Emerge pues la necesidad de pensar en enfoques que nos permitan disponer de entornos educativos que sean seguros, previsibles y comprensibles de acuerdo no solo con las necesidades académicas que tienen nuestros alumnos, sino, a la vez, las necesidades conductuales de los mismos. El Apoyo Conductual Positivo emerge como un paradigma referente a nivel internacional que tiene un impacto sobre las prácticas que realizamos en nuestros centros educativos enfatizando la necesidad de crear sistemas de apoyo para todo el alumnado que sean ecológicos, preventivos y educativos. En este sentido, el Apoyo Conductual Positivo se define como un conjunto de estrategias y procedimientos sistémicos e individualizados que permiten a los profesionales de los centros: (a) identificar, organizar e implementar prácticas basadas en la evidencia con fidelidad; (b) mejorar los resultados académicos, sociales y conductuales de todos los alumnos (Freeman et al., 2016; Sugai, G., Horner, & Algozzine, 2011).
En el momento de aplicar el Apoyo conductual positivo en los entornos escolares, se concretan tres niveles de prevención. En primer lugar, la prevención primaria (o universal) se centra en la disminución de nuevas conductas o contextos problemáticos asegurando el uso de prácticas efectivas que pretendan enseñar las expectativas conductuales a todos los alumnos. Segundo, la prevención secundaria (nivel II) pretende atender a grupos de alumnos que están en riesgo de presentar conductas severas. En general se consideran alumnos con necesidades de apoyo adicional y en este nivel se hacen servir estrategias y sistemas de evaluación más específicos para conseguir resultados significativos. Finalmente, la prevención terciaria (nivel III) tiene como finalidad dar respuesta a aquellos alumnos que presentan conductas severas. Los alumnos de este nivel presentan necesidades de apoyo substanciales y, del mismo modo, se utilizan estrategias de intervención ajustadas a las necesidades de los alumnos. No obstante, es importante mencionar que el sistema de tres niveles funciona de manera coordinada y global. Es decir, para poder implementar con éxito el Apoyo Conductual Positivo se debe asegurar la sostenibilidad del primer nivel, pues este tiene un impacto en la cultura y políticas de la escuela. Del mismo modo, aquellas intervenciones que se realicen en la prevención terciaria (nivel 3) solo tendrán sentido si estas se ajustan a las intervenciones y expectativas que se potencian a nivel universal (nivel 1).
Dónde encontrar más información
La página referente de Apoyo Conductual Positivo en Estados Unidos es www.pbis.org. En ésta se pueden encontrar múltiples artículos sobre esta temática así como programas de implementación o ejemplificaciones prácticas para cada uno de los niveles de intervención que han realizado algunas escuelas americanas. No obstante, disponemos de otras páginas de interés como por ejemplo la www.neswpbs.org correspondiente a los estados del norte-este de Estados Unidos que proporcionan una introducción al Apoyo Conductual Positivo así como distintos materiales de formación.
En nuestro país, son distintas las entidades que tienen alto conocimiento sobre la implementación del Apoyo Conducutal Positivo como bien pueden ser Ampans (www.ampans.cat), el CPT Estel, Sant Tomás (www.santtomas.cat) o el Grupo de Investigación en Educación Especial (www.giee.cat)
BIBLIOGRAFÍA
Freeman, J., Simonsen, B., McCoach, D. B., Sugai, G., Lombardi, A., & Horner, R. (2016). Relationship between school-wide positive behavior interventions and supports and academic, attendance, and behavior outcomes in high schools. Journal of Positive Behavior Interventions, 18(1), 41-51.
Sugai, G., Horner, R., & Algozzine, B. (2011). Reducing the Effectiveness of Bullying Behavior in Schools 12.
Freeman, J., Simonsen, B., McCoach, D. B., Sugai, G., Lombardi, A., & Horner, R. (2016). Relationship between school-wide positive behavior interventions and supports and academic, attendance, and behavior outcomes in high schools. Journal of Positive Behavior Interventions, 18(1), 41-51.
Sugai, G., Horner, R., & Algozzine, B. (2011). Reducing the Effectiveness of Bullying Behavior in Schools 12.