Según esta publicación, la polarización de la demanda de competencias se halla mucho más marcada en España que en otros países de la OCDE, ya que gran parte de los puestos de trabajo requieren unos niveles de educación o muy bajos o muy altos.
"Las políticas implementadas en los últimos años están dando frutos, siendo de destacar la modernización de la formación profesional y el nuevo modelo de formación profesional dual, cuyo impacto sobre el descenso del abandono educativo temprano ha sido notable," ha afirmado la directora adjunta de Educación y Competencias de la OCDE, Montserrat Gomendio, en un comunicado oficial.
No obstante, España aún se enfrenta a retos como dotar a las personas con mayores niveles de competencias para afrontar los desafíos de la digitalización y la globalización.
"En este aspecto los grupos más vulnerables son los desempleados de larga duración y los adultos con bajos niveles de competencias. Es necesario por tanto continuar la lucha contra el abandono educativo temprano, así como la mejora de la calidad del sistema educativo en su conjunto", ha especificado Gomendio.
De acuerdo con la OCDE, el país destina más fondos públicos a reducir la financiación de ayudas a la contratación y recomienda que este dinero se invierta en aumentar las oportunidades para que los adultos realicen más formación, independientemente de si están en el paro o no.
"España invierte relativamente poco en sistemas de formación y ayuda a la búsqueda de empleo dirigidos a los desempleados. Los trabajadores del servicio público de empleo español están saturados, ya que a cada uno se le asignan 721 demandantes de empleo, cifra que contrasta con la inferior a 50 demandantes de empleo por trabajador de Alemania", ha indicado la OCDE en su publicación.
La OCDE recomienda en su informe que el Gobierno introduzca una herramienta de perfilado estadístico de competencias de las personas, con el fin de mejorar la orientación de los servicios públicos de empleo, como han hecho muchos otros países.
Además, sugiere realizar más acciones para cambiar el modelo educativo tradicional y fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida, así como desarrollar nuevos modelos de formación para adultos, y promover un uso más eficiente de las competencias en el trabajo.
Más formación flexible sobre competencias básicas
El desempeño de los adultos españoles en competencias de comprensión lectora y matemáticas básicas es uno de los más bajos de los países de la OCDE.
Aunque existe formación para adultos gratuita en competencias básicas, las tasas de participación son muy bajas, por lo que la OCDE recomienda aumentar la flexibilidad de la oferta formativa para que más gente se interese en participar.
Para incentivar económicamente oportunidades de formación continua vinculadas a las personas y no a los puestos de trabajo, España debería ofrecer un mayor número de créditos de formación por aquellas competencias y actividades profesionales que escaseen.
Más orientación académica en los institutos
España debe desarrollar una estrategia nacional de orientación académica en la que se incluya un mayor acercamiento de los estudiantes al mundo del trabajo, como sería realizar visitas a empresas o que empleados de las mismas ofrezcan charlas a los jóvenes, orientación personalizada, entre otras acciones."Exponer a los estudiantes al mundo del trabajo puede hacer que los jóvenes estén más informados de sus opciones de carrera y se motiven a continuar formándose", señala la OCDE.