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Artículo de opinión

  • 20/09/2016

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Benito Echeverría Samanes, Catedrático Emérito de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la Universitat de Barcelona
Recientes informes de investigación sobre el futuro del trabajo (CEDEFOP,2015, WEF,2016, WB,2016, ILO,2016) pronostican que la disrupción tecnológica interactuará con otras variables socioeconómicas, geopolíticas y demográficas generando en un lustro una gran convulsión del mercado laboral. Algunos de ellos presagian que en los años venideros la destrucción de profesiones va a ser mucho mayor que la capacidad de nuestra sociedad para crear otras nuevas. Y no son pocos los que predicen que junto a las grandes tasas de desempleo previstas, habrá dificultades para cubrir ciertos puestos de trabajo.
 
Un tercio de las competencias que las empresas demandarán en 2020 no se consideran cruciales en la actualidad y bastantes de las competencias técnicas (saber) y metodológicas (saber hacer) hoy demandadas habrán de complementarse con las participativas (saber estar) y personales (saber ser)  (Echeverria,2001, 2002, 2010). En la mayoría de las empresas será prioritario retener a los mejores talentos y en bastantes de ellas el impacto de la tecnología acortará la vigencia de las competencias de los trabajadores, que necesitarán actualizarse a lo largo de toda la vida.
 
Cobrarán así renovado sentido la recomendación de la UNESCO de hace dos décadas. "Ya no basta con que cada individuo acumule al comienzo de su vida una reserva de conocimientos a la que podrá recurrir después sin límites. Sobre todo debe estar en condiciones de aprovechar y utilizar durante la vida cada oportunidad que se le presente de actualizar, profundizar y enriquecer ese primer saber y de adaptarse a un mundo en permanente cambio" (Delors,1996.Cursivas del autor)
 
Nos vemos inmersos en la 4ª Revolución Industrial donde los empleadores no pueden seguir siendo meros consumidores pasivos de trabajadores competentes, los políticos han de liderar profundos cambios tanto en el sistema educativo como en el mercado de trabajo y la ciudadanía está llamada a involucrarse en procesos de aprendizaje permanente.
 
La mayoría de los analistas coinciden en que esta gran transformación tecnológica, económica y social va a afectar mucho más que las anteriores al trabajo en general y al mercado laboral en particular. Todo apunta a que la irrupción de la inteligencia artificial conducirá a que las máquinas desempeñen funciones hasta ahora impensables y a cambiar drásticamente el panorama mundial del empleo, como ya lo está haciendo ahora la robótica.
 
El impacto de la hiperconectividad de las personas, de la gran capacidad de almacenaje y procesamiento de datos y de disciplinas como las neurociencias van a cambiar nuestro mundo, igual que ocurrió en el siglo XVIII con la máquina de vapor, en el XIX con la electricidad y en el XX con la digitalización. La era del trabajo manual está dando paso a la era del trabajo mental. El trabajo no dejará de existir, pero si cambiará la naturaleza de las tareas. "No cambia lo que hacemos, sino lo que somos", según el fundador del Foro Económico Mundial (Klaus_Schwab).
 
"La cuarta revolución industrial, que abarca avances en áreas un tanto inconexas como inteligencia artificial y aprendizaje automático, robótica, nanotecnología, impresión 3-D, genética y biotecnología, provocará en los próximos CINCO años una transformación generalizada no sólo de los modelos de negocio, sino también de los mercados de trabajo, con enormes cambios previstos en el conjunto de competencias necesarias para prosperar en el nuevo escenario (WEF,2016).
 
Como viene manteniendo Harold Jarche (http://jarche.com/), asistimos al nacimiento de un nuevo paradigma laboral, donde el trabajo estandarizado, basado en el tiempo, y el mejoramiento técnico de destrezas / habilidades se desplaza hacia el trabajo personalizado, creativo e innovador.
 
Durante mucho tiempo, las grandes compañías han gestionado sus recursos humanos bajo criterios de obediencia, diligencia e inteligencia personalizada. Ahora, la mayoría de las empresas emergentes promocionan sobre todo el desarrollo del talento: iniciativa, creatividad, pasión. El aprendizaje se mueve de lo formal a lo informal, el conocimiento evoluciona de lo explícito a lo implícito y el valor cambia de lo tangible hacia lo intangible.

Nuevo paradigma laboral, según Jarche.

En esta "Era del flujo continuo" (J. Seely Brown), de la "Modernidad líquida" (Z. Bauman) y ante "La paradoja de la elección" (B. Schwart) las competencias participativas y personales tienden a compensar la primacía asignada hasta ahora a las habilidades y destrezas, al tiempo que obligan a un replanteamiento de la intervención educativa y en particular de la formación profesional, focalizándose en los cuatro aprendizajes esenciales propuestos por la UNESCO en su inolvidable informe (Delors,1996).
  • Aprender a conocer: Incrementar el dominio de saberes generales y especializados, que faciliten la máxima comprensión posible de nuestro entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), donde ser especialista en algo, acumular muchos conocimientos en un ámbito específico, puede ser condición necesaria, pero ya no es suficiente.
 Es preciso aprender a aprender, avivar la curiosidad, estimular el sentido crítico y ejercitar el pensamiento convergente y divergente, la atención y la memoria, para poder descifrar la realidad mediante conocimientos representacionales y aportar renovación, reestructuración y reformulación de los problemas pasados, presentes y futuros.
  • Aprender a hacer:Conjugar los conocimientos representacionales con los operacionales, aplicarlos a situaciones concretas, utilizar procesos e instrumentos adecuados a las actividades pertinentes, solucionar problemas de forma autónoma y transferir con ingenio las experiencias adquiridas a nuevas situaciones. 
Es cuestión de propiciar la vivencia y resolución de situaciones, que requieran localizar, seleccionar y utilizar informaciones significativas para lograr los resultados deseados con una correcta planificación, organización y ejecución de los procesos interactivos, así como un control continuo de la consecución de los objetivos propuestos.
  • Aprender a vivir juntos: Desarrollar la percepción de la diversidad humana, concienciar de las semejanzas e interdependencia de las personas, favorecer actitudes de comportamiento tendentes hacia objetivos comunes, preparar para afrontar y solucionar conflictos, respetando la pluralidad de opciones. 
Requiere mostrarse atento a la evolución del entorno, predispuesto al entendimiento interpersonal, dispuesto a la comunicación y cooperación con los demás, para interactuar con respeto y tolerancia y colaborar de manera activa y responsable que conlleva el trabajo en equipo, cada vez más ineludible.
  • Aprender a ser: Propiciar la autonomía de pensamiento, juicio, sentimientos e imaginación, para desarrollar la propia personalidad, actuar conforme a sus convicciones, asumir responsabilidades, tomar decisiones contrastadas y relativizar posibles frustraciones, hasta "llegar a ser el que eres" (Goethe). 
Contribuye a ello una actitud positiva ante la vida, una imagen realista de si mismo, autoestima y seguridad en uno mismo, honestidad, disposición para el aprendizaje, flexibilidad y adaptación al cambio, motivación, iniciativa e involucración, empatía, paciencia y sentido del humor.
 
Difícilmente se pueden desarrollar estos aprendizajes fundamentales, si no se cuenta con sistemas de educación y formación:  a) Completos: Comprensivos de todos los factores educativos, que posibilitan el desarrollo de la competencia de acción profesional; b) Flexibles: Adaptables constantemente a los cambios estructurales y predispuestos a contrarrestar sus posibles efectos negativos en determinados grupos de personas; c) Motivadores: Capaces de incentivar procesos de aprendizaje que permitan a las personas aprovechar y utilizar durante toda la vida cada oportunidad que encuentren a la hora actualizar, profundizar y enriquecer su formación básica; d) Integradores: Dispuestos a aglutinar los esfuerzos de todos los proveedores de formación y conectar aquellos con las demandas de la sociedad.
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