A eso debemos sumarle que han aumentado las ofertas. Hasta hace un par de décadas, aspirar a un empleo en Japón era toda una experiencia y llevaba asociado cierto componente de aventura. La globalización nos ha permitido reducir las distancias y ampliar nuestras perspectivas laborales. El mundo entero está mucho más cerca. Es cuestión de dar el primer paso e ir en busca de ello.
Emplearse en el extranjero puede constituir una oportunidad de crecimiento profesional y personal muy buena, sin embargo, existen diferentes factores que deben ser tomados en cuenta antes de tomar una decisión así, como la familia, el sueldo, la cultura del país al que se va a llegar, qué esperamos de un cambio tan radical, entre otras.
Convertirse en un expatriado o expatriada[1] puede llegar a ser todo un reto para cualquier trabajador o trabajadora. Cambiar de residencia no sólo conlleva a adaptarse a otras costumbres, sino también a adoptar nuevas formas de vida, muchas veces, completamente distintas a las que se tenían.
Existen algunos factores que no deben perderse de vista al momento de decidir trabajar en el extranjero.
- Elegir el país y saber por qué queremos estar ahí, qué hay ahí que nos llame la atención, en qué área queremos desarrollarnos, si tenemos una compañía en mente (en caso de ser una decisión personal)
- Una vez que se hayamos decidido a qué país iremos debemos revisar qué tan viable es mudarnos allá y obtener trabajo o si conviene primero obtener trabajo para después mudarse.
- También es importante investigar cuál es la situación del empleo en aquel lugar, ya que esto marcará qué tan sencillo será encontrar alguna propuesta de trabajo. Actualmente, Internet nos permite conocer las ofertas laborales que hay alrededor del mundo a través de bolsas de trabajo que tienen alcance global.
- Si decidimos ir a probar suerte, debemos tener en cuenta los requisitos de cada país para visitarlo en calidad de turista, estudiante u obtener un visado laboral.
Asimismo, es importante considerar qué sucederá con nuestro futuro si es que en algún momento decidimos regresar a nuestro país de origen, también es probable que esto nunca suceda y terminemos viviendo en algún otro lugar del mundo.
El desplazamiento o movilidad internacional implica para las empresas una serie de acciones críticas antes, durante y después de la expatriación y para el expatriado este traslado temporal a un país diferente al lugar de donde fue contratado trae una serie de afectaciones a su ámbito social y familiar. El desplazamiento significa un reto de grandes magnitudes sociales, culturales y económicas y es por ello por lo que deberá afrontarse con una visión global.
Brayer Hess y Linderman (2007) apuntan que las competencias clave con las que debe contar un futuro expatriado o expatriada, son las siguientes:
- Habilidad para tolerar la frustración, la ambigüedad y los errores
- Apertura mental y tolerancia a las diferencias
- Flexibilidad y adaptabilidad
- Curiosidad y disfrute por nuevas experiencias
- Buenas habilidades de comunicación y observación
- Autosuficiencia y un fuerte sentido de sí mismo
Los empleados que mejor cumplen sus funciones a nivel internacional son aquellos que cuentan con un alto nivel de "Inteligencia Cultural", una competencia que le permitirá trabajar en el extranjero con la misma eficacia que en el país de origen. Evelyn García, Socia Directora de Kayros Institute, ha introducido cuatro factores clave que integran la "Inteligencia Cultural" y que son necesarios para la correcta adaptación del expatriado en la ciudad de destino:
- Motivación. Interés por aprender y adaptarse al nuevo contexto.
- Conocimiento. Se trata de tener un conocimiento profundo del entorno político y geoeconómico en general y de los países en concreto.
- Comportamiento. Adaptación real a la nueva cultura. Se trata de adaptar comportamientos verbales y no verbales al interactuar con personas de culturas diferentes.
- Estrategia. Entender cómo nuestra cultura influye en nuestra toma de decisiones, comportamiento y en la interpretación de los hechos. «Se trata de ser capaces de cambiar la forma en que interpretamos la realidad».
Finalmente, debe enfatizarse que desde el punto personal el desplazamiento al extranjero representa un coste de oportunidad que debe ser evaluado en todas sus dimensiones personales y familiares con sus oportunidades y amenazas. Desde el punto de vista de las empresas es de vital importancia la existencia de una política clara y transparente de expatriación que considere los factores clave en cada una de sus etapas y que otorgue al plano familiar alta prioridad.
Además, el punto crítico es promover la retención de talento que constituya una ventaja competitiva para la organización.
Referencias bibliográficas
-
Brayer Hess, M., & Linderman, P. (2007). The Expert Expat. Your Guide to Successful Relocation Abroad Moving, Living, Thriving. Londres: Nicholas Brealey Publishing.
-
Porret, M. (2014). Gestión de personas. Manual para la gestión del capital humano en las organizaciones. Madrid: ESIC Editorial.
[1] De acuerdo con Porret (2014) expatriado es el empleado de una compañía que se desplaza, por un tiempo más o menos prolongado, de un país a otro bajo un programa específico (decisiones y acuerdos internos) y que está de acuerdo con la nueva situación en que se encontrará, teniendo en cuenta dónde estaba anteriormente y considerando una serie de circunstancias personales, profesionales, familiares, culturales, sanitarias, religiosas, económicas y de ocio.