El balance final sobre el empleo se traduce en un descenso de 1.570.800 puestos de trabajo que representan el 7,6% de los existentes a comienzos de 2008, cuando la ocupación alcanzó 20.620.000 personas, un nivel que el actual gobierno se ha fijado alcanzar como objetivo a finales de la actual legislatura. Por lo tanto, el nivel de ocupación se encuentra en el tercer trimestre de 2017 en 19.049.200 personas, quedando situado todavía por debajo de la cifra registrada en nuestro punto de partida.
Este comportamiento global del mercado laboral es una primera referencia para abordar el análisis de las tendencias del empleo y presenta notables diferencias por sectores. Cabe concluir que el gran perdedor de este proceso es la construcción, que ha experimentado una intensa reducción de la ocupación en un 56,9% el equivalente a 1.524.900 personas, más de la mitad de los efectivos iniciales. La industria en su conjunto registra también un descenso, pero de menor intensidad, un 20,3% que afecta en términos absolutos a 682.100 personas. Por su parte, la agricultura reduce su nivel de empleo un 10,7% es decir 93.100 personas, quedando como único sector ganador, y por tanto, beneficiado de las tendencias del empleo, los servicios, con un aumento del 5,3% en sus efectivos, una cantidad de 729.300 personas más.
El largo y continuo proceso de terciarización de la economía española se ha dejado sentir de forma especialmente intensa durante el período 2008-2017, situando la participación del empleo en los servicios sobre el total en un 75,8%, hasta alcanzar 14.446.900 personas. La concentración del empleo en el sector servicios es una primera pista para evaluar el comportamiento del mercado laboral en la economía española y apuntar a lo que pueden ser sus tendencias a corto y medio plazo.
Si se desciende de la información sectorial genérica a la que ofrece la EPA en relación a las ramas de actividad, las tendencias descritas aportan otras opciones para evaluar el futuro del mercado laboral. La EPA facilita información relativa a 21 ramas generales de actividad, un desglose que permite identificar tendencias positivas y negativas del empleo con mayor precisión. Además, al cubrir un período de tiempo relativamente largo es muy probable suponer que la proyección hacia el futuro se mantenga.
Una ordenación del crecimiento/decrecimiento de mayor a menor de las mencionadas actividades se presenta en el Cuadro 1. De las 21 ramas, 12 registran crecimientos del empleo, en tanto que las 9 restantes, la cifra de ocupación decrece. El empleo total creado por las 12 ramas expansivas en el período de análisis alcanza 1.155.400 puestos. Aquí es donde se concentra la creación de empleo.
Algunas de las que más crecen la ocupación presentan un peso relativo bajo, pero, en cambio, otras presentan cifras absolutas elevadas, como la hostelería, las actividades sanitarias y de servicios sociales, las actividades profesionales, científicas y técnicas o la información y comunicaciones. Actividades del sector servicios muy relacionadas con la estructura productiva y social de la economía, que se ven, igualmente estimuladas, por el aumento del empleo en la Administración pública y defensa, Seguridad social obligatoria, que experimenta un aumento de 65.400 puestos en el período considerado dejando atrás el ajuste en las cifras de empleo de las políticas de estabilidad presupuestarias.
En el extremo opuesto, el empleo se reduce de forma significativa en la construcción, las industrias extractivas y la industria manufacturera, con porcentajes superiores al 20%. De especial significado el descenso del empleo en las actividades financieras y de seguros, un 13,3% que acusa los ajustes realizados en este sector por la crisis y que continuarán por la irrupción de las nuevas tecnologías.
Estas tendencias del empleo en los últimos años pueden ser descritas con mayor detalle, si se accede a la clasificación de subactividades que ofrece la EPA relativa a un total de 88 descripciones que aportan información más detallada de la dinámica de la ocupación.
Es el caso de la industria manufacturera, por ejemplo, que experimenta como actividad y sector descensos significativos del empleo, pero que el desglose de subactividades permite obtener información adicional sobre la forma que se manifiesta este proceso.
Así, solo tres subactividades de las 24 que componen la industria manufacturera observan aumentos del empleo, en concreto, la industria del papel, las coquerías y refino de petróleo y la fabricación de productos farmacéuticos. En estas tres industrias el empleo crece entre 2008 y 2013. Además, la industria de alimentación, la reparación e instalación de maquinaria y equipo o la industria del cuero y calzado registran descensos muy pequeños de la ocupación, alejados de ese 22,3% de media de la industria. Por el contrario, la tendencia del empleo es muy negativa en la industria del tabaco, la fabricación de otros productos minerales no metálicos, el mueble, el textil o la fabricación de productos metálicos.
En cuanto a las actividades que registran mayores aumentos del empleo, en la hostelería, por ejemplo, la ocupación en la actividad de servicios de alojamiento crece un 54% mientras que en los servicios de comidas y bebidas lo hace menos, un 16%. El turismo se convierte en un sector de intensa creación de empleo que debe ir aumentando en calidad.
En las actividades sanitarias y sociales, el empleo aumenta con mucha fuerza en la asistencia en establecimientos residenciales, un 51,2%, seguido de actividades en servicios sociales sin alojamiento, con un 37,2%. Las actividades sanitarias lo hacen en un 29%. Detrás de estas tendencias aparece el envejecimiento acelerado de la economía y los retos que plantea.
En las actividades profesionales, científicas y técnicas, destaca la consultoría por encima del resto con un aumento del empleo del 83,6%. En la información y comunicaciones, el mayor aumento del empleo se presenta en programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática, con un 48,3% en el período considerado. Tendencias que conectan con el auge y desarrollo de las nuevas tecnologías de la cuarta revolución industrial.
En actividades como el transporte y almacenamiento, donde se observa en general una cierta estabilidad de la ocupación, se destaca por ejemplo, el crecimiento registrado el el almacenamiento y actividades complementarias al transporte, un 35,6%, que apunta al auge que cabe esperar de la logística.
El empleo continuará creciendo en los próximos ejercicios si la economía se mantiene a ritmos de expansión como el actual y ese crecimiento dará respuesta a las necesidades sociales y la especialización productiva. Más a medio y largo plazo, habrá que prestar más atención a los efectos de la cuarta revolución industrial y sus tecnologías disruptivas.