En Castilla y León, la formación se ofrece y coordina por la Consejería de Educación, canalizada a través de las respectivas Direcciones Provinciales de Educación. Los Centros de Formación e Innovación Educativa del Profesorado (CFIEs) son, en último término, los encargados de ofertar y organizar las distintas modalidades formativas: cursos, seminarios, grupos de trabajo, proyectos de innovación, proyectos de formación en centros, etc.También existen múltiples posibilidades de participación en dichas modalidades: individualmente, a través de un plan de formación, un plan permanente de equipos de profesores, un grupo de profesores, etc.
En el futuro, la formación debe tender a identificar situaciones específicas, esto es, proporcionar al profesorado capacidades de diagnóstico en el análisis de las necesidades y motivaciones del alumnado.
Programas que pueden ayudar a prevenir el bullying
El fenómeno del bullying y ciberbullying, que perturban la seguridad personal, la salud emocional y física y el rendimiento académico del alumnado afectado, requieren una formación y un entrenamiento de los profesionales de la educación que permita encararlos con éxito.
"La formación ideal debería servir para diseñar estrategias preventivas de cara a la detección temprana del acoso".
Los sistemas de apoyo entre iguales (Equipos de Ayuda y Ciber mentoría) en los centros educativos son buenas herramientas para ello, así como el Programa de Alumnos Mediadores. Estos proyectos se sitúan en un marco de referencia preventivo de mejora de la convivencia y prevención del acoso y ciberacoso, basado en el diálogo, la participación y en el incremento de las relaciones interpersonales positivas.
La implantación de estos sistemas requiere de un trabajo previo que asiente las estructuras fundamentales sobre las que se apoyarán estas estrategias útiles para prevenir, gestionar y resolver los problemas y conflictos que surgen en la convivencia, lo que sin duda redundará en un clima escolar positivo y de confianza.
Formación para la detección temprana del acoso escolar
La formación ideal debería servir para diseñar estrategias preventivas de cara a la detección temprana del acoso, que permita a su vez elaborar herramientas de trabajo en los centros educativos y facilite intervenir en caso de resultar necesario.
En otro orden de cosas, no podemos perder de vista el último paso en todo proceso: la evaluación. Se revela prioritario evaluar el acoso en el contexto educativo, para, de un lado, diseñar acciones preventivas, y de otro, aplicar medidas correctoras.
Sus destinatarios principales deberían ser prioritariamente los orientadores y coordinadores de convivencia de los centros, aunque sin perder de vista al resto del profesorado, que es el personal que tiene el contacto directo con los alumnos. Tal necesidad de formación adecuada se justifica en que se atribuye por imperativo legal a los docentes la tramitación y gestión de los expedientes disciplinarios, proceso que han de acometer sin ningún tipo de formación previa.
También hemos de ser conscientes de que estamos inmersos en una imparable revolución digital. Los menores están expuestos y en contacto con teléfonos móviles, tabletas, dispositivos digitales, etc. desde sus primeros meses de vida, contando con que el manejo educativo de las herramientas TIC se potencia cada vez desde edades más tempranas.
Por lo anterior, se revela imprescindible formar y concienciar a estos profesionales acerca de la importancia de la prevención de riesgos en la gestión de los perfiles en las redes sociales en menores, ya que en muchos casos suponen el germen del acoso. La formación sobre el tratamiento de la privacidad y la imagen digital entre escolares debería constituir el punto de partida para poder trabajar el acoso escolar con perspectiva.