Para resolver estas dudas, hemos planteado a los expertos cuáles son los principales retos de la formación continua. Además, en este nuevo Monográfico sobre Formación Continua del Profesorado, hemos recopilado las 5 competencias que el profesorado debería potenciar.
Los retos de la formación continua del profesorado
Reciclarse y mantenerse actualizado es fundamental en cualquier sector profesional, pero especialmente en el mundo educativo, cuyos profesionales, además de estar al día en cuanto a conocimientos, deben hacer frente a situaciones que demandan atención, concentración y que a menudo suponen estrés laboral.
La formación continua no sólo se limita a la adquisición de nuevas competencias, resulta imprescindible para dar respuesta a las necesidades actuales, mejorar a nivel personal y profesional y construir una base para la innovación y la investigación educativas.
La dificultad llega cuando preguntamos a los docentes si la formación continua actual da respuesta a todas estas necesidades. En este sentido, Federico Malpica, fundador y director del Instituto Escalae para la Calidad de la Enseñanza-Aprendizaje, se muestra tajante: básicamente la formación continua del profesorado no está funcionando. Es muy difícil que un docente se atreva a desarrollar nuevas formas de trabajo en el aula simplemente por asistir a un cursillo, taller, seminario o atender un curso online. Desde su punto de vista, el error recae en la metodología utilizada para formar al profesorado, el reto es ir dejando formaciones generalistas y descontextualizadas, para centrarnos en aprendizajes más situados, modelos donde seamos capaces de aprender unos de otros en nuestra propia institución educativa y con otros colegas de profesión.
Para Teresa de Dios, Directora de Formación e Innovación Docente de la Universidad Francisco de Vitoria, el principal reto de la formación continua del profesorado es cambiar el foco del proceso de formación continua. En general, los cursos de formación continua se centran en la adquisición de más conocimientos, pero en cambio, sería necesario potenciar competencias como la comunicación entre toda la comunidad educativa: Los conocimientos teóricos son fundamentales pero no son suficientes, el docente excelente complementa el amplio conocimiento de la materia que enseña con las destrezas y actitudes necesarias para lograr involucrar en el proceso de enseñanza-aprendizaje a todos los agentes que en el intervienen, principalmente a los estudiantes, pero también a otros grupos de interés que toman parte de la experiencia educativa (familia, círculos de influencia, agentes sociales, sociedad en general).
Por último, otro reto en la formación del profesorado es introducir la evaluación como factor destacado en la mejora continua. El último estudio TALIS, publicado por la OCDE, constata que el 36% de profesores españoles nunca ha sido formalmente evaluado por método alguno, cifra más de cinco veces superior a la de la media OCDE que se sitúa en un 7%. Este aspecto es especialmente negativo para la evolución y la mejora continua de la práctica docente, ya que las conclusiones del Informe TALIS muestran que la información que reciben los docentes tras una evaluación de su trabajo tiene efectos positivos en la enseñanza en el aula.
Las 5 competencias que mejoran la práctica docente
No existen fórmulas mágicas. El primer paso es que cada docente haga un ejercicio de introspección sobre sus propias competencias, evalúe cuáles son necesarias en su situación laboral concreta y analice en qué aspectos debe mejorar.
Desde Educaweb, os proponemos las 5 competencias que los docentes deben potenciar para este 2016:
- Planificación y organización. La primera competencia a desarrollar es la planificación, no solo para los docentes que acaban de empezar, también para las personas que llevan años de trayectoria profesional y tienen la materia a impartir "dominada". Es muy útil organizar el temario en función del tiempo disponible teniendo en cuenta los cambios eventuales, buscar metodologías innovadoras y planificar su introducción, anticiparse a las nuevas situaciones y a las propias limitaciones…
- Capacidad de adaptación al cambio. Aunque parezca una contradicción respecto a la competencia anterior, la adaptabilidad resulta fundamental para hacer frente al nuevo modelo de gestión académica y la situación en las aulas. Los docentes y la dirección de un centro educativo, independientemente de la titularidad o etapa académica, deben manejarse en situaciones que requieren rapidez de reflejos, flexibilidad y respuestas adecuadas al contexto.
- Innovación y TIC. En otras ocasiones hemos explicado que las TIC no son ni buenas ni malas por sí mismas; el profesorado ha de ser capaz de desenvolverse de forma adecuada y pedagógica con las TIC y combinar las metodologías tradicionales con formas innovadoras de enseñanza. Lourdes Guardia, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya, afirma que es necesario formar en el uso de las TIC desde un enfoque pedagógico y didáctico y no solo desde un punto de vista meramente instrumental.
- Comunicación. Un docente excelente ha de mantener una comunicación frecuente y significativa con los estudiantes, las familias, el resto de profesorado y la comunidad educativa. Siempre puede mejorarse en esta competencia, incluyendo metodologías para favorecer la interacción en el aula, buscando canales de difusión de la información para las familias, mejorando la comunicación en otros idiomas y analizando las propias carencias en la comunicación oral y escrita.
- Las profesiones del sector educativo implican un compromiso social. El educador forma parte de la construcción de la cultura y la sociedad, ya que se encarga de difundir el conocimiento y construir la forma en la que los alumnos ven el mundo. Ser consciente de la importancia de esta misión y de la capacidad transformadora de la educación es una competencia que se debe potenciar a través de la implicación con el trabajo.