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Oposiciones: ¿un proceso de selección adecuado?
Artículo de opinión
¿El sistema de oposición es el más adecuado para acceder a un puesto en la administración pública¿ ¿Qué cambios se deberían llevar a cabo para optimizarlo?
En este monográfico hemos querido ir más allá y preguntar a los expertos si el sistema de oposición es el más adecuado para acceder a un puesto en la administración pública y qué cambios se deberían llevar a cabo para optimizarlo.
¿En qué consisten unas oposiciones?
Las oposiciones son la vía principal para acceder a un empleo en la administración pública y consisten en la realización de un examen que determina la capacidad y la aptitud de las personas que se presentan. Los exámenes y otras pruebas varían en función de la oposición a la que se presenta el candidato, así como el nivel de dificultad y el número de temas que se debe estudiar.
Generalmente, el número de candidatos supera el número de plazas, así pues, los opositores son evaluados en función de la puntuación de los exámenes y los méritos acumulados. Además, algunas oposiciones, como por ejemplo las del cuerpo docente tienen pruebas específicas:
- En la primera parte del examen se valoran los conocimientos teóricos y su aplicación sobre unos supuestos prácticos, mediante la realización de una serie de ejercicios.
- En la segunda parte se valoran la aptitud pedagógica y dominio de las técnicas docentes a través de la exposición oral de una programación didáctica y una unidad didáctica.
El sistema de oposición también varía en función de la administración convocante (municipal, autonómica, estatal, europea…).
¿Las oposiciones son adecuadas para valorar la idoneidad de un candidato?
La administración pública siempre ha llevado consigo la imagen de ser un ámbito laboral excesivamente burocrático e inmovilista. Antoni Biarnés, coordinador del Fòrum d'Entitats per la Reforma de l'Administració pública, reconoce que la administración ha ido cambiando, en general para mejor, pero aún estamos lejos de que sea más uno de los motores de la sociedad y menos uno de sus lastres.
El 26 de octubre de 2012 el Consejo de Ministros aprobó un Acuerdo por el que se crea una Comisión para la reforma de las Administraciones Públicas, que trabaja para reformar la administración pública estatal teniendo en cuenta unas indicaciones de la OCDE. Las últimas medidas llevadas a cabo están relacionadas con la digitalización del sistema (como la creación del portal "Tu Seguridad Social") y la cooperación entre el Estado y las comunidades autónomas (como la planificación en materia de gestión de carreteras). Para Antoni Biarnés son necesarias aún muchas reformas: desde la de la función pública (para hacerla más meritocrática y más productiva) hasta la de simplificación y optimización de las organizaciones y de los procesos, pasando por la digitalización y la administración electrónica, la transparencia y el gobierno abierto, la evaluación y la apuesta por la calidad, la introducción de la figura de los directivos públicos profesionales, la colaboración interadministrativa, etc.
Los expertos coinciden en afirmar que el sistema de acceso a la función pública es otro aspecto que requiere cambios. Aunque se fundamenta en los principios de igualdad, mérito y capacidad, en muchos puestos de trabajo superar la oposición y obtener la plaza no garantiza que la persona sea la que reúne el mejor perfil profesional para desempeñar la profesión. Antoni Biarnes considera que debería actualizarse el sistema de pruebas de acceso a la ocupación pública en función de las competencias requeridas en cada caso, adecuando el contenido de las pruebas a cada ámbito funcional.
Manuel Bagüés y Berta Esteve-Volart en el estudio Selección y rendimiento en la función pública publicado en 2012 por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, afirman que la modernización de la Administración Pública requiere, entre otros cambios, mejorar sus métodos de selección, así como los métodos para la evaluación del rendimiento. Entre los aspectos que requieren una reforma destacan los conocimientos que evalúan y la forma de hacerlo (exámenes memorísticos), la longevidad de la carrera del opositor y la falta de precisión en la evaluación.
Las propuestas de los autores van en la línea de eliminar cualquier posibilidad de favoritismo, aumentar la calidad de la evaluación con dobles correcciones, dedicar más tiempo a evaluar a los candidatos con posibilidades reales de obtener la plaza, limitar el número de años que un opositor puede presentarse a una misma plaza y mejorar la evaluación del rendimiento de los funcionarios que ya están trabajando.
Por último, no solo es necesario mejorar el sistema de acceso a la función pública, también sería recomendable un cambio en la forma de prepararse para el examen. Beatriz Castro, Psicóloga Clínica y Forense. Coordinadora del Área de Gabinetes de Grupo Shinè, afirma que el tiempo que dedica un opositor a preparar y memorizar el temario, probablemente ese tiempo sería mucho más productivo si además se le enseñaran pautas de planificación, organización, gestión del tiempo, control de la ansiedad o manejo de la frustración.
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