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Orientación y Compromiso Social Aplicado

Artículo de opinión

  • 04/12/2018

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Silvia Gabriela Vázquez, Directora académica de la Red Latinoamericana de Orientadores y directora de la cátedra de Responsabilidad social de la Universidad de la Marina Mercante (Argentina)
La orientación puede contribuir a que la ciudadanía conciba su propio proyecto profesional y de vida desde una mirada integral que apueste al bien común. Para explicar esta tarea apasionante he propuesto la noción de Compromiso Social Aplicado, íntimamente vinculada con la filosofía Ikigai.
 

Vocación y (CSA) Compromiso Social Aplicado

 
"(…) Es imperativo y necesario que los profesionales de la Orientación tomen en cuenta los aspectos relacionados con la justicia social en sus actividades profesionales, para un mejor abordaje de las necesidades colectivas" (González Bello y Chacón, 2015)
 
 
Propongo pensar la vocación como la actitud que una persona construye desde sus diferentes inteligencias y potencialidades en pos de quehaceres que le proporcionen tanto satisfacción personal como crecimiento profesional, sin olvidar el aporte que podrá hacer a su comunidad.

Por ello, la orientación vocacional no se agota en la administración de pruebas psicométricas estandarizadas (modalidad actuarial) o en la información sobre la oferta académica y la demanda laboral, sino que abarca la búsqueda del bienestar con uno mismo y con el entorno.

Desde la Red Latinoamericana de Profesionales de la Orientación (RELAPRO), consideramos a la orientación vocacional como "proceso de asesoría pedagógica al fenómeno existencial de la búsqueda de sentido y la construcción social de proyectos de vida" (Brunal-Vázquez, 2014).

Cuando un orientador basa su rol en el Compromiso Social Aplicado[1] (Vázquez, 2013), no sólo ayuda a las personas a reconocer sus fortalezas, intereses y aspiraciones, sino que además promueve que cada uno encuentre ese nicho en el que puede ser útil a la sociedad y lo motiva a poner en juego su propia vocación de servicio.

Estar al tanto de los problemas sociales actuales que necesitan soluciones urgentes es condición para reflexionar junto a cada orientado acerca de qué podría aportar para lograr la equidad de género, el respeto a la diversidad, la integración cultural, la preservación del ambiente, el diálogo intergeneracional, la promoción de conductas saludables, etc., de acuerdo con sus áreas de mayor interés.
 

Pensar en lo que el mundo necesita

 
"Enfermo está el mundo, donde tener y ser significan lo mismo." (Galeano, 1982)
 
Los orientadores tenemos la posibilidad de sumarle valor a nuestra tarea, guiando a los consultantes en la búsqueda del Ikigai, es decir, su razón de vivir o propósito. Uno de los cuadrantes del Ikigai alude a aquello que el mundo necesita y que podemos convertir en nuestra "misión".

El Ikigai se alcanza cuando se logra transformar la vocación en profesión y llevarla a cabo apasionadamente sin dejar de preguntarnos, a lo largo del camino: ¿qué le puedo aportar al mundo? 

Promover la justicia social en las intervenciones implica lograr que los orientados entiendan que, más allá de la profesión elegida, tendrán la responsabilidad compartida de hacer crecer a la organización o comunidad de la que formen parte. Por ejemplo, ayudando a fortalecer ciertos factores protectores como el trabajo en equipo, la creatividad, la ética, la iniciativa y la perseverancia frente a las adversidades.

Desde la profesión u ocupación elegida es posible poner el compromiso al servicio de la integración del adulto mayor, el turismo responsable, la inclusión de personas con discapacidad, la protección ambiental, la educación para la paz, la prevención de adicciones o la igualdad de oportunidades educativas y laborales.  Son múltiples los ámbitos en los que se puede construir allí afuera, sin perder de vista el sueño propio inicial.
 
"Promover la justicia social en las intervenciones implica lograr que los orientados entiendan que, más allá de la profesión elegida, tendrán la responsabilidad compartida de hacer crecer a la organización o comunidad de la que formen parte".
 

La importancia de compartir buenas prácticas

 
 "(…) Se hace necesario visibilizar la relación que la Orientación vocacional tiene en tanto práctica, con las profundas desigualdades sociales existentes y que, desde luego, se expresan en los procesos de elección." (Sergio Rascován, 2013)
 
 
Uno de los siete aprendizajes básicos para la convivencia social es, según José B. Toro (1992), "Aprender a valorar el saber social".  Por eso, durante todo el año organizamos encuentros en los que propiciamos el intercambio de buenas prácticas y el diálogo intergeneracional en el marco de la Cátedra de Responsabilidad Social Universitaria y el Departamento de Orientación Vocacional UdeMM.
 
Convocamos a participar de estos espacios a quienes lideran proyectos a favor del bien común, para que nos hablen sobre sus vocaciones, sus sueños, los obstáculos con los que se encontraron en el camino, el modo de superarlos y la manera de articular la propia ocupación con la justicia social.
 
En la última década, nos han honrado con su visita, entre otros: Gaetano Brancati Luigi (nominado al Premio Nobel de la Paz), María Mar Olayo (presidente de la Asociación de Escritores Solidarios Cinco Palabras[2]), Boleslao Sabomir (premier del Parlamento Cívico de la Humanidad), Rubén Omar Sosa (médico y promotor de iniciativas solidarias), Gonzalo Álvarez (artista ambiental), Marta Lescano (presidente de Fepais), Beatriz Pellizari (emprendedora social), Ezequiel Ander Egg (filósofo y autor de decenas de libros sobre trabajo social), Florencia Rádice y Nicolás Rodriguez (responsables de la Asociación Cooperadora del Hospital Belgrano)[3] y Daniel Lavella (Asesor de Fundación Cepaim). 
Todos ellos han compartido sus buenas prácticas con nosotros.
 
Dichos encuentros funcionan como un espacio de taller, en el que los alumnos dialogan con los invitados y luego, inspirados por las historias de vida escuchadas, reflexionan a partir de tres preguntas formuladas por los orientadores:
 
En dichos talleres invitamos a los alumnos a preguntarse:
 
  • ¿En que soy bueno?
  • ¿Qué me gusta hacer?
  • ¿Qué de lo que sé -y amo hacer- puede ser útil para otros? 
 
Por otra parte, en estos talleres de orientación transmitimos la importancia de trabajar en equipos interdisciplinarios para concretar los proyectos en pos del bien común. Nadie puede cambiar el mundo solo, pero sí es posible mejorarlo, (al menos un poco), cuando se confía, se comparte el esfuerzo y se tejen redes solidarias.    
 
Los modos de unir vocación con compromiso social son infinitos. Está en nosotros, como orientadores, la decisión de llevarlos a la práctica y al mismo tiempo, de acompañar a los consultantes en ese camino maravilloso.
 
[1] Concepto propuesto en el 2013 y retomado en el libro: "Formar profesionales competentes, comprometidos y resilientes" (Vázquez, Silvia Gabriela, EAE, 2017)
 
[2] Uno de los proyectos por el bien común en los que actualmente participamos desde la Cátedra de RSU y el Depto. de Orientación UdeMM junto con la Asociacion de Escritores Solidarios es "Salvemos al Teatro Luisa Vehil": https://cincopalabras.com/2018/10/28/LA-CAUSA-DEL-MES-DE-NOVIEMBRE-LA-ASOCIACION-CIVIL-TEATRO-LUISA-VEHIL-CENTRO-CULTURAL/
 
[3] Otro de los proyectos solidarios llevados a cabo recientemente fue la publicación del libro "Cuentos alados para chicos valientes" a total beneficio de dicho hospital: https://www.facebook.com/cooperadoradelhospitalbelgrano/videos/2149610922030643/
 
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