Encuentra tu curso ideal
9%
¿Qué quieres estudiar?

¿Contribuye la orientación educativa a la igualdad de género?

Artículo de opinión

  • 27/03/2019

  • Deja tu comentario
  • Valora


Ana Cobos Cedillo, Presidenta de COPOE y orientadora profesional del IES Ben Gabirol, Málaga (Andalucía)
Desde la orientación educativa es posible contribuir a que algún día sea posible la igualdad de género. Es una afirmación que podemos plantear sin duda, pues la orientación educativa se encarga de los aspectos educativos complementarios a los académicos desde la perspectiva técnica, desde la que se trabaja sin perspectiva de género, pues cada caso es único. Sin embargo, simultáneamente, en el plano más educativo, en cuanto compete a los valores, la orientación es una de las Ciencias de la Educación que nació precisamente en pro de la justicia social con la que sí trabajamos con perspectiva de género, ¿contradictorio? No, vamos a explicarnos.
 
La justicia social no consiste en ofrecer un sistema educativo igual para todos, sino en posibilitar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de conseguir una vida de bienestar y de hacer realidad sus sueños, en consecuencia, la justicia social no tiene género y cuando hacemos posible que cada uno, o que cada una, obtenga del sistema educativo la respuesta educativa que necesita estamos haciendo inclusión, que ya es justicia en sí misma. En cambio, cuando se trata de educar con contenidos, sí debemos tener presente la perspectiva de género para que ninguno de nuestros mensajes tenga sesgo sexista ni discriminatorio, en esas ocasiones trabajamos por la equidad y concretamente por la igualdad de oportunidades.
 
Para concretar cómo se materializa este hecho en la orientación educativa, veamos cómo trabajamos por la igualdad de género desde los tres ámbitos de la orientación educativa: la acción tutorial, la orientación vocacional y la atención a la diversidad.
 
Desde la atención a la diversidad, la atención es tan personalizada que en cada caso se entiende que el género es una variable más para confeccionar la respuesta educativa. Por ello nos centraremos en los dos ámbitos de la orientación desde los que sí es imprescindible trabajar expresamente por la igualdad de género.
 
"Una orientación vocacional que contribuya a la igualdad de género comienza en la etapa infantil y no nos abandona a lo largo de toda la vida laboral".

 

Contribuir a la igualdad desde la acción tutorial

 
La acción tutorial se encarga de que el alumnado aprenda lo complementario al currículo académico para fomentar su desarrollo integral como persona en todos los ámbitos.  En el plan de acción tutorial de un centro que coordina el orientador, se recogen los programas que constituyen aprendizajes clave para la vida y que aparecen transversalmente en los currículos oficiales, siendo uno de ellos la igualdad de género. Es necesario trabajar la igualdad de género per se para que el alumnado interiorice la perspectiva no sexista en todos los contextos de su día a día. Los programas que ponemos en marcha para conseguir este objetivo son los siguientes:
 

  • Visibilizar a la mujer: es necesario que el alumnado tome conciencia de la situación de desigualdad que ha vivido la mujer a lo largo de la historia y cómo este hecho ha perjudicado a todos, también a los hombres. Es imprescindible recordar que el sistema educativo es el más eficaz salvavidas para que las niñas afronten sus vidas desde la formación personal y cualificación profesional para conseguir independencia económica y emocional del varón, especialmente en contextos de mayor deprivación sociocultural, donde la ideología machista sigue imperando y reproduciéndose por generaciones.
 
  • Adquirir la perspectiva de género más allá de la concepción binaria: la polarización de la división entre mujeres y hombres para abordar el género deja fuera otras posibilidades que existen y de las que cada vez tenemos más conciencia afortunadamente, pues están ganando en visibilidad. La lucha por la igualdad de género va siempre unidad a la conquista de los derechos de las personas LGTBI. Las identidades de género y las orientaciones sexuales son más de dos. Hablar de género implica no dejar a ningún género al margen del discurso educativo.
 
  • Educar en lo afectivo-sexual: en las relaciones de pareja adolescentes es necesario hacer hincapié en la igualdad, pues observamos que, aunque se han dado grandes pasos en el camino hacia la igualdad de género, se siguen manteniendo en el pensamiento de los jóvenes algunos mitos del amor romántico. Esto les hace reproducir roles que los llevan a relaciones de desigualdad y en muchos casos de malestar emocional, no solo a ellas, sino también a ellos, por tener que desempeñar papeles marcados socialmente que resultan realmente incómodos, como el de macho rudo y dominante.
 
"Es necesario trabajar la orientación vocacional teniendo como referencia el proyecto de vida de cada persona en relación con su proyecto vocacional, sin que exista discriminación por género y especialmente autolimitaciones por ello".

Contribuir a la igualdad desde la orientación vocacional y profesional
 
La orientación vocacional es un proceso que abarca mucho más que la toma de decisiones sobre qué itinerario formativo va a seguir un estudiante. La orientación vocacional consiste en pensar, diseñar y desarrollar un proyecto profesional acorde con los objetivos que una persona se ha trazado para su trayectoria vital, es decir, se trata de su proyecto de vida.
 
Desde esta perspectiva la orientación educativa contribuye a la igualdad de género porque posibilita que cada persona encuentre su camino sin que el género sea un condicionante en la toma de decisiones vocacionales. Desde mi experiencia como orientadora, este objetivo es muy difícil de conseguir e incluso podemos decir que hoy, en pleno siglo XXI, sigue pareciendo una utopía que cada persona se realice en su propia vida con independencia de su género, porque el proceso es extremadamente complicado.
 
Una orientación vocacional que contribuya a la igualdad de género comienza en la etapa infantil y no nos abandona a lo largo de toda la vida laboral. Veamos algunos ejemplos de cómo trabajar la orientación vocacional en cada etapa:
 
  • Etapa infantil: desde los juegos de roles profesionales se trabaja la orientación vocacional cuando no limitamos los juegos por condicionantes de género, así como los juguetes. La labor de las familias en esto es primordial, así como el ejemplo de los progenitores en la distribución de las tareas domésticas y en cada día con respecto a cómo viven su identidad de género en la convivencia con los menores. Como dice el profesor Santos Guerra: "el ruido de lo que somos llega con tanta fuerza a nuestros alumnos que les impide oír lo que decimos".
 
  • Infancia: en esta etapa, el ejemplo de las familias sigue siendo primordial, pero también entran en juego otros referentes, sobre todo los mensajes del propio sistema educativo, como los roles de género en el mundo laboral en los libros de texto y en los contenidos del currículo. Es importante superar la tendencia tradicional de que las niñas se interesan por los contenidos sociales y humanidades y los chicos hacia las ciencias y tecnologías, pues si en este momento las chicas se separan del interés por estas áreas de conocimiento, difícilmente en secundaria conseguirán obtener buenos resultados académicos en estas materias y las descartarán en sus preferencias vocacionales.
 
 
  • Adolescencia y juventud: es la etapa clave para la toma de decisiones y en este momento es necesario trabajar programas de orientación académica y vocacional sin sesgo de género expresamente diseñados para ello. Son clásicas las conferencias y mesas redondas en que se muestran ejemplos de mujeres y hombres que trabajan en profesiones que tradicionalmente no se han asociado a su género. Sin embargo, es necesario tener prudencia en estas actividades porque los estudiantes encuentran estos referentes tan excepcionales que, por eso mismo, no se identifican con ellas y ellos, por lo que pierden su eficacia en relación al objetivo perseguido: se presentan como personas que han conseguido metas inalcanzables para la mayoría.
 
El ejemplo de personas que trabajan en ámbitos tradicionalmente vinculados al otro género debe hacerse llegar al alumnado desde la cotidianeidad y partiendo del proyecto de vida de cada persona. Dicho de otro modo, es necesario trabajar la orientación vocacional teniendo como referencia el proyecto de vida de cada persona en relación con su proyecto vocacional, sin que exista discriminación por género y especialmente autolimitaciones por ello.
 
En definitiva, el género es una cualidad más de las personas que nunca debe constituir una limitación, sino que por el contrario contribuye al enriquecimiento personal, esa es la perspectiva que no debemos perder en educación y en orientación. Más que trabajar por la igualdad de género debemos no perder de vista que se trata de luchar porque la educación contribuya a la igualdad de oportunidades para todas las personas tanto en la educación como en el mercado laboral, sin sesgos por razón de género.
Deja tu comentario
Ver comentarios