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Smart pupils: Proyecto multidisciplinar para fomentar las vocaciones científico-técnicas

Artículo de opinión


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Anna Forment, Business Leader de Sector Público de Everis (Barcelona)
Para dar respuesta a una realidad que pone de manifiesto el desajuste creciente entre demanda y oferta de profesionales científico-técnicos debemos abordar el fomento de las vocaciones científico-técnicas a través de medidas estructurales y transversales que mejoren la propensión a estudiar disciplinas científico-técnicas desde la educación primaria.
 
Además del fomento de las vocaciones científico-técnicas el s.XXI plantea la necesidad de fomentar nuevas competencias esenciales: el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la comunicación.
 
Con este objetivo se concibe el proyecto Smart pupils. Es un proyecto transnacional, financiado por la Unión Europea dentro del marco de los proyectos ERASMUS+, que pretende fomentar las propensión a estudiar disciplinas científico-técnicas de los alumnos de entre 12 y 14 años a través de un proyecto de innovación educativa basado en el aprendizaje colaborativo. Todo ello inspirado en un modelo de open-schooling y enfocado a la resolución de problemas.
 
El proyecto está participado por un consorcio europeo en el que intervienen diferentes socios con diferentes roles. Dos de los socios son instituciones públicas -la Communaute des communes de la Léze (Francia) y la Generalitat de Catalunya-, cuatro de los socios son las escuelas participantes -Escola Virolai (Barcelona), Institut Ernest Lluch (Barcelona), Còllege André Saint Paul (Francia) y Còllege Francois Verdier (Francia)- y, por último, dos de los socios son empresas que aportan la metodología -the social coin (España) y everis (España).
 
Smart pupils plantea un programa educativo participativo y colaborativo. Participativo porque los alumnos actúan como sujetos activos no sólo en su implementación sino también en su concepción, y colaborativo porque se trabaja transversalmente entre las distintas asignaturas. Se plantea el trabajo en equipos dentro de la misma escuela, entre escuelas y se invita a participar a las familias y al entorno social de cada una de ellas.
 
El proyecto se estructura en actividades a desarrollar en cada trimestre escolar, enfocadas a resolver algún problema identificado en su entorno.
 
Durante el primer trimestre, los alumnos tienen que diseñar una maqueta de su ciudad, barrio, vecindario o comarca en el que se representen los principales elementos del entorno y se identifiquen sus los principales problemas.
 
Durante el segundo trimestre, se estratifican los principales problemas identificados y se analizan sus diferentes variables para llegar a delimitar en qué problema van a focalizar los esfuerzos. Los alumnos tienen que delimitar el problema a resolver, identificando los agentes implicados y el alcance del problema a resolver.
 
Durante el tercer trimestre, tienen que desarrollar la solución al reto identificado. Los alumnos podrán implementar desde enfoques conceptuales hasta soluciones concretas.
 
Para el diseño de las distintas actividades se proporcionan herramientas a los docentes para facilitar la construcción de los distintos entregables del proyecto. Estas herramientas y materiales se estructuran en recomendaciones, fichas de actividad y materiales de ejemplo.
 
Unos de los aspectos relevantes del proyecto no es sólo el enfoque en la resolución de problemas, sino la concepción colaborativa del mismo. Smart pupils se concibe como un proceso de aprendizaje colaborativo en el que la escuela se abre a su entorno inmediato (familias, agentes sociales del entorno inmediato, industria...) por lo que en las distintas fases del proyecto los alumnos podrán incorporar la participación del entorno en el diseño de las actividades.
 
Además está previsto realizar 4 encuentros transnacionales para fomentar el intercambio de experiencias entre las diferentes escuelas participantes. Este intercambio de experiencias se plantea en los diferentes niveles de participación, es decir, promover el intercambio no sólo entre los profesores sino también entre los alumnos. Esto permite enriquecer los recursos metodológicos y trabajar la colaboración entendida como una competencia relevante para el siglo XXI.
 
Adicionalmente, el proyecto se gestiona a través de una plataforma colaborativa en la que los alumnos y profesores depositan los materiales que van generando y permite el intercambio entre los diferentes grupos de trabajo de las cuatro escuelas participantes en el proyecto.  Está previsto, además, organizar teleconferencias entre los distintos equipos para intercambiar experiencias de manera habitual.
 
Asimismo, el proyecto prevé la evaluación de la evolución de la propensión a estudiar disciplinas científico-técnicas de los alumnos que han participado en contraposición a los alumnos que no han participado. A este efecto, se aplica una metodología probada, basada en un análisis cuantitativo y cualitativo, en la que se analiza la evolución en la propensión a estudiar disciplinas científico-técnicas según los principales determinantes que interfieren en la decisión (percepción de las propias capacidades del alumno/a, entorno familiar, entorno educativo, percepción del entorno laboral…).
 
Se ha evaluado la propensión a estudiar disciplinas científico-técnicas de los alumnos en el momento inicial del proyecto y se evaluará también al final para valorar su evolución. La evaluación contempla un contraste cualitativo con el fin de identificar cuáles son las variables determinantes en el cambio en la propensión. Además, el modelo de evaluación añade un grupo de control de alumnos que no han participado en la actividad para poder evaluar la significación relativa de participar en la misma.
 
Smart pupils es sin duda un proyecto que pretende probar un nuevo enfoque pedagógico adaptado a las necesidades educativas que plantea el paradigma social y tecnológico del s.XXI.
 
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