clasifican y revitalizan una y otra vez. No al revés.

A menudo, en muchos de los talleres, actividades, encuentros, charlas, conferencias, etc., la evolución es la improvisación, capaz de entender las necesidades exactas que aquel día al grupo o el individuo ocupan y probablemente preocupan.
 
"Denunciábamos el trato de mínimos que existe en residencias de personas mayores o en hogares particulares, sin nada que en muchos casos se pareciera a ningún tipo de potenciación y gestión de recursos y mucho menos a algo parecido a la excelencia".
 
¿Cuáles son, a su parecer, las principales diferencias entre la orientación destinada a la tercera edad y la realizada con jóvenes y adultos? 
 
La proyección en el tiempo y los objetivos elementales que intervienen en la construcción infantil y madura de una vida, construcción que busca descubrir, saber, crecer, arraigar, volver a arraigar después, etc., difiere substancialmente del hecho de afrontar de manera global una vida, ya elaborada en múltiples ocasiones y en casi todos o en todos sus aspectos, a buen seguro caleidoscópica; fundamentada, aprendida a partir de vivencias y experiencias, con derrumbes, lutos y vacíos identificables, etc. Pero más allá de estas diferencias generacionales, optimizar este acompañamiento en cualquiera de los tramos vitales y hacerlo en todos y cada uno de ellos con la máxima excelencia, respeto y honestidad, no tendría que ser una variable en esta idea que defiende el POOGG de querer edificar o recuperar en cada participante al gestor activo de unos recursos determinados que permiten el camino a la plenitud, disponible siempre que pretendamos llegar, sin distraernos de la autoresponsabilidad que escogemos al transitar por un Programa como el nuestro y como tantos otros, para sentirnos cómodos en nuestra piel del día a día.

Los participantes y los profesionales, a pesar de que cada uno tenemos un papel adjudicado por adelantado, transitamos juntos con autoresponsabilidad por el Programa sin que estas diferencias de roles se metan en toda aquella flexibilidad que sabemos que tenemos que mantener como moneda de cambio para el buen funcionamiento de cualquier actividad. Este plural, en el que a pesar de los roles, con muchísima frecuencia quien aprende somos los profesionales, sea quizás otra de las grandes diferencias con el resto de procesos educativos en otros tramos de edad.

¿Se tienen hoy en cuenta las necesidades de plenitud y protagonismo de los más mayores, que el 2013 consideraban invisibles para la sociedad? ¿A qué creen que se debe?

Más que invisibles, denunciábamos el trato de mínimos en residencias de personas mayores o en hogares particulares sin nada que en muchos casos se pareciera a ningún tipo de potenciación y gestión de recursos y mucho menos a algo parecido a la excelencia. Pero somos muchos los profesionales que nos obstinamos en querer inyectar dosis de sensibilidad hacia este colectivo de gente mayor que, con la longevidad, crece. Y, como crece la demanda directa o indirecta de sus necesidades, la respuesta tiene que llegar como va llegando desde todos los ámbitos. Todos y cada uno de nosotros vamos siendo gente mayor y somos ya nosotros mismos quienes velamos por nuestro futuro ya no tan lejano y, así, viendo y entendiendo mejor que nunca nuestra hoja de ruta vital, nos interesamos y ocupamos en el de querer dignificar y en el de ir inyectando vida a los años que todavía nos quedan para vivir ... y querremos desear querer vivir.


(*) Texto incluido en la publicación Una década posant en valor l'orientació acadèmica i professional. Premis Educaweb 2008-2017.
 
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