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"Mujeres y hombres están igualmente capacitados para ejercer un buen liderazgo"
Entrevista
En el mundo de la educación siempre ha habido una importante diferencia entre la educación infantil y primaria y la educación secundaria y postobligatoria, en cuanto al género.
Ha sido y es mayoritaria la presencia de mujeres en la docencia de en las escuelas, en la educación de niños de 3 a 12 años y, todavía más, en guarderías para niños de 0 a 3.
Tradicionalmente la figura del profesor se asociaba más a la educación secundaria pero actualmente esto ha cambiado de manera significativa, sobre todo a partir de la incorporación de la ESO en los institutos, de manera que podríamos decir que se consigue la paridad.
El desequilibrio se vuelve a observar en la educación postobligatoria pero a la inversa, de manera que, sobre todo en formación profesional, es mayor la presencia masculina, sobre todo en las especialidades más técnicas.
Otro tema es la dirección de centros. Lógicamente en las escuelas de primaria hay mayor presencia de mujeres al frente de la dirección, pues el colectivo docente femenino es muy mayoritario, pero desde una mirada global se observa que el porcentaje de directores es mayor que el de maestros.
En secundaria, mayoritariamente la dirección de centro está ejercida por hombres, aunque se observa una tendencia a aumentar la presencia de mujeres en la dirección de institutos.
¿A qué cree que se debe que haya tantas mujeres dedicadas a la docencia y menos en puestos directivos?
Nuestra sociedad tiene todavía roles culturales muy definidos y los centros educativos son reflejo de nuestra sociedad. El magisterio siempre ha estado asociado a la mujer, por tanto no es de extrañar que en educación infantil y primaria el colectivo docente sea mayoritariamente femenino. El cuidado y la educación de los niños pequeños todavía, socialmente, se le da un carácter femenino aunque, afortunadamente, en las familias los roles están cambiando siendo asumidos por los padres sin distinción.
Cuando se trata de adolescentes entran en consideración de manera muy relevante la autoridad, que culturalmente todavía tenemos asociada a la figura masculina.
Este concepto de autoridad, culturalmente aceptado en nuestra sociedad, también se asocia a la dirección del centro, lo que en muchas ocasiones hace que las propias familias reconozcan más una figura masculina.
Las mujeres que hemos asumido la responsabilidad de la dirección de un centro educativo hemos tenido que demostrar nuestra profesionalidad frente a esta realidad cultural en la que todavía hoy vivimos.
¿Cuáles son los pros y contras de las tareas de dirección desde el punto de vista del género, si es que existen?
Como comentaba antes, el hecho cultural de asociar la autoridad a la figura masculina lamentablemente todavía está muy arraigado en nuestra sociedad. Las familias son referentes para sus hijos y adoptan los modelos que observan en casa, por tanto en aquellos contextos en que en la familia es la figura masculina ejerce este rol, resulta complicado ejercer la dirección siendo mujer.
Por otro lado, es cierto que hay una mayor aproximación de las familias, sobre todo de las madres, a las mujeres directoras cuando se trata de compartir necesidades y establecer confianza y complicidad, sin que esto signifique que no se dé con los directores.
Otro tema es la relación con la administración. Resulta sorprendente que en los ámbitos de representación de las direcciones sea mayoritaria la presencia de hombres. Esta es una constante a lo largo de los años, a pesar de que se va avanzando lentamente en órganos como las juntas territoriales y central, el porcentaje de representación masculina es mayor que el femenino, siendo todavía más significativo en secundaria.
¿Cree que existe un liderazgo femenino diferente del masculino? En caso afirmativo, ¿cuáles son sus características y consecuencias?
Creo firmemente que el liderazgo no depende del género, que está relacionado con la persona, indistintamente que sea hombre o mujer. Las capacidades, las creencias, las actitudes determinan el estilo de liderazgo que ha de adaptarse a las necesidades y características del grupo, del equipo sobre el que se ejerce este liderazgo.
Mujeres y hombres están igualmente capacitados, en función de lo comentado anteriormente, para ejercer un buen liderazgo. El hecho de ser mujer o hombre no es determinante.
Lo que es imprescindible es que haya voluntad de ejercer el liderazgo. Nunca será efectivo si es impuesto. Otro elemento esencial es la formación que permita a la persona adquirir capacidades, técnicas y personales, para el ejercicio del liderazgo. Y, por supuesto, el entrenamiento, la práctica del ejercicio del liderazgo asumiendo cargos de responsabilidad lo largo de la carrera docente, completa el triángulo para el ejercicio de una dirección de centro, con un liderazgo competente. Me refiero, sin duda, a la profesionalización de la dirección de centro, una dirección que ejerza un liderazgo en la comunidad escolar para conseguir el objetivo común, que no es otro que educar y formar a todos los alumnos para que sean capaces de gestionar de manera autónoma y competente su propio proyecto de vida.
¿Qué medidas le parecen más efectivas para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito educativo y de la formación? ¿Existe algún referente internacional en el que podamos inspirarnos?
En mi opinión este es un proceso global que ha de venir desde la propia sociedad, el tratamiento igualitario, sin distinción de género en todos los ámbitos de la vida. Esta igualdad ha de ser un indicador de una sociedad respetuosa con todas las personas, cohesionada, que ponga en valor el talento y la profesionalidad, que reconozca el valor para ocupar un puesto de trabajo o un cargo de responsabilidad según la capacidad y la competencia profesional.
¿Qué mensaje transmitiría a los y las jóvenes que se quieren dedicar profesionalmente a la docencia?
Por supuesto el mensaje es, ¡adelante! Lucha y trabaja por lo que quieres.
Animo a los jóvenes con voluntad de servicio que quieran contribuir a la mejora de la sociedad, dedicándose a una de las profesiones más importantes de un país, una de las profesiones que revierte más beneficio colectivo de futuro, a entrar en este mundo apasionante que es la educación.
Animo a aquellos jóvenes emprendedores, comprometidos con la mejora social, a que se formen, se preparen para poder dirigir nuestros centros educativos desde un liderazgo eficaz y eficiente para conseguir la mejora del sistema educativo, desde cada centro.
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