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Líneas para prevenir, reducir o erradicar el abandono escolar prematuro en el ámbito de ciclos formativos
Artículo de opinión
En nuestro caso, la experiencia de intervención se realiza en Ciclos Formativos de Grado Medio donde contamos con menores de edad con riesgo de abandono. Las posibilidades de éxito son mayores ya que la no obligatoriedad de estos estudios es un estímulo y la motivación profesional -con sus talleres prácticos- una fuente de satisfacción. Muchos alumnos menores de edad se tambalean en su elección profesional o están en riesgo de abandono por otros motivos muy variados.
El Departamento de Orientación cuenta con una triple ayuda para conseguir minimizar los abandonos prematuros: las entrevistas iniciales con los alumnos candidatos, la red de asesorías personales organizada en torno a la encargada de cada curso, y los alumnos tutores. Con estos sencillos instrumentos sí tenemos evidencias de haber conseguido la permanencia en los Ciclos de alumnado con riesgo de abandono, aunque en algunos casos hayan tenido que reorientar su camino profesional.
Las entrevistas iniciales permiten obtener el perfil del alumno y la valoración de su adecuación al Ciclo al que desea acceder. Desde aquí se le oferta ya una orientación a nivel profesional básica, necesaria para una primera integración satisfactoria del alumno o, si es el caso, una orientación hacia otras familias profesionales.
Los asesores personales se ocupan de conocer los puntos débiles, para minimizarlos, y los puntos fuertes para reforzar su inicial motivación. Las entrevistas frecuentes permiten la realización de planes de acción muy claros, y programar objetivos asequibles que permitan, a los alumnos con más dificultad, éxitos pequeños en el ámbito que se haya programado. En la mayoría de los casos se trabajan dichos objetivos en coordinación con los padres.
En los casos más complicados los asesores personales cuentan con el apoyo del Departamento de Orientación que puede coordinar y asesorar a alumnos-tutores. Con este alumnado, que se convierte en mediador entre profesores y candidatos en riesgo, se puede conseguir una mayor continuidad en el seguimiento de los alumnos con dificultad. Por lo general, son de mayor edad o de mayor antigüedad en el Centro Educativo y el grado de confianza con el personal docente y la Institución es mayor. Este seguimiento semi-tutorial, que puede depender también de la Tutora de taller o de la Tutora del aula, facilita la ayuda puntual y concreta de los alumnos y permite que no se desalienten ante los propios errores. Las ausencias, a veces inevitables -por problemas personales o familiares- impiden mantener el centro de interés profesional inicialmente claro, con lo que la cercanía de sus iguales, su apoyo y su ayuda directa, es siempre una seguridad añadida al mundo inestable de estos alumnos.
Nos parece que una adecuada orientación profesional es clave en los estudios básicos; sin embargo creemos que, situados ya en los ciclos formativos, no debe abandonarse el seguimiento personal de estos alumnos en riesgo formando asesores comprometidos y facilitando la solidaridad y el estímulo constante de sus compañeros. Sentirse objeto de atención y cuidado permite minimizar los riesgos. Se trata, en definitiva, de facilitar a través del contacto humano, y en un contexto técnico-laboral motivante, un adecuado seguimiento personal y vocacional que sea guía y estímulo para seguir adelante.
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