Así, el 85% de los 139 países encuestados (el 71% de los estados miembros de la UNESCO) ha reconocido que la alfabetización y las competencias básicas constituyen su máxima prioridad política de sus programas de formación de adultos, si bien el 42% destina menos del 1% de su presupuesto educativo al aprendizaje y la educación de adultos (AEA).
Tal vez por ello uno de los objetivos del citado informe, además de conocer la opinión de los participantes sobre la cuestión, radica en "reforzar los argumentos a favor del aprendizaje y la educación de adultos con datos fehacientes sobre los beneficios que reportan", tal y como reconoce la directora general de la UNESCO, Irina Bokova. Dichas ganancias se reparten en tres bloques: salud y bienestar, empleo y mercado de trabajo, y vida social, cívica y comunitaria.
- Salud y bienestar. El 85% de los países consultados está de acuerdo en que el AEA contribuye a la salud y bienestar personales "en gran medida". Diversos estudios pioneros avalan esta percepción ya que, según los autores del informe, las personas con más educación tienden a adoptar modos de vida más saludables, comprenden mejor cómo gestionar su salud, viven más años y son menos propensas a sufrir enfermedades cardíacas, derrames o diabetes, entre otros efectos.
- Empleo y mercado de trabajo. Más de la mitad de los participantes en la encuesta señaló que el AEA tiene una repercusión "importante" o "moderada" sobre la empleabilidad. El trabajo constata que cada vez existen más informes que apuntan en esta línea. Así, la formación de adultos beneficia no sólo a quienes se forman –aumentan sus competencias, tienen más posibilidades para encontrar trabajo, tienen más éxito y son más flexibles- sino también al mercado laboral –mano de obra más sana, más satisfacción profesional, más compromiso con el trabajo-.
- Vida social, cívica y comunitaria. La investigación asegura que existen "pruebas fehacientes" de que el AEA contribuye a generar personas más activas y desenvueltas en sus comunidades, pues adquieren resiliencia, confianza y capacidad para resolver problemas. También se ha comprobado que ganan en tolerancia y sensibilidad hacia el medio ambiente y el patrimonio. "En un mundo definido por el cambio social, la migración y la heterogeneidad ética, el AEA puede ayudar a promover la cohesión social y fomentar sociedades tolerantes y confiadas", sentencia el documento.
El Informe Mundial sobre el Aprendizaje y la Educación de Adultos también alerta del elevado nivel de analfabetismo existente entre la población adulta, pues cerca de 758 millones todavía no saben ni leer ni escribir.
La desigualdad también constituye motivo de preocupación, ya que continúan vigentes las diferencias entre hombres y mujeres. El 63% de los adultos con competencias de alfabetización escasas son mujeres. Se ha observado además que los hombres tienden a participar en las enseñanzas técnicas y formales, mientras que las mujeres suelen hacerlo en programas no formales. Esta cuestión posee una gran importancia, ya que no se trata sólo de mejorar la vida de la parte femenina de la humanidad, sino que la educación de las mujeres repercute también sobre sus familias y la educación de sus hijos.
Las personas inmigradas, pobres o con alguna discapacidad o dificultad de aprendizaje también cuentan con mayores obstáculos para formarse y conseguir que se reconozca su formación. Por eso, el estudio recomienda explícitamente a los responsables políticos "promover el reconocimiento y la validación de todas las formas de AEA, relacionando así la educación no formal y el aprendizaje informal con las cualificaciones reconocidas".
A lo largo del informe también se hace referencia a la necesidad de desarrollar sistemas más eficaces para hacer un seguimiento del AEA y evaluarlo, ya que "sigue siendo difícil obtener pruebas sólidas". Otra sugerencia recurrente hace referencia a la necesidad de una mayor colaboración entre los distintos departamentos gubernamentales (educación y salud, por ejemplo) y entre las distintas partes interesadas (gobiernos, proveedores privados, organizaciones sociales, etc.).
Hacer frente a estos retos permitirá cumplir con los compromisos adquiridos en 2015 por los líderes mundiales que respaldaron la Recomendación sobre el aprendizaje y la educación de adultos de la UNESCO, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Marco de Acción Educación 2030. Estos acuerdos se basaban, a su vez, en el Marco de Acción de Belém de 2009, que aprobaron 144 países en la sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA VII). El próximo mes de octubre está previsto que se vuelvan a reunir para evaluar el grado de cumplimiento de dichos acuerdos.