De acuerdo con su experiencia, ¿por qué cree que es importante educar en la igualdad de género en las escuelas desde la Educación Infantil (0-6 años) a la Primaria (6-12 años)? ¿Qué evidencias avalan esta importancia?
Es importante que el alumnado vea desde edades muy tempranas que tanto hombres como mujeres tenemos igualdad en derechos y que no por nacer mujer se puede discriminar a una persona (en esa misma línea se trabaja la no discriminación por sexo, género, raza, ideología, orientación sexual, religión, etc.). En la escuela les tenemos que hacer ver que otra sociedad es posible, que todos los casos de discriminación que se ven en el día a día en nuestra sociedad tienen una raíz social y cultural, y que es posible cambiarla y caminar hacia una sociedad más igualitaria y más justa.
Es importante que el alumnado vea, por ejemplo, que no existen unos juguetes determinados para niños y otros para niñas, ni unos colores determinados para chicas y otros para chicos, que no hay carreras dirigidas a hombres y otras a mujeres, sino que esas elecciones están condicionadas social y culturalmente y que debemos tener libertad de elección sin importar nuestro género.
Hay muchas ideas preconcebidas que se instauran desde muy temprana edad y que luego resulta muy difícil modificar. En el día a día en el aula encontramos ejemplos claros de esto (por ejemplo, que un niño de 4 años diga que las chicas no juegan al fútbol y se sorprenda cuando le explicas que sí). Al trabajar en Primaria el tema de la igualdad nos encontramos con que conocen la teoría, y la respuesta "políticamente correcta", pero, en el día a día hay muchas actitudes que demuestran que no están interiorizadas en su modo de actuar.
¿Qué herramientas, estrategias o recursos pedagógicos se han puesto en práctica en tu centro para ayudar a los docentes a educar a los niños y niñas en igualdad de género?
Se me ocurren dos que hemos implementado este año: uno es el proyecto Nahiko! de Emakunde, Instituto de la Mujer del Gobierno Vasco, y el otro es el proyecto Inspira de la Universidad de Deusto. A estas dos iniciativas hay que añadir toda la labor que se hace a diario en las diferentes clases, en las tutorías, en las diversas unidades didácticas y en las fechas señaladas como el 25 de noviembre, 8 de marzo y 17 de mayo. Asimismo, el año pasado en Educación Infantil se trabajó un proyecto cuya temática estaba vinculada al Carnaval y uno de sus objetivos giraba en torno a la igualdad de género.Se les preguntaba si creían que había una diferencia entre los disfraces de chicos y de chicas y por qué. El objetivo era que entendieran que si uno se siente cómodo con un disfraz da igual el género, que hay que elegir en libertad, sin condicionantes.
El proyecto Nahiko! ayuda al profesorado a analizar situaciones de desigualdad en el ámbito educativo y ofrece recursos para trabajar la coeducación. El objetivo es mejorar el clima de relación y la convivencia, así como prevenir la violencia contra las mujeres desde la educación. Los recursos para trabajar estos temas, para la reflexión y el diálogo están dirigidos al profesorado, al alumnado y a las familias. Por poner un ejemplo, en 4º de Educación Primaria, que es donde hemos implementado este proyecto en nuestro centro, se han trabajado los siguientes temas: el cuidado, la diversidad, la igualdad, los empleos, los medios de comunicación y convivir en igualdad. Estos temas se trabajan de forma transversal, con material digital y con material físico como juegos de cartas, juegos de mesa, fichas y paneles informativos. El alumnado participa de manera muy práctica, lúdica y a través de la reflexión de los temas citados. El curso que viene pretendemos ampliar este proyecto a todas las etapas de Primaria.
El proyecto Inspira es pionero en Euskadi y busca el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las chicas, basado en acciones de sensibilización y orientación, que imparten mujeres profesionales del mundo de la investigación, la ciencia y la tecnología (STEAM). Colaboran mujeres voluntarias del ámbito académico, empresarial, investigación, gestión, etc. y se abordan temas como los estereotipos que nos rodean, el trabajo o mujeres y ciencia a lo largo de la historia. Este proyecto surge de la necesidad de promocionar vocaciones científicas entre el alumnado vasco y de la urgencia de hacerlo especialmente entre las chicas. En el Colegio Berrio-Otxoa llevamos dos años haciéndolo en 4º de la ESO y la idea es ampliarlo el curso que viene a Educación Primaria.
¿Podría darnos un ejemplo de cómo se educa en igualdad de género en su colegio?
Lo trabajamos de manera transversal en muchas asignaturas y la idea es insertar cada vez más unidades didácticas que trabajen la igualdad de género. Por poner varios ejemplos, este año en 4º de la ESO hemos trabajado una unidad didáctica en la asignatura de Historia sobre el papel de las mujeres en la Revolución Francesa. En ese mismo curso hemos trabajado en Lengua y Literatura el proyecto de La mujer escondida dentro del Tratamiento Integral de las Lenguas, en el que el alumnado ha trabajado los estereotipos femeninos con los que convivimos y sobre las mujeres de la literatura romántica y realista, junto con su contexto social, a través de textos y debates argumentativos.
En el Colegio Berrio-Otxoa tenemos un grupo de alumnas y alumnos voluntarios que trabajan en pro de la igualdad de género y se llaman Txoko Morea (algo así como "Grupo Morado" en euskera) y se reúnen todos los viernes después de clase. Yo los tutorizo y me reúno con ellos de vez en cuando, pero ellos funcionan de una manera autónoma. Para este proyecto de La mujer escondida, pasaron por todas las clases de 4º de la ESO haciendo una exposición sobre la situación actual de la mujer y la cosificación que sufrimos.
Asimismo, el año pasado, un grupo de teatro formado por profesores del colegio hizo una actuación ante el alumnado de Educación infantil del cuento Y cuando crezca… ¿qué? (Eta handia egiten naizenean zer?, en euskera), que aborda el tema de la elección de profesiones. En este cuento, una niña iba eligiendo profesiones indistintamente, equiparando así profesiones atribuidas culturalmente a hombres y a mujeres.
"El profesorado, al igual que las familias, tiene que ser consciente de que la igualdad de género es un trabajo que nos incumbe a todos y todas".
¿Cuáles crees que son los indicadores que alertan de que no se está educando en la igualdad de género?
Cuando el alumnado no ve como una falta grave levantar la falda a una compañera de clase o hablar despectivamente de las mujeres; cuando se critica a las niñas por su forma de vestir; cuando el alumnado no encuentra casos de machismo en ciertas actitudes sociales y las ve normales (recibir piropos de alguien desconocido, por ejemplo).
Otro indicador es cuando el propio alumnado victimiza a la víctima de machismo, como ha sucedido en los debates llevados a cabo durante este año en cursos de la ESO y Bachillerato sobre el indignante juicio de La Manada. Todas estas situaciones son claros indicadores de la realidad, no sé si de que no se está educando en igualdad o de que los esfuerzos que se hacen no son suficientes. Las respuestas de ciertos alumnos en situaciones anteriormente mencionadas dejan ver que ellos justifican lo injustificable diciendo, por ejemplo, que la víctima se lo estaba buscando. Estas respuestas cada vez son las menos entre nuestros jóvenes, pero todavía hay mucho trabajo por hacer, mucha concienciación pendiente.
¿Qué políticas de centro consideras que se tendrían que implementar para educar en la igualdad de género durante la primera infancia?
Contar con un equipo de trabajo dedicado a la coeducación. En el Colegio Berrio-Otxoa el curso 2018-2019 será el tercer año que este equipo de trabajo que yo lidero está funcionando muy bien y cada vez con más propuestas y más experiencia en el terreno. Este equipo está formado por profesores y la orientadora del centro y tenemos una relación muy estrecha con el equipo directivo y con el claustro de profesores. A futuro queremos que haya un representante de cada etapa educativa, para ver las necesidades de cada etapa con mayor facilidad y ojo crítico.
La formación del alumnado en estos temas de género y diversidad sexual es esencial, al igual que la del profesorado. Concienciarse de que la sociedad en la que vivimos es machista y patriarcal, y que podemos cambiarla para conseguir una sociedad y una escuela más igualitaria es importante.
¿Qué obstáculos existen para poder educar en la igualdad a las niñas y los niños desde edades tempranas en el ámbito escolar? ¿Cómo se pueden afrontar?
Hay muchas ideas preconcebidas. El primer paso es ser conscientes de cómo contribuimos a mantener determinados estereotipos. Por ejemplo, cuando a un niño se le cae un botón tenemos siempre la tendencia a decir: "Luego le decimos a mamá que te lo cosa", o salimos de excursión y presuponemos que la limpieza de la ropa que ensuciemos ese día la tiene que llevar a cabo la madre. Hay que cambiar en el día a día estos pequeños "detalles". Los famosos micromachismos los cometemos todos y todas en el día a día y el primer paso es ser conscientes de ellos y tomar las medidas oportunas para cambiarlos.
Resulta difícil reunir a las familias cuando se hace alguna charla sobre prevención de la violencia de género. Somos un colegio que cuenta con casi 1.700 alumnos en el barrio Santutxu de Bilbao, y las veces que hemos convocado a las familias a participar en charlas y talleres relacionados con este tema, la participación es mínima. Lo positivo es que cada vez hablamos y debatimos más sobre temas de género que creemos que están mal y que debemos cambiar, y nuestro alumnado llega a casa con estas ideas y con este debate, que de esta manera se abre también entre las familias.
¿Cómo tiene que trabajar la escuela, junto con las familias, la igualdad de género?
Primero, teniendo ganas e interés por el tema y saber que nos incumbe a todos, que no es únicamente cosa de mujeres y pensar que no es una batalla perdida, sino que otro mundo es posible. Segundo, hay que trabajar implicándose e indignándose. A veces no podemos cambiar las cosas ni los hechos, pero sentir indignación por las cosas que no funcionan bien y pensar que podrían ser de otra manera es el primer paso.
El profesorado, al igual que las familias, tienen que ser conscientes que la igualdad de género es un trabajo que nos incumbe y nos beneficia a todos y todas. Es un trabajo constante, que no se resume a las fechas del 25 de noviembre, 8 de marzo y 17 de mayo, y que tenemos que llevar a cabo durante todo el curso. No podemos hacer la vista gorda cuando escuchamos a un alumno que llama a otro "nenaza" o "pareces una chica". Por eso tenemos que actuar desde el aula y desde casa para prevenir cualquier forma de discriminación, poniendo la atención en ello y corrigiéndolo.
¿Podría compartir una buena práctica a nivel nacional y/o internacional en cuanto a educar en igualdad de género desde la escuela, durante la primera infancia?
No diferenciar en colores rosa y azul las batas que utilizan los más pequeños, sino que las batas sean de colores neutros, unisex. Trabajar el tema de la elección de carreras desde la libertad y no condicionado por el género. Desmontar el amor romántico de las películas y dibujos animados que los niños y niñas ven desde la infancia. Saber detectar y denunciar los comentarios y chistes machistas. O bien, hacer lecturas compartidas del libro Todos deberíamos ser feministas de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.