Ahora bien, la campaña no finaliza con esta acción sino que continúa con el lanzamiento de una encuesta abierta para que las personas que lo deseen puedan aportar su visión sobre el tema, aclara José Luis Pazos, presidente de la entidad. Este cuestionario complementa al realizado previamente entre las entidades que forman parte de la confederación y que ahora quiere abrirse a personas individuales.
La denominada huelga de deberes ha ocasionado un gran revuelo mediático, como muestran con orgullo sus promotores, si bien reconocen públicamente que ha sido la única manera de que se prestara atención a sus demandas, siempre postergadas por cuestiones más urgentes u otras prioridades: "De las buenas palabras ‘lleváis razón, es un tema que tenemos que abordar', no habíamos pasado porque la siguiente frase siempre era ‘pero ahora no toca, más adelante", lamentan en su página web.
Sin embargo, no todo el mundo lo ha visto del mismo modo. La Asociación Nacional de Profesores Estatales (ANPE) ha considerado la campaña una incitación a "la insumisión y al boicot" que atenta "contra la actividad del profesorado y su autoridad profesional y académica". La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), por su parte, no ha llegado a tanto, pero mantiene que "es el profesor el que sabe realmente las necesidades de sus alumnos y los apoyos que requiere".
Más allá de la polémica, ¿cuáles son los argumentos racionales para mantener un debate sosegado y alcanzar el consenso a los que teóricamente aspira toda la comunidad educativa?
El exceso de deberes perjudica la salud
Todas las partes reconocen que un exceso de deberes resulta contraproducente para la salud del alumnado. La CEAPA asegura que, entre clases y deberes, hay estudiantes que realizan hasta 60 o 65 horas por semana, algo que "no aceptamos como adultos".
El documento Oportunidad de los deberes escolares. Sugerencias y orientaciones, elaborado por el Consejo Escolar de Castilla y León y en el que ha colaborado la CONCAPA, se hace eco de un informe de la Organización Mundial de Salud donde se corrobora que los niños españoles ocupan los primeros puestos de los países de la OCDE en tiempo de dedicación diaria a las tareas escolares, lo que genera una presión psicológica que puede acabar con dolores de cabeza, estómago, mareos y dolor de espalda, entre otras patologías.
Más deberes no equivale a más rendimiento
Otra cuestión aceptada es que el aprendizaje de los escolares no mejora en función de la cantidad de deberes que se les encomiendan. A este respecto, CEAPA recuerda que España ocupa los primeros puestos en dedicación extraescolar y los más bajos en los informes internacionales que evalúan los resultados académicos. Y el informe del Consejo Escolar de Castilla y León recuerda que "la eficacia de los mismos [los deberes] no aumenta proporcionalmente a la cantidad de deberes que se asigna".
¿Enmienda total o parcial?
Aquí parece residir el meollo de la cuestión. En educacionsindeberes.org, la CEAPA realiza una crítica profunda al sistema basado en deberes, por considerarlos una sobrecarga, un método de aprendizaje erróneo, una intromisión en la vida familiar y el tiempo de ocio, una fuente de desigualdad para familias sin formación y una vulneración del artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño, que reconoce el derecho de los menores al descanso y el juego.
La ANPE, por su parte, considera que los deberes aportan beneficios como "afianzar lo aprendido en el aula, inculcar hábito de estudio, fomentar el esfuerzo personal e incluso la organización y planificación del trabajo". Desde CONCAPA también se ve el lado positivo y se afirma que "los deberes son necesarios para afianzar las materias estudiadas en el horario lectivo".
El Consejo Escolar de Navarra aprobó en 2011 un informe sobre las tareas escolares en el que se hacía eco de otros argumentos aportados por especialistas para el mantenimiento de los deberes, como autodisciplina, manejo del tiempo, responsabilidad, iniciativa, instrumento de conocimiento del alumnado y de implicación de las familias en la labor educativa, entre otros.
¿Y qué piensan los primeros afectados? La opinión de los estudiantes sobre las tareas escolares mostró que un 92% de los alumnos navarros de Primaria encuestados consideraba que las tareas eran buenas e importantes. La situación, sin embargo, se revierte en Secundaria, donde sólo un 9% calificó las tareas de interesantes; y un 62%, de importantes y necesarias.
Criterios a tener en cuenta
Supongamos que los deberes aportan beneficios, siempre y cuando se planifiquen adecuadamente. ¿Cómo saber cuándo son adecuados o no? La cuestión se resolvería con más facilidad con más investigación empírica pero, de momento, parece claro que:
- Ha de ser una decisión consensuada: primero entre el profesorado del centro educativo y después, o al mismo tiempo, entre los docentes y las familias. Los consejos escolares recomiendan mucha coordinación y mucha colaboración entre las partes implicadas.
- Debe ser una medida personalizada. No tiene sentido asignar las mismas tareas en Primaria y en Secundaria, como tampoco que todos los alumnos hagan lo mismo. Por tanto, los deberes deben ajustarse al nivel educativo y necesidades de cada estudiante.
- Ha de ser una práctica evaluada. Si no se está seguro de la eficacia de una estrategia, esta ha de ser evaluada para poder introducir mejoras correctoras lo antes posible y con el menor número de errores posibles.
El testimonio de una madre: la polémica de los deberes, "la punta del iceberg"
Eva Bailén es ingeniera de Telecomunicaciones y madre de tres hijos de 10, 12 y 13 años. En marzo de 2015 inició una campaña a través de la plataforma Change.org por la que solicitaba al Ministerio de Educación la racionalización de los deberes en el sistema educativo español. Consiguió más de 220.000 firmas. Hace unos meses que ha publicado un libro titulado Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo.
¿Qué le lleva a una madre a iniciar una campaña de racionalización de los deberes de sus hijos?
Cuando inicié la campaña lo hice por mera impotencia y frustración al ver cómo uno de mis hijos estaba pasando tardes y tardes de su infancia haciendo deberes después del colegio, sin tiempo para jugar ni hacer ninguna otra cosa. Me parecía muy injusto, además de que, de seguir, habríamos conseguido que el niño asociara aprender con algo tedioso y que, por extensión, aborreciese todo lo que tiene que ver con la escuela.
¿Cuánto tiempo dedicaban a los deberes sus hijos cada día aproximadamente?
Cuando inicié la petición, mi hijo estaba en quinto de Primaria y dedicaba tres horas todos los días. Ahora está en un colegio diferente en el que no se mandan deberes.
¿Cuál sería para usted la carga ideal en Primaria y en Secundaria?
Creo que el problema, tal y como lo plantea Alfie Kohn en su libro El mito de los deberes, es que nos solemos preguntar cuánto es razonable hacer, dando por sentado que los deberes son imprescindibles, y no nos cuestionamos siquiera su utilidad, solo nos planteamos qué cantidad es adecuada.
Creo que habría que replantearse qué se les pide hacer y para qué. Hasta quinto o sexto de Primaria creo que habría que dejar a los niños jugar después del colegio, y no sobrecargarlos con deberes. En Secundaria, creo que la jornada ya es bastante extensa como para esperar que después sigan trabajando en casa mucho tiempo más. Es imprescindible que exista una coordinación entre los profesores, que los deberes se planteen con una visión de conjunto, programados para ser entregados con plazos de varios días y que sirvan para contextualizar lo aprendido en el aula, para llevarlo a la vida de los niños y sus familias.
¿Podrían variar también en función de las asignaturas?
Creo que esto es muy difícil de responder. Si los deberes se particularizan para cada niño según sus necesidades, no se puede dar una receta. A lo mejor hasta tenemos que cuestionarnos si es necesario compartimentar el conocimiento en asignaturas.
¿Y en función del alumnado?
Desde luego, creo que esa es la clave. Cada uno tendrá un rendimiento y unas necesidades diferentes, por lo que la costumbre de mandar para casa los mismos deberes a todos no creo que sea la ideal.
Además de la campaña y el libro, ¿qué otras medidas está llevando a cabo o piensa llevar a cabo en un futuro?
Ambas iniciativas llevan parejas muchas acciones: reuniones con políticos (locales, autonómicos y nacionales), atención a los medios de comunicación, artículos en blogs, charlas, etc. Además, participo en diferentes iniciativas que buscan mejorar la educación, como es mi colaboración con el Observatorio de Innovación Educativa de la Universidad Rey Juan Carlos, la oenegé Red Internacional de Educación o con el blog trasteandoenalescuela.com. Me gustaría poder aportar mi experiencia en este tema al Pacto por la Educación y seguir trabajando por mejorar nuestro sistema educativo.
Creo que el problema de los deberes es solamente la punta del iceberg de otros muchos problemas que tiene nuestro sistema educativo, como los contenidos excesivos, la introducción del bilingüismo o el fenómeno teach to test aparejado a las pruebas estandarizadas.
Es necesario pensar en la educación como en el motor más importante de una sociedad, sin olvidarnos de que los niños son los verdaderos afectados por las decisiones que tomamos los adultos en esta materia, y tratar pues de no anteponer nuestras necesidades de conciliación de la vida laboral y familiar o el deseo de que sean unos estudiantes muy competitivos y de que lleguen a la universidad, a sus propias necesidades. Es importante que sean felices aprendiendo, que vean la utilidad de lo que están haciendo y que sigan queriendo aprender durante muchos años.
Eva Bailén es ingeniera de Telecomunicaciones y madre de tres hijos de 10, 12 y 13 años. En marzo de 2015 inició una campaña a través de la plataforma Change.org por la que solicitaba al Ministerio de Educación la racionalización de los deberes en el sistema educativo español. Consiguió más de 220.000 firmas. Hace unos meses que ha publicado un libro titulado Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo.
¿Qué le lleva a una madre a iniciar una campaña de racionalización de los deberes de sus hijos?
Cuando inicié la campaña lo hice por mera impotencia y frustración al ver cómo uno de mis hijos estaba pasando tardes y tardes de su infancia haciendo deberes después del colegio, sin tiempo para jugar ni hacer ninguna otra cosa. Me parecía muy injusto, además de que, de seguir, habríamos conseguido que el niño asociara aprender con algo tedioso y que, por extensión, aborreciese todo lo que tiene que ver con la escuela.
¿Cuánto tiempo dedicaban a los deberes sus hijos cada día aproximadamente?
Cuando inicié la petición, mi hijo estaba en quinto de Primaria y dedicaba tres horas todos los días. Ahora está en un colegio diferente en el que no se mandan deberes.
¿Cuál sería para usted la carga ideal en Primaria y en Secundaria?
Creo que el problema, tal y como lo plantea Alfie Kohn en su libro El mito de los deberes, es que nos solemos preguntar cuánto es razonable hacer, dando por sentado que los deberes son imprescindibles, y no nos cuestionamos siquiera su utilidad, solo nos planteamos qué cantidad es adecuada.
Creo que habría que replantearse qué se les pide hacer y para qué. Hasta quinto o sexto de Primaria creo que habría que dejar a los niños jugar después del colegio, y no sobrecargarlos con deberes. En Secundaria, creo que la jornada ya es bastante extensa como para esperar que después sigan trabajando en casa mucho tiempo más. Es imprescindible que exista una coordinación entre los profesores, que los deberes se planteen con una visión de conjunto, programados para ser entregados con plazos de varios días y que sirvan para contextualizar lo aprendido en el aula, para llevarlo a la vida de los niños y sus familias.
¿Podrían variar también en función de las asignaturas?
Creo que esto es muy difícil de responder. Si los deberes se particularizan para cada niño según sus necesidades, no se puede dar una receta. A lo mejor hasta tenemos que cuestionarnos si es necesario compartimentar el conocimiento en asignaturas.
¿Y en función del alumnado?
Desde luego, creo que esa es la clave. Cada uno tendrá un rendimiento y unas necesidades diferentes, por lo que la costumbre de mandar para casa los mismos deberes a todos no creo que sea la ideal.
Además de la campaña y el libro, ¿qué otras medidas está llevando a cabo o piensa llevar a cabo en un futuro?
Ambas iniciativas llevan parejas muchas acciones: reuniones con políticos (locales, autonómicos y nacionales), atención a los medios de comunicación, artículos en blogs, charlas, etc. Además, participo en diferentes iniciativas que buscan mejorar la educación, como es mi colaboración con el Observatorio de Innovación Educativa de la Universidad Rey Juan Carlos, la oenegé Red Internacional de Educación o con el blog trasteandoenalescuela.com. Me gustaría poder aportar mi experiencia en este tema al Pacto por la Educación y seguir trabajando por mejorar nuestro sistema educativo.
Creo que el problema de los deberes es solamente la punta del iceberg de otros muchos problemas que tiene nuestro sistema educativo, como los contenidos excesivos, la introducción del bilingüismo o el fenómeno teach to test aparejado a las pruebas estandarizadas.
Es necesario pensar en la educación como en el motor más importante de una sociedad, sin olvidarnos de que los niños son los verdaderos afectados por las decisiones que tomamos los adultos en esta materia, y tratar pues de no anteponer nuestras necesidades de conciliación de la vida laboral y familiar o el deseo de que sean unos estudiantes muy competitivos y de que lleguen a la universidad, a sus propias necesidades. Es importante que sean felices aprendiendo, que vean la utilidad de lo que están haciendo y que sigan queriendo aprender durante muchos años.