¿Desempeñas una tarea rutinaria? Si la respuesta es afirmativa, entonces podrías encontrarte entre el 50% de los trabajos actuales que se automatizarán completamente en 2055, según el informe A future that works: automation, employment and productivity (El futuro que funciona: automatización, empleo y productividad), hecho público recientemente por el McKinsey Global Institute.La fecha en que la tecnología sustituirá al ser humano en la mitad de las ocupaciones laborales de hoy podría adelantarse o retrasarse en 20 años, en función de las circunstancias, pero lo cierto es que un 60% de las profesiones actuales ya cuenta con actividades que podrían automatizarse en un 30%, según el instituto de investigación vinculado a la consultora McKinsey.
La automatización o digitalización de la economía ha arrojado resultados macroeconómicos positivos, pues el mercado laboral de las TIC creció entre un 16% y un 30% entre 2003 y 2013, según el informe anual Employment and Social Developments in Europe (Evolución Social y del Empleo en Europa, ESDE) publicado por la Comisión Europea a finales de 2016. Y para 2025 se prevé que aumenten entre un 7% y un 13% los empleos derivados de profesiones vinculadas a Ciencias, Tecnologías, Ingeniería y Matemáticas (STEM). Por tanto, "una mayor inversión en TIC y la consiguiente robotización no ha llevado a la tecnología a reemplazar empleo. Por el contrario, la mayor parte de la evidencia muestra un crecimiento neto de empleo", aseguran sus autores.
El informe elaborado por la empresa de recursos humanos Randstad, La digitalización:¿crea o destruye empleo? Informe anual sobre la flexibilidad laboral y el empleo, afina un poco más y distingue entre distintos tipos de trabajadores. Los formados en STEM son los que alcanzarán un mayor porcentaje de empleo. Los que desempeñan actividades rutinarias, los que menos. Es más, la automatización ya está haciendo desaparecer trabajos de "remuneración media" como operadores de maquinaria y ensambladores, empleados de oficinas y de atención al cliente.
No obstante, esta última investigación también revela que, "con la creación de un empleo de alta tecnología, se crean entre 2,5 y 4,4 empleos adicionales fuera de los sectores con más tecnología en las regiones de alta tecnología". Es decir, continuarán siendo necesarias personas que ofrezcan servicios presenciales a quienes se dediquen a la alta tecnología.
Falta preparación y faltan competencias
Los informes citados también constatan la necesidad de adaptar la educación al mundo que se avecina cuanto antes, puesto que ya se está produciendo un desequilibrio entre lo que necesita la empresa y lo que ofrece el mercado de trabajo. El estudio de la Comisión Europea indica que el 38% de las compañías que ha contratado o intentado contratar especialistas en TIC en 2014 ha reconocido tener dificultades para cubrir las plazas. Y el estudio de Randstad asegura que "incluso en el momento álgido de la crisis las empresas señalaron tener dificultades para encontrar empleados con las cualidades adecuadas".
Al mismo tiempo que se necesitan más estudiantes dispuestos a estudiar carreras científicas, se detecta la necesidad de que todos los trabajadores adquieren unas competencias transversales básicas. Randstad concreta las 10 competencias clave que ha de poseer cualquier trabajador:
1. Resolución de problemas complejos
2. Pensamiento crítico
3. Creatividad
4. Gestión de personal
5. Coordinación con otros
6. Inteligencia emocional
7. Juicio y toma de decisiones
8. Orientación al servicio
9. Negociación
10. Flexibilidad cognitiva
Paro, pobreza, desigualdad
El informe Employment and Social Developments in Europe sitúa la información en un contexto más global y, a pesar de que ha aumentado el número de europeos con empleo (7,9 millones de puestos de trabajo desde 2013), todavía existe un 8,3% de desempleo; un 20%, en el caso de los jóvenes.
La Comisión Europea también alerta del 23,7% de población que se halla en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que supone un total de 119 millones de personas. La cifra mejora los datos de 2012 (24,7%), pero continúa lejos de lo que se espera de un estado del bienestar.
La investigación también denuncia las dificultades que poseen los inmigrantes para integrarse en el mercado laboral, a pesar de que Europa se halla en un "contexto de envejecimiento". El 30% de refugiados con un alto nivel de estudios se halla en paro, mientras que quienes poseen baja formación o pocos conocimientos del idioma de destino apenas llegan al 30% de empleabilidad. Un refugiado tarda entre 10 y 15 años en alcanzar el nivel de vida de un nativo. Es por ello que la CE recomienda invertir en educación y facilitar el reconocimiento de sus capacidades para facilitar su integración en el mercado laboral.
