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La programación para todos y para algunos
Artículo de opinión
Ya hace unas cuantas décadas que la programación ha ido haciendo pequeñas incursiones en las aulas. Desde el uso de los primeros ordenadores para hacer funcionar el LOGO hasta nuestros días ha habido una historia. Un proceso que ha ido en paralelo con la informática como sector laboral. Los primeros informáticos no eran en absoluto titulados en informática, sino ingenieros, matemáticos o físicos, entre otros, que antes de que existieran los estudios de Informática eran los responsables de diseñar y programar las máquinas.
De manera parecida, las primeras incursiones de la programación en el ámbito escolar han venido de la mano de profesores de matemáticas y ciencias que veían en la programación un aspecto del pensamiento lógico que era idóneo para ser trabajado con ordenadores, pero también la posibilidad de usarlo para aprender otros conceptos, principalmente la geometría plana. Era difícil, sin embargo, que estas experiencias quedaran consolidadas en el tiempo.
Uno de los motivos por los cuales este modelo no crecía era la dificultad de tener que programar en entornos muy rígidos en los cuales pequeños errores eran difíciles de detectar y generaban mucha frustración en el alumnado. Dejar dos espacios entre palabras podía echar por tierra un buen algoritmo. Usar ordenadores en el aula y saber programar iban un poco de la mano.
El otro motivo fue la aparición de la ofimática. La necesidad de que los alumnos fueran adquiriendo destrezas en los procesadores de texto y la limitación de horas ante los ordenadores, representó un golpe de gracia a la programación en el ámbito escolar, además de las matemáticas que podemos aprender con las hojas de cálculo. Parecía, pues, que la programación se tuviera que restringir a personas adultas especializadas. En este punto desaparece definitivamente la idea de que para usar ordenadores hay que saber programar. Si, además, añadimos todas las aplicaciones de software interactivas que hacen de los ordenadores herramientas útiles para todo tipo de aprendizaje, entonces la programación en las escuelas ya parece que desaparecerá completamente.
Era SCRATCH
Pero es precisamente esta multiplicidad de aplicaciones la que acaba devolviendo la programación a la escuela. Por un lado, porque las escuelas se ven obligadas a disponer de muchas más máquinas para poderlas usar con finalidades didácticas y, por lo tanto, abrimos el abanico de actividades a hacer ante los ordenadores. Y de otro, porque aparecen aplicaciones que hacen que el aprendizaje de la programación ya no sea un peldaño monumental en abstracción y rigidez de lenguaje. El SCRATCH es quizás el ejemplo más conocido de este nuevo modelo.
La evolución del currículum está desplazando los aprendizajes que son simple aplicación de algoritmos o repetición de tareas por situaciones de aprendizaje más complejas. Pero todavía aquí podemos hacer una elección. ¿Queremos dar herramientas a nuestros alumnos para que sean creadores de algoritmos o sólo queremos que apliquen algoritmos otros?
Por lo tanto, la programación está entrando como una competencia deseable para todos los alumnos. Ser capaz de interactuar con los ordenadores entendiendo el concepto de algoritmo, variable, sintaxis o rutina, es cada vez más necesario.
Entonces es cuando aparecen voces más insistentes para dar a la programación entidad curricular propia. Por ejemplo, el Reino Unido ya publicó hace tres años un currículum específico de programación para la Educación Primaria.
La programación como talento
Pero superado este estadio de la programación básica como competencia universal, estamos en disposición de hacer todavía otro planteamiento. La programación como aspecto de desarrollo personal. En un aprendizaje que camina hacia la personalización la programación tiene su lugar. Más allá de la utilidad práctica de la programación, esta tiene lugar por algunos alumnos, un espacio de goce intelectual parecido al que también ofrecen otras disciplinas. La programación no deja de ser la concreción de pensamientos, de ideas. Y para eso no hay que esperar a los 18 años. En las escuelas de primaria y secundaria tenemos que dejar estos espacios de descubrimiento de talentos personales.
Pero es un aprendizaje
Cuando ha nacido la programación, los currículos ya estaban hechos; las leyes de titulaciones y los cuerpos docentes, muy establecidos. Tampoco podemos esperar a que Piaget hablara de la programación orientada a objetos. Pero los alumnos de primaria y secundaria están plenamente capacitados para entender los conceptos básicos de programación. Ahora bien, no será en 10 sesiones de una hora semanal. Hace falta una gradación correcta y respetar los ritmos de aprendizaje.
Podemos hacer un pequeño paralelismo con el aprendizaje de la escritura. Primero sentimos los sonidos, vemos las letras, reseguimos las letras, copiamos las letras, las palabras, las frases, y un día escribimos algo nuevo. Entonces la escritura se transforma en un campo de crecimiento personal impresionante. Y escribimos para nosotros y para los otros; también cuando programamos lo podemos hacer para nosotros y para los otros.
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