¿Llegará un día en el que ya no será necesario trabajar?
Confío en que no. Entendiendo el concepto trabajo como el ejercicio de una función que conlleva realización, porque te permite ofrecer algo de valor y utilidad a los demás (ya sea manual o intelectual), y también disfrute y crecimiento personal mientras lo realizas. Desde esa perspectiva, ¡espero que no nos falte nunca! La humanidad siempre necesitará seguir creando, inventando, mejorando, buscando, creciendo… Aportando precisamente a todo ello el factor de humanización, que cada vez vamos a necesitar y reclamar más.
Ahora, si trabajo es igual a sufrimiento y esfuerzo baldío (sin conexión emocional ni realización personal), espero que llegue un día en que nadie tenga que trabajar de esa manera, y que de esas funciones se encargue la máquina. El reto está en cómo ayudar -desde ya- a esa gran cantidad de personas que hoy día sufren trabajando (y diría que por desgracia aún es la mayoría) para que puedan pasar al otro estadio laboral –encontrando ahí hueco para todos, otro reto- y delegar las tareas pesadas, repetitivas, aburridas, extremadamente complicadas, sistémicas, abusivas etc. a la IA [Inteligencia Artificial] y robótica.
¿Hacia dónde se encamina el mundo laboral? ¿Puede explicar 3 tendencias básicas y qué implican respecto a etapas anteriores?
Hay tres tendencias fuertes en el entorno laboral que están cambiando todo, como consecuencia de la revolución digital, como son la hiperconectividad (se destruyeron definitivamente las barreras geográficas), la tercera ola de trabajo virtual (que implica movibilidad, políticas de flexibilidad máximas en las empresas, teletrabajo, nuevas formas de organización como la holocracia, etc.) y la demografía (el "poder" económico pasa de las sociedades envejecidas -como la europea- a los países demográficamente más jóvenes).
La parte más positiva del Futuro del Trabajo es que nos estamos moviendo hacia un modelo digitalizado, sí, pero sobre todo humanizado. Las empresas que podrán asegurarse un futuro serán aquellas que:
- Implementen con agilidad las últimas tecnologías y tendencias laborales.
- Cambien su modelo organizativo (su manera de trabajar) para convertirse en compañías ágiles, redárquicas, transversales, etc.
- Pongan a la Persona (customer, employee…) en el centro de su modelo de negocio.
La parte más fácil: ¿qué profesiones no tienen futuro?
Ya sabemos el famoso dato del estudio la Universidad de Oxford, según el cual el 47% de los trabajos actuales están en riesgo de desaparecer. Pero es que los que no desaparezcan del todo sufrirán una transformación seguro el 90% de los mismos, así que se podría decir que no hay ninguna profesión que vaya a mantenerse igual en el tiempo. Ya hay muchas evidencias de profesiones que serán sustituidas por los avances tecnológicos, como los conductores de vehículos (taxis, camiones…) y, por extensión, quienes viven de enseñar a conducir (autoescuelas, examinadores…), profesores de idiomas, documentalistas, cajeros y personal de cara al público (banca, tienda, gasolineras, supermercados…), secretarios, personal de call centers, mano de obra industrial…
La más difícil: ¿qué actividades tendrán salida laboral en los próximos años?
Pues aquellas que son las que están disrumpiendo en los sectores arriba mencionados, todo ello profesiones digitales. En mi libro Knowmads. Los trabajadores del futuro menciono un interesante informe de Sodexo, que aglutina unas treinta profesiones con futuro en tres grupos:
- Fusión de carreras
- Resolución de problemas
- Reequipamiento.
Un ejemplo de las profesiones que integran el primer grupo es la mezcla de trabajo en la salud humana y el medio ambiente, que ha dado lugar al campo de la enfermería de salud ambiental (tratamiento de los pacientes expuestos a toxinas).
El segundo grupo es solucionar nuevos problemas que antes no existían, como por ejemplo la aparición del Chief experience officer, encargado de supervisar una gran variedad de funciones, desde el marketing a las ventas, pasando por recursos humanos.
El tercer ejemplo son profesiones nuevas directamente nacidas de la tecnología, como el Energy harvester: responsable de canalizar la energía generada por el sistema de personas y tecnología.
¿Qué competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) requerirán los nuevos empleos, si se puede generalizar?
Básicamente, ser un profesional, una persona, adaptada al siglo XXI. Pensar y actuar acorde a los tiempos que nos ha tocado vivir, ¡que son digitales! Esta es una época cambiante, líquida y emocionante, en la que todo es posible para quien se alíe con el conocimiento y las nuevas tecnologías. Una era hiperconectada -y, por lo tanto, también muy desconcertante, caótica y competitiva- que a la vez es rica, generosa, creativa y divertida. Por ello entre otras habilidades hay que desarrollar todo lo que rodea lo co-: cooperar, cocrear, cowork, colaboración… Hay que saber llevar las relaciones profesionales, el networking, las colaboraciones, a otro nivel, más humanizado. Y ser personas creativas, inquietas, en continuo aprendizaje.
Usted se refiere al perfil y mentalidad knowmad. ¿Qué significa y por qué resulta tan importante?
La palabra knowmads es un neologismo que mezcla know (conocimiento) con mads (de nómada) y ha sido creado por el sociólogo John Moravec. Hace alusión a los trabajadores del conocimiento, personas capaces de trabajar con cualquier persona, momento y lugar. El conocimiento es el nuevo capital, y su ventaja es que no está atado al suelo, solo necesita de un dispositivo y una conexión wifi. Son personas que buscan la flexibilidad laboral, la creatividad, la innovación, pero desde lo colaborativo. No tienen edad, pero sí están fuertemente ligados a las nuevas tecnologías.
Los knowmads están mejor preparados para el cambio. Se adaptan mejor a lo desconocido, precisamente por su flexibilidad, su rapidez y capacidad de reacción. Y porque operan en red y se sustentan en otras personas, saben lo que significa apoyarse en lo –CO usando las herramientas digitales. Quien adquiere una mente knowmad viaja siempre –ya sea en sentido metafórico o literal- en busca de lo que le hace sentir bien, que le realiza y motiva. Porque solo desde esta autorrealización (también en constante cambio, por cierto: atención a las señales) seremos capaces de aportar valor real a los demás.
¿Cómo podemos prepararnos para el cambio? ¿Qué hemos de desaprender y qué debemos aprender?
Vivimos en una sociedad líquida totalmente inestable y que cada vez lo será más. La revolución tecnológica es exponencial, lo que significa que hay miles de cambios por llegar que aún no podemos ni imaginar, y por ello el primer paso es tener una mente flexible y líquida. Mejor que hacer un listado que mañana estará obsoleto es estar dispuestos a aprender mil cosas nuevas y desprender otras tantas. No basta con aceptar el cambio, ¡hay que ser promotor del cambio!
¿Qué pasos debería seguir alguien que vea peligrar su puesto de trabajo?
Yo diría que no debemos esperar a ver peligrar el puesto, sino que debemos aprender a vivir en estado de aprendizaje y adaptación continuos, siempre. Buscar cómo mejorar nuestras competencias como hábito. Pero nos irá mejor si elaboramos una buena estrategia. Las cosas que salen bien suelen ser aquellas que están bien organizadas. Primero hay que pensar qué objetivos deseo alcanzar, marcarse el Punto B al que quiero llegar desde el Punto A y, a partir de ahí, establecer el recorrido para llegar hasta allí: qué ventajas tengo, qué stoppers hay, qué necesito, quién puede ayudarme… Ir paso a paso, meta a meta, pero teniendo claro a dónde me dirijo. Y no olvidar disfrutar del camino, y estar abierto a posibles variaciones y giros inesperados en el mismo.