Los investigadores definen la inteligencia como "la capacidad de razonar, resolver problemas y aprender". Sí, es una definición muy general, pero es que son cada vez más los que se declaran partidarios de diferenciar entre varios tipos de inteligencia. Por eso todos somos, a la vez, parecidos pero muy distintos en nuestras capacidades de razonamiento y aprendizaje.
Howard Gardner fue el primero en hablar de varias inteligencias múltiples, bien diferenciadas pero relacionadas entre sí. Hasta la llegada de las ideas del psicólogo, investigador y profesor de Harvard, el pensamiento predominante era que el baremo para definir a alguien como inteligente era su éxito académico. Hoy contamos con innumerables ejemplos de malos estudiantes, e incluso personas sin apenas formación, con éxito en los negocios, el arte y la cultura o el deporte. ¿Cómo explicar sus logros?
De acuerdo con la teoría de las inteligencias múltiples, podemos diferenciar entre inteligencia lingüístico-verbal, inteligencia lógica-matemática, inteligencia espacial, inteligencia corporal cinestésica, inteligencia musical, inteligencia interpersonal, inteligencia intrapersonal e inteligencia naturalista.
Tipos de inteligencia
Definimos a continuación, de forma breve, los diferentes tipos de inteligencia junto con el perfil profesional en el que más abunda cada una:Inteligencia lingüístico-verbal
Es característica de los grandes oradores, como los políticos, pero también es común en escritores, poetas o cantantes. Las personas que la tienen más desarrollada poseen una habilidad especial para lectura, el habla, la escritura y la escucha activa de sus interlocutores.Inteligencia lógica-matemática
Matemáticos, economistas, ingenieros o científicos cuentan con una alta capacidad para el cálculo, las hipótesis, la abstracción o el razonamiento. En el modelo tradicional, era la inteligencia que más se tenía en cuenta, junto con la lingüístico-verbal, para establecer el Coeficiente Intelectual (CI).Inteligencia espacial
Sobresale en arquitectos, diseñadores, pilotos, fotógrafos, directores de cine o artistas, entre otros. Pueden percibir con mucho detalle aspectos visuales, dibujar o crear imágenes mentales visuales.
Inteligencia corporal cinestésica
Los que más desarrollada la tienen poseen gran equilibrio, flexibilidad, coordinación ojo-mano y rapidez. Se da en individuos que suelen encaminar sus pasos profesionales hacia empleos tan diferentes como el de actor, cirujano, modelo, deportista, bailarín o escultor.
Inteligencia musical
Presente especialmente en individuos con capacidad para crear y estudiar música. La tienen muy desarrollada músicos, cantantes, compositores, directores de orquesta o críticos musicales.
Inteligencia interpersonal
Las personas con alta inteligencia interpersonal tienen facilidad para entender los sentimientos e intenciones de los demás, incluso aunque no lo muestren abiertamente. Eso les permite ayudar a los demás. Psicólogos, psiquiatras, pedagogos, profesores o abogados suelen tener altas dosis de ella.
Inteligencia intrapersonal
Está relacionado con la alta capacidad autoevaluación de los sentimientos y las metas vitales que el individuo se plantea. Abunda en las individuos más reflexivos, a los que permite conocerse profundamente a sí mismos. No va asociada a ninguna profesión concreta, por lo que puede darse en varias muy diferentes.
Inteligencia naturalista
Fue la última en ser reconocida y es la que poseen, en gran medida, aquellas personas capaces de ver las relaciones entre especies y grupos de objetos e individuos, aunque reconozcan también las diferencias o semejanzas entre ellos. Está muy presentes en naturalistas, biólogos y botánicos, entre otros.
Los diferentes tipos de inteligencia no son compartimentos estancos, sino que se combinan entre sí, ya que todos los seres humanos cuentan con ellas en mayor o menor medida. Además, aunque las capacidades innatas son distintas en cada individuo, hoy se sabe que estos tipos de inteligencia son, en buena parte, habilidades. Por lo tanto, se pueden acrecentar si se desarrollan lo suficiente. El estímulo y la instrucción suficientes son clave para lograr un crecimiento en cualquier de ellas.
Modelo educativo y laboral
La formación académica clásica está entredicho desde que irrumpió la teoría de los tipos de inteligencia, ya que en ella se hace hincapié casi exclusivamente en la inteligencia lingüístico-verbal y en la inteligencia lógica-matemática y se deja de lado a las demás.
La conciencia de la importancia de desarrollar todas las habilidades de la persona gana cada vez más adeptos en la comunidad educativa, que poco a poco premia más habilidades y comportamientos antes poco valorados. En realidad, se trata de una adaptación lógica a las exigencias que supone una vida laboral plena, en la que entran en juego muchas capacidades.
Por ejemplo, un profesor necesitará una alta inteligencia lingüístico-verbal para transmitir conocimientos, pero no será una gran docente si no desarrolla una inteligencia interpersonal que le permitirá empatizar con los alumnos y saber si éstos están motivados y si entienden su mensaje.
En el ámbito laboral la capacidad para resolver problemas y encontrar soluciones a situaciones diversas obliga a usar varios tipos de inteligencia, algo que realizan las personas de forma inconsciente. La buena noticia es que, con esfuerzo, estas habilidades se pueden mejorar en cada individuo.
Inteligencia emocional
Además de las descritas anteriormente, se puede diferenciar de ellas la inteligencia emocional. Es la que facilita en buena medida el aprendizaje, la que construye la confianza en uno mismo y la que permite entender tanto las emociones como los intereses de los demás. El psicólogo Daniel Goleman fue el gran defensor de la existencia de este tipo de inteligencia. Según él, está vinculada con la inteligencia racional hasta el punto de que es imprescindible desarrollar ambas de forma conjunta.
El papel de la inteligencia emocional en el mundo laboral es indiscutible. Una gestión correcta de ella nos hace más proclives a solventar conflictos, ser creativos y constructivos y alcanzar acuerdos. También ayuda a enfocar mejor las relaciones de trabajo dentro de las empresas y a establecer prioridades. La inteligencia emocional, como las ocho anteriores, se puede ejercitar y entrenar para que mejore a lo largo del tiempo.