Analizando este cambio de tendencia, desde la experiencia que en mi centro se está desarrollando desde hace cuatro cursos, podemos afirmar que ha sido motivada por varios factores. En primer lugar, la creciente demanda de información y la necesidad de conocer el lugar de educación de sus hijos que los padres exigen a los centros de sus hijos/as. En segundo lugar, la presión que en determinadas zonas de nuestras ciudades ejercen los centros privados, donde sí es habitual organizar estas jornadas de puertas abiertas. En último lugar, y hablo con la realidad que me da mi centro de destino, hemos visto una oportunidad inmejorable para dar a conocer nuestros centros y el trabajo que desarrollamos en ellos. Este es un cambio fundamental en nuestras prácticas habituales de un tiempo a esta parte. Los docentes de la escuela pública nos estamos dando cuenta de que mucho de lo que se hacía en los centros no pasaba de sus puertas y que es necesario mostrar todo lo que desarrollamos en nuestras aulas.
Por todo lo anteriormente hablado y porque vimos que la información que ofrecíamos desde la pagina web no satisfacía a los padres, desde hace 4 cursos en mi centro realizamos unas jornadas de puertas abiertas donde, además de enseñar nuestras instalaciones, explicamos nuestra metodología, los proyectos de innovación que desarrollamos y las actividades más significativas que el centro desarrolla durante el curso escolar. Además, podríamos decir que esas jornadas no se limitan a un solo día durante el curso escolar, sino que durante el curso al alumnado de nueva incorporación y a su familia se le realiza una sesión de acogida, donde se le enseña el colegio y se le acompaña a conocer el centro.
No cabe duda de que una buena jornada de puertas abiertas, con una cuidadosa planificación y unas actividades paralelas bien estructuradas, da a nuestro centro un impacto positivo en la valoración que, tanto las nuevas familias que se incorporan al centro como las que ya pertenecen a él, tengan del centro, del personal y de las instalaciones de las que se disponen. Además, y gracias a las herramientas digitales que hoy en día tenemos a nuestro alcance, debemos aprovechar para que, al menos digitalmente, las puertas de nuestros centros siempre estén abiertas para que las familias puedan seguir en contacto con el día a día del centro.
Se podrían diferenciar dos tipos de indicadores de la eficacia del éxito de las jornadas. Por un lado, el número de nueva matricula que recibamos en la secretaria del centro nos puede dar pistas acerca del éxito de nuestra iniciativa, aunque no es el fin último de estas jornadas en los centros públicos, ya que no competimos por tener más o menos matricula, ni por supuesto por lo que se decidió realizarlas en nuestro centro. Por otro lado, afirmamos que es conveniente realizar una encuesta, en formato digital o en papel, para medir con una serie de ítems el impacto en su opinión sobre las jornadas de puertas abiertas y su influencia en la opinión que tienen sobre nuestro centro.
El impacto que hemos observado de los resultados de esta encuesta de satisfacción en nuestras familias y el feedback que estas nos han hecho llegar ha sido muy positivo, no solamente en la apreciación que tienen del centro, también en la valoración que de los docentes y de los proyectos que estamos desarrollando.
Con el análisis de los resultados podemos afirmar lo siguiente:
- Gracias a la realización de estas jornadas se proyecta una imagen de transparencia que acaba derivando en otro valor mucho más provechoso, la confianza. No debemos olvidar que nuestro trabajo se desarrolla con niños y es necesaria una dosis de confianza que la familia ha de depositar en la escuela para que los resultados de los procesos de enseñanza-aprendizaje y de la tarea de educar sean los esperados
- Las relaciones con las familias se estrechan y se mejoran, consiguiendo que su implicación en las actividades donde es necesaria su colaboración aumente de forma ostensible.